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El Banco Central anunció un nuevo billete, de $2.000, que ya se quedó corto

SALUD. El nuevo billete busca conmemorar a figuras de la medicina argentina.
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Su directorio autorizó la emisión de papel moneda de mayor denominación. Tendrá como imágenes centrales el Instituto Malbrán, la doctora Cecilia Grierson y el doctor Ramón Carrillo. Cómo fue la vida del billete de mil pesos

Después de años de espera, con marchas y retrocesos, finalmente el Banco Central de la República Argentina (BCRA) accedió a emitir un nuevo billete de mayor denominación. Diseñado en colaboración con Casa de Moneda, el documento “conmemora el desarrollo de la ciencia y de la medicina en la Argentina”. En el anverso estarán las figuras de la doctora Cecilia Grierson y del doctor Ramón Carrillo, y en el reverso se mostrará el edificio del Instituto Nacional de Microbiología Doctor Carlos G. Malbrán.

La primera vez que se habló de honrar a todas estas figuras fue en mayo de 2020. Más de dos años y medio después se termina de concretar el proyecto, que comenzará a circular sólo en el segundo semestre del año.

En mayo del año de la pandemia, el dólar oficial cotizaba a alrededor de $120 y el paralelo a unos $200. Es decir que por aquel entonces, un Carrillo-Grierson hubiese valido lo mismo que 10 dólares blue. Por el envión con el que comenzó el año, no falta mucho para que el prometido billete cotice a la mitad de ese valor: hoy se ubica en 5,4 dólares paralelos.

Si se cumplieren algunas proyecciones que ubican la inflación en torno a 110% anual, cabe esperar que la divisa estadounidense (otro bien transable en nuestra economía) cueste en diciembre el doble de lo que cuesta hoy. Por lo tanto, en el segundo semestre, cuando debería entrar en circulación el nuevo billete, su máxima aspiración es valer lo mismo que vale hoy un billete de $1.000: menos de tres dólares y menos que un kilo de carne.

Cuántos billetes hay en circulación

De acuerdo con datos oficiales del BCRA, al 31 de diciembre pasado había en circulación unos 3.086 millones de unidades de $1.000. Como referencia, a principios de 2022 la cantidad de billetes de esa denominación en la calle era de 1.665 millones, lo que implica que en un año subió 85% la emisión de papeles de esa denominación.

La inflación es tal que el billete de $1.000 fue el único que tuvo un gran aumento en la cantidad de unidades en circulación. La base de datos de la entidad monetaria muestra que hacia fin de año había 1.346 millones de billetes de $500, mientras a principio de año había 1.263 millones, un incremento de solo 6,5 por ciento.

Hubo incluso menos billetes de $200 cuando empezó 2022 que cuando terminó (487 millones de unidades versus 497 millones). Para el caso de los billetes de $100, que aparecen en el segundo lugar entre los que mayor presencia tienen en la calle, la variación entre una punta y otra del año pasado también fue negativa: empezaron 2022 con 2.551 millones de unidades y lo terminaron con 2.055 millones. Esto se debe a que está prácticamente a nada de convertirse en lo que era una moneda 25 centavos de la época de la convertibilidad.

A modo de referencia, un cajero automático carga entre 7.000 y 8.000 billetes. Si hoy tiene entre 7 millones y 8 millones de pesos, con el cambio de denominación pasará a tener alrededor de 15 millones. La negativa a imprimir billetes de mayor denominación hace que los cajeros prácticamente no se puedan cargar con cambio: no se puede ceder nada de espacio para evitar que se queden sin plata.

Para entender lo poco que significan hoy siete millones de pesos: si en una ciudad de 10.000 habitantes llega el momento de cobrar el sueldo o la jubilación, rápidamente el dinero no alcanza. Son apenas $700 por habitante, menos de $3.000 para una familia tipo, para que el cajero se vacíe en un día.

Depreciación de la moneda

El billete de $1.000 se emitió por primera vez hace poco más de cinco años, en noviembre de 2017. En estos 60 meses de su curso legal se puede apreciar su pérdida de valor. Cuando apareció valía US$51,87, para luego llegar a US$2,70 si se lo mide a un tipo de cambio paralelo de alrededor de $370. Hoy vale apenas 5,2% de lo que valía en aquel entonces.

La permanente devaluación, convalidada tanto por el BCRA dentro del esquema de rígido control cambiario como por los agentes del mercado mediante canales alternativos -dólares negociados en la bolsa y en el mercado paralelo-, no tuvo piedad con el peso y, por lo tanto, con el billete de máxima denominación.

En marzo pasado, la diputada nacional Ana Carla Carrizo, de Evolución Radical, presentó un proyecto de ley para que el BCRA emitiera billetes de $5.000.

Según Carrizo, la iniciativa tiene doble objetivo. El primero es económico: “Reducir los costos de emisión en Argentina. El billete de mayor denominación, que es el de $1.000, se desvalorizó enormemente desde su primera emisión a fines de 2017. Con una inflación acumulada de más de 420%, hoy se necesitan cinco billetes para adquirir lo mismo que comprábamos con uno en 2017″.

“La segunda razón es política. Cada vez que se decide emitir un nuevo billete comienza un debate en la Argentina sobre las figuras, que genera una nueva grieta. Queremos cambiar esa práctica desde el Congreso y por eso elegimos las figuras de Cecilia Grierson y Bernardo Houssay para tomar lo que nos identifica del pasado y reivindicar lo mejor del presente, la ciencia y la paridad en democracia”, comentó.

A su vez, diputados de Juntos por el Cambio presentaron en febrero de 2022 un proyecto para emitir billetes de $2.000, $5.000 y $10.000 con el argumento de que “generará un ahorro a las arcas públicas dado el elevado costo de emisión”.

Otra forma de determinar cómo se consumió el poder adquisitivo del billete de $1.000 es al confrontarlo con el galopante avance de la inflación. En 60 meses, desde noviembre de 2017 a diciembre de 2022, la inflación acumulada fue de un aplastante 850,62 por ciento. Por lo tanto, el billete debería haber incrementado su valor nominal prácticamente por nueve para seguirle el ritmo a la suba de los precios al público.

Un informe elaborado por María Castiglioni, economista de C&T Asesores Económicos, determinó que, con base en la inflación acumulada en los últimos cinco años, un billete de máxima denominación que permita reemplazar la función que tenía un billete de $1.000 en 2017 debería ser en el presente de un valor de $9.506 para conservar aquel mismo poder de compra. Es decir que la economía necesitaría de una emisión prácticamente de $10.000 para representar el valor inicial del “Hornero”.

Nueva serie de billetes

En junio del año pasado, el Gobierno anunció que se lanzaría una nueva serie de billetes que recuperaría a los próceres y consideraría la paridad de género. Según declaró en aquel entonces el presidente Alberto Fernádez, se esperaba que estuviesen en circulación a fines del año pasado. Sin embargo, eso no se concretó.

A todas luces la inflación galopante le quita el sentido a emitir billetes de tan escaso valor real. Si los billetes de $100 y $200 apenas pueden comprar lo mismo que compraban las monedas de 25 y 50 centavos hace poco más de dos décadas, insistir con el papel parece un absurdo. Es más, la moneda de $1 que reemplazó al billete con la cara de Pellegrini hoy debería valer unos $400. Con la inflación existente, casi toda la serie de billetes -a excepción de los $1.000 con la cara de San Martín- podría ser reemplazada por monedas.

El siguiente es el anverso del nuevo billete.

Así será su reverso.

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