Especialistas en la materia consideraron improbable que el Gobierno desarme el aparato proteccionista. “No hay condiciones políticas para ello”, indicaron, aunque reconocieron las dificultades del país para integrarse al mundo.
Argentina quedó obligada por la Organización Mundial de Comercio (OMC) a desarmar sus sistemas de control de importaciones y administración del comercio exterior, luego de perder un recurso de apelación en el conflicto que le siguen unos 40 países ante ese organismo. Sin embargo, especialistas en la materia creen que la gestión de Cristina Fernández desoirá el exhorto, ante lo cual el país podría verse afectado por la aplicación de medidas restrictivas contra exportaciones de origen argentino.
“No creo que Argentina se alinee porque eso implicaría cambiar toda su política respecto del control y administración del comercio internacional, como le llama el Gobierno”, le contestó a Comercio y Justicia Eduardo Serena, abogado y asesor en comercio exterior. “Y estimo que no hay condiciones políticas para que eso se lleve a cabo”, agregó.
“Hay que entender que aquí hay un alejamiento de Argentina del concierto de las naciones de occidente. Esto es una cuestión más de tinte geopolítico en la que se busca un acercamiento a los países de oriente, como China”, dijo. “Si bien el tema en cuestión tiene que ver con la economía y el comercio internacional, hay una decisión política de parte de Argentina de no respetar las reglas del comercio de occidente”, remarcó.
Por su parte, Miguel Ponce, ex gerente de la Cámara de Importadores (CIRA) y director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI consideró: “Todo esto demuestra las dificultades que estamos teniendo para integrarnos al mundo”.
Reclamo internacional
La Unión Europea (UE), Estados Unidos y Japón presentaron reclamos en contra de Argentina entre mayo y agosto de 2012, por lo que consideraban un uso abusivo de las licencias no automáticas para la importación (LNA).
Otros países -como Australia, Canadá, China, México, Ecuador, India, Israel, Noruega y Suiza- se habían sumado a la serie de reclamos en condición de “terceros afectados” por las barreras aduaneras de Argentina.
Vale recordar que el Gobierno nacional había apelado en septiembre último el fallo emitido en primera instancia por el órgano de solución de conflictos de la OMC, el cual dictaminó que Argentina viola las reglas del derecho internacional al imponer obstáculos a la importaciones de bienes europeos, estadounidenses y japoneses.
El organismo internacional había considerado el pasado 22 de agosto que las restricciones aduaneras que el Gobierno viene usando son “incompatibles” con la normativa del organismo. Ante ese escenario, el Ejecutivo Nacional presentó un recurso el 26 de septiembre ante el Organismo de Apelación de la OMC para que se revisara la sentencia, pero ayer recibió un nuevo revés al ser ratificada la decisión.
Este nuevo fallo reabrió la posibilidad de que Estados Unidos, la UE, Japón, México y una decena de países limiten las importaciones procedentes de Argentina a modo de represalia en caso de que no se acatara la decisión tras perder la disputa.
“Las consecuencias no serán inmediatas, y por eso es casi seguro que este gobierno va a esperar la aplicación de medidas más profundas por parte de estos países. Hay que tener en cuenta que este año habrá elecciones y seguramente dejará este tema para que lo solucione el que siga”, indicó Serena.
Resolución en contra
Según se informó oficialmente, el tribunal de apelaciones de la OMC informó ayer en Ginebra que “Buenos Aires tiene que cumplir con las reglas del comercio internacional”. El extenso informe derrumba los argumentos expuestos por la Cancillería argentina en septiembre, cuando se conoció el fallo de primera instancia.
Una de las principales medidas aplicadas por la Argentina es la Declaración Jurada Anticipada de Importaciones (DJAI), un paso establecido desde la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que obliga al importador a detallar los bienes que desea ingresar al país.
Entre otros argumentos, el Gobierno nacional consideró que tal medida constituye una formalidad aduanera de legislación interior, pero el tribunal de apelaciones avaló la tesis de que las DJAI son una “restricción al comercio” que viola la normativa OMC.
El fallo definitivo considera que otras medidas, como las demoras en la liberación de licencias no automáticas, la obligación impuesta a las empresas de exportar para poder importar o la de imponer obligatoriedad de componentes locales incurren también en violación de las normas del comercio internacional.
Vale reconocer que, a partir de este momento, Argentina tiene derecho a pedir un último recurso de reconsideración, pero es altamente probable que también sea rechazado.
En ese sentido, en caso de que no cumpla con las exigencias del organismo, la OMC puede autorizar a los demandantes a adoptar medidas restrictivas contra exportaciones de origen argentino.
Daños colaterales
EEUU dijo que las trabas afectan el empleo“Las medidas proteccionistas de Argentina impactan sobre un amplio segmento de exportaciones estadounidenses, afectando un potencial de miles de millones de dólares al año en envíos de Estados Unidos que son la base de empleos de alta calidad para estadounidenses de clase media”, señaló ayer el representante comercial estadounidense Michael Froman en un comunicado. Asimismo, calificó que la decisión tomada por la OMC es “un gran triunfo” para su país.
Objetados
Los puntos que la OMC consideró ilegales:– Las desaparecidas licencias, así como también la forma en que se aplican actualmente las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI).
– Los planes “1 a 1”, es decir, la obligación que tienen empresas de un amplio abanico de sectores de exportar por un valor similar al que pretenden importar.
– La exigencia de incrementar el contenido nacional bajo la pena de limitar el ingreso de insumos del exterior, como sucedió con la industria de motos, entre otros sectores.
– La investigación también analizó la prohibición de girar utilidades, medida que también es contraria a las normas de comercio internacional.
Cabe destacar que este conjunto de herramientas se volvieron vitales para la gestión, dado que el superávit comercial se convirtió en la única fuente genuina de dólares.