El ministro de Economía describió cómo es su gestión al frente de la cartera, además de cómo se encarará el 2023 con respecto a la producción, las importaciones y las exportaciones. Los industriales recibieron sus definiciones con expectativa.
Ayer se realizó la 28° Conferencia Industrial de la Unión Industrial Argentina (UIA), donde el ministro de Economía, Sergio Massa, aseguró ante los industriales que “el proceso de estabilización aún no terminó, debemos fortalecer el programa de reservas del Banco Central, mostrar gestos de austeridad desde el Estado frente a la crisis”.
El ministro consideró que al Gobierno aún le “falta poner valor agregado para poder equilibrar y fortalecer nuestras reservas de dólares, además de potenciar sectores como hidrocarburos”, en una alusión a lo que se espera del gasoducto Néstor Kirchner. Dicha afirmación sucede una semana después de que las empresas del sector advirtieran por los problemas de importación de insumos.
El ministro recibió aplausos del auditorio cuando sostuvo que desde el oficialismo quieren que “los dólares de las reservas sean para el trabajo y la producción, y no para la especulación o para bienes terminados que no necesitamos”. Sin embargo, ayer se conoció el dato de que el Banco Central volvió a vender US$ 95 millones y se encuentra casi US$ 700 millones abajo este mes.
“Lo que tienen que sentir es que el ministerio no es un enemigo sino un aliado para generar mayor trabajo y producción para la Argentina“, aseguró Massa durante su alocución, en lo que pareció más una arenga para motivar a los empresarios que una expresión de alguna política pública concreta.
El ministro es optimista respecto a su gestión, confiado en que “en la medida que se pongan incentivos y se cuiden los dólares se va a poder dar a la argentina un proceso industrial de competitividad más adecuado”.
El ministro pidió a la industria del litio que le sume valor agregado, consideró que en la industria del conocimiento el país debe hacerse fuerte regionalmente y también aseguró que se impulsará la biotecnología para el agro. Esas tres áreas representan una esperanza para el gobierno, que necesita desesperadamente que ingresen divisas a las arcas del Banco Central.
Sin embargo, en los hechos existe una fuerte resistencia desde sectores del mismo gobierno a los desarrollos tecnológicos en el campo, así como también hay algunos que se oponen a la minería de litio por considerarla una industria “extractivista”.
Finalmente, el dólar tecnológico que se anunció hace unas semanas no ha logrado seducir a los trabajadores que venden servicios al exterior, que prefieren evitar ponerse bajo el radar del Estado y seguir cobrando su trabajo a través de criptomonedas y otras estrategias que evitan la pesificación forzada y desventajosa de sus honorarios.
“Argentina crece cuando la industria y el campo se dan la mano y se suma el valor agregado a nuestros commodities”, cerró. Sólo le faltó decir que el país debía convertirse en el supermercado del mundo para repetir todos los lugares comunes que se escuchan cada año. Los industriales lo despidieron con aplausos.
Importaciones
El empresario Miguel Ángel Rodríguez, secretario de la UIA y director de la empresa Sinteplast, le reclamó a Massa por el impacto de las importaciones en la actividad: “Vemos retraso en las aprobaciones, que ya afecta la cadena productiva, y hay empresas que ya están teniendo problemas. La fecha de pago para el 99% de las empresas no son adecuadas a los valores que el mercado puede conseguir. Nos damos vuelta para conseguir financiación y no conseguimos a nadie, porque los plazos a 180 días no existen. Vamos a necesitar plazos normales”.
Ante el planteo, Massa anticipó tres medidas que aplicarán: sumarán créditos del Banco Nación para financiar importaciones, cambiarán la regla anual para acceder a importaciones, y sumarán a un miembro de la UIA a una mesa del Gobierno para discutir situaciones críticas.
Primero, mencionó el cambio en los plazos de acceso a divisas y en los nuevos anticipos: “No queremos que paguen justos por pecadores. Por eso, bajamos de 180 a 60 días el acceso a las divisas, y cambiamos el régimen de anticipo a u$s 50 mil”.
Luego, mencionó la nueva disponibilidad de créditos. “Estamos trabajando con el Banco Nación para establecer un nuevo sistema. Porque la mayoría de los bancos argentinos en el exterior son corresponsalías de bancos argentinos. Pero el Banco Nación en Nueva York y Madrid son bancos, así que vamos a habilitar un mecanismo de financiamiento para quienes necesiten acceso a importar”, detalló Massa. Además, informó que van a fondearlo con organismos multilaterales, que den un mecanismo de garantía.
Por otro lado, Massa anticipó que la UIA tendrá un lugar central en la toma de decisiones, en la típica forma encubierta de corporativismo que permite que unas empresas prosperen por sobre otras.
Finalmente, Massa anticipó que en 2023 buscarán establecer una nueva “regla” para establecer cuánto puede importar una empresa, según las importaciones pasadas. “El régimen de dólares va a ser para los sectores productivos, no para la gente que hace rulos o timbas desde el sector financiero sobre el Banco Central”, lanzó Massa, y recibió uno de los mayores aplausos de su discurso.
“Cuando llegamos al Ministerio había pedidos acumulados por US$ 39 mil millones, no es un número que la producción necesite para funcionar”, consideró, obviando que los múltiples tipos de cambios favorecen la especulación por parte de lo importadores, que con la venia de contactos en el Estado agrandan sus márgenes de ganancia (tal como ha ocurrido en los textiles, que aumentaron por encima de la inflación).