El ministro de Infraestructura del Gobierno argentino , Guillermo Ferraro, afirmó anoche que el objetivo del Gobierno nacional es cambiar el “sistema perverso de estructura” existente y dijo que el objetivo del Gobierno es que “el Estado se retire de todo lo que puede influir en el sector privado y asuma un rol orientador”.
Además, al exponer en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados que analiza la denominada ley ómnibus, el funcionario trazó un panorama general sobre la situación que encontró el gobierno del Javier Milei en el tema inversiones y advirtió que el sistema de transporte en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) “está prácticamente estatizado”.
“El clima de inversiones es desalentador. Nosotros queremos cambiar este sistema perverso de estructura, y no mejor administrar lo que está. Esto implica un cambio cultural, que requiere una claridad en el planteo y una perseverancia en el tiempo”, enfatizó el funcionario al referirse al Régimen de inversión de Grandes Inversiones, incluido en el proyecto.
En el inicio de su discurso, Ferraro dijo a modo de contexto: “Hoy se cumple el primer mes de gestión y para muchos de nosotros parece que hace un año que estamos acá y perdemos la perspectiva del estado en que estamos, es una emergencia, una de las situaciones más críticas que ha pasado nuestro país”.
“Se han permito importaciones por millones sin que existieran los dólares.Políticas desacertadas encerradas en un espiral donde cada vez el acceso a la moneda extranjera se ha hecho cada vez más difícil, casi nulo”, continuó.
El ministro puso de relieve que “en el AMBA el transporte público esta prácticamente estatizado, porque el 90 por ciento de los costos lo paga el Gobierno nacional y en los trenes se paga el 98 por ciento”.
“Eso es cultural, porque parce que lo que paga el Estado nacional no lo paga nadie, algo que al final vamos a pagar todos. Y así se hizo uso y abuso de la emisión para llegar a los niveles que se llegaron de inflación”, agregó.
Ferraro, advirtió que “el clima de inversiones es desalentador; porque los que pueden invertir deciden esperar, y aunque existan posibilidades no las quieren hacer en este momento”.
“Nosotros venimos a cambiar el sistema perverso de estructura, no a administrar mejor este sistema de estructura. Implica un cambio cultural que requiere una claridad y perseverancia en el tiempo”, añadió.
Para el funcionario, “se trata de un cambio para volver a ser un país normal; donde el empresario vuelva a ser empresario, en el mejor sentido de la palabra, y para eso hay que preservarlo”.
“Cuando el empresario ocupa otro rol, de prebendario, implica una negación al riesgo, y queremos que vuelva a su rol, que es el que debería tener como organizador de la sociedad. Su rol creativo, donde el estado poco pueda intervenir, con sus regulaciones para entorpecer”, expresó.
“Queremos que el Estado se retire de todo lo que puede influir en el sector privado y asuma un rol orientador”, completó.
El funcionario trazó el objetivo de “adelantar un clima de inversión para las empresas que están dispuestas hacerse en el país, ya que las decisiones que se toman hoy necesitan un tiempo de maduración”.
“Se trata de un país normal que imaginamos en tres años, con, por ejemplo, la garantía de que no va a haber normas que interrumpan el proceso productivo”, proyectó.
En otro pasaje de su exposición reivindicó “la obra pública de los años 90” e instó a los diputados a que citen “una gran obra que se haya hecho desde aquellos años hasta hoy”.
También lamentó que “hoy la mayoría de las concesiones iniciadas en aquellos años sean precarias o con prórrogas, como corredores viales, hidrovía o puertos”, e insistió en que “el Estado se tiene que retirar de lo que sea el sector privado, de las regulaciones y de los obstáculos que pone”.
“El sector privado puede tener sus inconvenientes, pero es el único que puede asegurar que funcione bien; porque cada vez que interviene el Estado lo altera. No hay ningún iluminado que le pueda decir al sector privado lo que tiene que hacer”, remarcó.
Por último, al hablar sobre Vaca Muerta, dijo que “hay que mejorar la infraestructura para que lleguen los insumos como el agua, más allá de retirar lo producido”.
“Soñamos con un país grande, ya que en los últimos 10 años el promedio de inversión fue del 1 por ciento del PBI, y necesitamos que llegue al 5 por ciento, lo que es imposible si no participa el sector privado”, finalizó.
Al momento de las preguntas, el diputado de Unión por la Patria Eduardo Tonioli lo consultó sobre la posible privatización de los ferrocarriles rememorando “las consecunecias negativas” de lo sucedido en la década del 90 con políticas similares.
Ferraro respondió: “En mi caso coincido con la virtud del ferrocarril; no creemos que debe desaparecer; todos coincidimos en que los de pasajeros están subsidiados en todo el mundo”.
“Pero en Argentina, hoy por cada empleado, por esa monumental estructura de las empresas ferroviarias, hay un empleado por cada 50 pasajeros diarios”, ejemplificó.
Y agregó: “Hay que eficientizar la operación porque con esa ecuación le doy una camioneta a cada uno de los pasajeros para que lo lleve puerta a puerta”.
Desde el mismo bloque, el titular de la bancada, Germán Martínez, expresó: “Tenemos que resistir a la idea de que estamos empezando todo de cero, los argentinos están un poco cansados de los espiritus fundacionales”.
“Hay cosas que funcionaron bien, aunque no estuvieron excentos de dificultades” dijo sobre las obras públicas y advirtió sobre “el riesgo de no continuar con las 2.300 que estaban en ejecución, es grave”.
Sobre ese punto, Ferraro respondió: “Las obras no se pararon ahora, se pararon en los últimos meses -de la gestión del Frente de Todos- porque se sobregiraron ustedes con los gastos”
“Vamos a terminar la obras en ejecución y vamos a seguir con las que tienen financiamientos multilaterales de crédito”, aclaró el ministro, ante la inquietud que había planteado también el fueguino del PRO, Héctor Stefani, por las dificultades que tendría su provincia en atraer obras públicas realizadas por privadas debido “a la baja población”.
Desde el mismo bloque, Germana Figueroa Casas, le pidió que “aclare si la idea es que en algún momento PYMES y empresas en funcionamiento logren ser parte de ese país normal, solicitó que se le ponga un piso a lo que se denomina “grandes inversiones” ya que en el texto de la ley el monto a determinar queda a discreción del Poder Ejecutivo”.
El funcionario aclaró que no existirá discrecionalidad en ese sentido.
Ante la preocupación de los diputados de la Izquierda sobre la posiblidad de que la privatización de empresas generen despidos, el ministro fue contundente: “No vamos a despedir a nadie, que trabaje. Nosotros no venimos a despedir trabajadores”.