La actividad “ya no aguanta más” y mientras algunos locales cierran, otros caen en la ilegalidad. Después de meses sin retocar los valores referenciales, anoche votaron una suba de 10%. El incremento se definió en ese porcentaje para que no sea “excesivo”. Por Javier De Pascuale – [email protected]
“De las 2.400 panaderías de la provincia, 45% ó 50% -es decir más de 1.000- trabajan en forma ilegal. Viene de hace años, pero en los últimos tiempos se agravó, porque ante la desesperación por la situación de la actividad, algunos hasta se vuelcan en la ilegalidad. Lo hemos planteado ante las autoridades de la Municipalidad de Córdoba y de la Provincia, pero nadie hace nada”.
Estos conceptos pertenecen a Luis Rodríguez, presidente del Centro de Industriales Panaderos y Afines de Córdoba (Cipac) y son suficientemente descriptivos del devenir de una actividad que sufre como otras de la caída de las ventas y el alza de los costos, pero cuya visibilidad pública se reduce a cero “porque todos restan importancia a las panaderías y dan por sentado que la crisis nunca llega al pan”, según la amarga queja de los dirigentes de un sector que sufre como ninguno la competencia desleal de quienes trabajan al margen de las normas (ver recuadro).
Lo cierto es que la industria y el comercio de panificados en la provincia de Córdoba “ya no aguanta más”: “No queremos aumentar los precios, pero no damos más. Esperamos cinco o seis meses para hacerlo pero las subas de la energía eléctrica y el gas nos obligan a actualizar los precios”, afirmó ayer Rodríguez a este diario, a minutos de iniciar una reunión ampliada de la comisión directiva de la entidad que preside, que terminó autorizando sobre la medianoche la actualización de los precios referenciales de panificados.
El “combo” que afecta a otros rubros del comercio pegó de lleno en una actividad “de horno caliente”. “Los propietarios se atalonaron en precios de alquiler altísimos, el Gobierno autorizó subas increíbles en las tarifas y, bueno, alguna gente compró menos”, describen los dirigentes sectoriales.
Informes privados hablan de un aumento de costos de más de 40% y de una caída en el consumo cercana a 20% durante el año pasado. “Algunos cierran, se van de la actividad, otros en su desesperación caen en la ilegalidad”, lamentan en el Cipac.
¿La solución? No es la clausura, aclaran. “No queremos expulsar a nadie. Queremos explicarles cómo se tienen que hacer las cosas, queremos ofrecerles nuestra experiencia, nuestros servicios. Tenemos dos escuelas de panadería en Córdoba, una en el sur provincial, asistimos y acompañamos a los panaderos en todo lo que necesiten”, asegura Rodríguez.
“Se lo hemos explicado al viceintendente Felipe Lábaque en persona. Lo hemos hablado con la gente de Comercio e Industria, en la Provincia, pero nada. Nadie mueve un dedo para proteger y mejorar la producción y venta de pan en Córdoba, que es la base de nuestra alimentación”, destacó el titular del Cipac.
La situación fue discutida anoche por los dirigentes de la entidad en su sede en pleno centro de la capital provincial, tras la decisión de aplicar un aumento generalizado de 10% por ciento a todos los productos que integran la canasta del sector.
De este modo, el pan francés -que se comercializaba a 30 pesos- pasará a costar 33 pesos; el mignon -que estaba a 34 pesos- costará cerca de 38; el criollo subirá de los 50 pesos actuales a 55 pesos y las facturas -que estaban alrededor de 6,50 pesos la unidad- pasarán a costar un poco mas de siete pesos.
“Desde mayo de 2016 no aumenta el pan, pero se trató de no hacer un aumento excesivo teniendo en cuenta que todavía no se cerraron paritarias del sector, por ejemplo”, afirmó Rodríguez.
“Esperamos a último momento para retocar los precios, estamos a favor de no aumentar y la prueba es que no lo hicimos por seis meses, pero ya no se puede seguir con los precios viejos”, explicó anoche el dirigente panadero.
“Precios irracionales”
“Hay industrias que trabajan con la persiana baja, pero trabajan. Compran harinas en negro, a molinos que no les entregan factura, no pagan cargas sociales, distribuyen en cualquier vehículo sin condiciones higiénicas y venden a cualquier precio. Todas las mañanas bien temprano usted puede ver rastrojeros, estancieras, autos repartiendo panificados, incluso en pleno centro de Córdoba. En gran parte de la periferia de la ciudad se termina ofreciendo pan a precios irracionales para la actividad, pero por supuesto de mala calidad. Y encima nos hacen quedar mal por el precio a quienes sí cumplimos con la ley”, revela el titular del Centro de Panaderos.