La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) realizó un nuevo informe de perspectivas económicas para los países de América Latina.
En relación a la Argentina, el organismo reseño que tras la desaceleración económica que se registró a finales de 2022 la previsión es que el PIB se contraiga un 1,6% este año y que se recupere un 1,1% en 2024. Indicó que el mercado laboral mejoró, aunque aclaró que la próxima recesión podría general una caída del empleo y resaltó que la informalidad trepó bruscamente, acercándose al 40%.
Destacó que la inflación ya superó el 100% anual y advirtió que se mantendrá en niveles altos a corto plazo.
Además, planteó que los estrictos controles de capital y la incertidumbre política ante las elecciones de octubre frenarán la inversión y el consumo. “Cabe esperar que el gasto público disminuya durante este año, a medida que se reduzcan los subsidios a la energía y el cumplimiento de los objetivos fiscales exija una mayor contención del gasto”, sumó.
Según la OCDE, la reducción de las transferencias del Banco Central al Tesoro debería reducir las presiones inflacionarias a medio plazo, estrechar la brecha entre el tipo de cambio oficial y paralelo, y disminuir el riesgo de devaluación repentina.
“La estabilización de la situación macroeconómica y el descenso de la inflación serán fundamentales para reducir la elevada pobreza y hacer frente a las crecientes presiones sociales”, aseguró.
La OCDE destacó en su análisis que el crecimiento económico se contrajo en el último trimestre de 2022 principalmente por el descenso de la inversión y del consumo privados. “Los indicadores a corto plazo apuntan a una nueva contracción durante la primera mitad de 2023, a medida que la producción agrícola se ve afectada por la grave sequía”, agregó.
Mencionó también la disminución en la confianza de los consumidores y lo asoció a la aceleración de los precios, un fenómeno que, según consignó, llevó a la inflación al nivel más alto en más de 30 años, en medio de una brecha cada vez mayor entre el tipo de cambio oficial y el paralelo.
“Sin un ancla formal de las expectativas inflacionarias, la inflación está ampliamente extendida y la subyacente se sitúa en el 105%”, explicó.
Los especialistas del organismo internacional advirtieron que los riesgos sobre las perspectivas económicas están orientados a la baja. “Las escasas reservas de divisas, las estrictas restricciones monetarias y los grandes volúmenes de bonos del Banco Central en circulación en un contexto de inflación y tasas de interés al alza podrían provocar una devaluación de la moneda, una espiral inflacionista y la incapacidad de cumplir los objetivos fiscales actuales”, manifestaron.
“Las presiones políticas para aumentar el gasto ante el deterioro de la situación económica también podrían poner en peligro el ajuste fiscal previsto. Por el lado positivo, una mayor demanda mundial de las exportaciones argentinas podría dar lugar a un aumento del crecimiento y de la entrada de divisas, reduciendo la presión sobre el tipo de cambio”, analizaron.