Martín Tetaz economista especializado en Economía del Comportamiento, consideró que las inversiones privadas van a demorarse hasta tanto cambie el clima de negocios y advirtió sobre lo compleja que puede volverse la situación fiscal si Argentina no crece
Martín Tetaz es economista, graduado en la Universidad Nacional de La Plata, especializado en la interrelación de la economía y la psicología (economía del comportamiento) y autor del libro Casual Mente. Invitado a disertar en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas, dialogó con Comercio y Justicia y se refirió a la situación coyuntural del país.
-¿Cómo analiza la actualidad económica nacional?
-Un colega me dijo una metáfora de la situación actual que me parece muy apropiada. Me dijo: “La economía todavía está en obras”. Y esto es como cuando está en obras tu casa: sabías que el baño no daba más y tuviste que contratar albañiles y todo es un caos porque dijeron que iban a tardar dos semanas y van cuatro y no se van, porque te dijeron que ibas a gastar 40 mil pesos y llevas gastado 50 mil y no terminaron, pero sabés que es algo que tenías que hacer; se está haciendo y durante la obra todo va a ser un lío bárbaro pero tenés el horizonte claro de que, cuando haya terminado, el baño va a estar en condiciones. Cuando miramos la confianza empresarial que elabora la universidad Torcuato Di Tella, se puede ver que todas las mediciones que se hacen con respecto al futuro son mejores, es decir, la gente siente que la economía está en un momento muy malo pero las expectativas de recuperación son muy buenas. Un poco sucede lo de la profesía autocumplida de que si todos creemos que la economía va a recuperarse se toman decisiones en ese sentido: los inversores toman decisiones de inversión, los comerciantes abren ahora o por lo menos no cierran, los consumidores tienen paritarias ahora y en julio cobran los aguinaldos y se empieza a recuperar el consumo también. Entonces, la verdad es que las perspectivas, si se confirma que la inflación se está frenando y se consolida durante el segundo semestre, son buenas.
-Recién mencionaba que la inversión seguramente va a venir más del lado de lo público que de lo privado, que se va a demorar por una cuestión de credibilidad y clima de negocio ¿cómo analiza el tema del gasto público en este sentido?
Primero hay que aclarar que el Gobierno nunca dijo que iba a achicar el gasto, sino que iba a cerrar el déficit vía incremento de los ingresos, es decir, que iba a sostener el gasto en términos constantes y que apostaba al crecimiento de la economía porque ese crecimiento iba a generar los ingresos para tapar el agujero fiscal. Ahora, yo no le creo mucho, y todas las medidas que se han ido anunciando son expansivas del gasto, con lo cual, si antes era importante que la economía creciera, ahora es fundamental. Si la economía no empieza a crecer rápido y sobre todo fuerte el año que viene, la situación fiscal va a ser muy compleja. La única que le queda a este modelo -hoy como está planteado- con un crecimiento del gasto fuerte, es que haya un fortísimo crecimiento de la economía el año que viene para que de alguna manera compense. Si eso no sucede, si no hay crecimiento fuerte de la actividad económica y, por lo tanto, de la recaudación, el déficit se va a empezar a complicar y tarde o temprano va a haber problemas de nuevo con el financiamiento de ese déficit.
-La inversión privada ¿va a demorase?
-Sí, porque es una cuestión de que hasta que no esté más claro el panorama y aparezca la inversión pública, no se van a dar las inversiones privadas. Pasó también en la crisis de 2003. Nunca aparece antes la inversión, siempre aparece después de que empieza a recuperarse la economía. Después tracciona como motor, pero nunca tracciona primero. Los que normalmente van al frente son el consumo, el sector externo o el sector público, como en este caso. A mí me gusta la analogía de la playa, en la que uno se mete de a poquito al mar cuando no hay guardavida, salvo que uno vea que más adelante hay otra persona metida y hace pie y no pasa nada. Entonces a uno le da seguridad ir entrando al mar, porque al que está adelante no le pasa nada. Ésa es un poco la analogía de la inversión privada. Cuando el que quiere invertir ve que hay otros que ya lo hicieron, siguen en pie y no les pasó nada, invierte y ahí arranca la inversión privada. Si no hay nadie adelante, nadie invirtió, entonces la inversión privada se queda en la orilla.