Un congreso internacional debatirá los avances en la materia. Mueve cada año casi 500 millones de euros en negocios y agrupa más de 350 redes de productores y consumidores.
El crecimiento y desarrollo del llamado “movimiento de fair trade o comercio justo”, en Argentina y otros países de Latinoamerica, ha logrado resultados beneficiosos para muchos productores del sur del planeta, así como para consumidores del norte. De eso se trata, postulan sus impulsores: de brindar alternativas de comercialización de productos, crear nuevos canales de distribución y venta que permitan a productores locales y regionales acceder a mercados que de otro modo hubieran permanecido ajenos a su alcance.
Los resultados están a la vista y, si bien en sus primeros tiempos -fines del siglo pasado- benefició principalmente a productores de áreas rurales, hoy alcanza vastos sectores de producción ya asentados en ciudades o centros industriales. La apertura de oportunidades llega a todos quienes no sólo produzcan algo que, según sus condiciones de calidad y de presentación, puedan adquirir consumidores de mercados maduros, sino también que compartan una “visión del mundo” vinculada con el intercambio a precio justo, bajo un estricto respeto por los saberes productivos locales y los modos de producir de las culturas del sur. Es ésta la idea central por la que ronda un movimiento que no sólo incluye a personas vinculadas con la producción y el consumo sino que también despierta interés de estudiosos sobre innovaciones sociales y económicas.
Con este objetivo es que, en pocas semanas más, un conjunto de organizaciones, empresas, expertos e investigadores realizará en Paraguay el primer Congreso Internacional sobre Comercio Justo y Soberanía Alimentaria, con presencia de delegados y personas de distintos países de la región.
La cita es entre el 18 y el 20 de mayo en Asunción, capital de un país donde las organizaciones campesinas y cooperativas vienen sosteniendo una disputa muy fuerte con las autoridades gubernamentales, quienes buscan desde hace más de dos años transformar los viejos esquemas asociativos cooperativos y de apoyo mutuo en sociedades anónimas con pluralidad de accionistas pero unicidad de dirección.
Para los organizadores, quienes se desempeñan en institutos de investigación de las universidades de Asunción y de Córdoba (Paraguay), “este Congreso pretende servir de foro para la divulgación y discusión de los últimos trabajos de investigación que se están desarrollando en el campo del comercio justo, la soberanía alimentaria y las economías sociales y solidarias (economías alternativas), así como para compartir las experiencias que se están llevando a cabo tanto en Paraguay como en América Latina y Europa”.
De este modo, el congreso, cuyo comité científico está encabezado por el experto paraguayo Tomás de Haro, secundado por la investigadora Ana Lamarca, “será también un evento clave para el fortalecimiento de las redes de economía social y solidaria ya existentes, así como para la creación de nuevas alianzas”.
Lamarca es miembro de VSF Justicia Alimentaria Global y coeditora del Informe El comercio justo en Andalucía 2011: estado actual y significación territorial. Junto a ella y en un comité casi exclusivamente integrado por mujeres estarán ,entre otras, las expertas Carola Reintjes y María José Aparicio. La primera es fundadora de la Red de Redes de Economía Solidaria-REAS y de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Fue directora ejecutiva de la WFTO y es coeditora del libro Sistemas de certificación de Comercio Justo, siendo además consultora de organismos internacionales en temática microempresarial, comercio justo y economía solidaria. Aparicio, por su parte, especializada en Costa Rica, es coordinadora de Investigación de la Carrera de Ingeniería en Ecología Humana, en la ciudad de Asunción.
Las temáticas del encuentro son comercio justo y soberanía alimentaria, comercialización y consumo responsable, recuperación de saberes y debate de políticas para el sector.
Entendido en un primer tiempo en su dimensión Norte-Sur, el comercio justo opera mediante la creación de una relación directa entre productores del sur y consumidores del norte, a la vez que garantiza el respeto de criterios económicos y sociales por los distribuidores. Su objetivo más concreto e inmediato es el logro de una distribución más equitativa del valor agregado entre productores e importadores, así como garantizar una mayor estabilidad de precios y de ingresos para los productores, para que éstos disfruten así de un nivel de vida decente.
La Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO) señala que éste está creciendo en todo el mundo, y ésta es una prueba de que se está consiguiendo ganar la lucha contra la pobreza. El número de organizaciones miembros de esta organización se ha duplicado, al pasar de las 155 que había en 2005 a las 355 actuales. En este mismo período, el volumen de negocios de dichas organizaciones pasó de 136 millones de euros a 448 millones de euros.
La WFTO “cree que la pobreza puede ser erradicada de manera efectiva mediante la potenciación de las pequeñas organizaciones productoras, de un trato justo hacia ellas y a través de la consecución de medios de vida sostenibles”, señala en su documento de presentación.
Señalan sus integrantes que “uno de los aspectos importantes que consigue acabar con la situación de pobreza de los trabajadores de estas organizaciones es que éstos reciben precios justos por su producción, tienen condiciones laborales adecuadas, mantienen ingresos seguros a largo plazo, se fomentan sus capacidades y formación, y no existe discriminación de ningún tipo”.
La WFTO exige a sus miembros que cumplan con los diez Principios de Comercio Justo (ver en este enlace) y ha creado un Sistema de Garantías, que verifica regularmente las prácticas de las organizaciones para asegurar que dichos principios se están respetando, sistema que asegura a los compradores y consumidores que los productos que están comprando cumplen esas reglas de conducta y producción.