En medio de la profunda crisis económica mundial, el presidente estadounidense Barack Obama propuso ayer la que calificó como la más amplia reforma de la regulación financiera desde la Gran Depresión de la década de 1930, cuyos objetivos serán “modernizar” y “proteger la integridad” del sistema norteamericano para evitar nuevas debacles.
Bajo la premisa de que “el mercado libre es la fuerza generadora de prosperidad más poderosa, pero no una licencia para ignorar las consecuencias de nuestras acciones”, Obama explicó que pretende claridad en prácticamente cada rincón del sistema financiero, desde Wall Street hasta el gobierno, pasando por los ciudadanos de a pie.
Al dar a conocer los detalles de la reestructuración, el mandatario estadounidense responsabilizó por la actual crisis a la falta de estructuras adecuadas para prevenir abusos y excesos. Señaló que tras la actual debacle se esconde la “cultura de la irresponsabilidad” que se adueñó de Wall Street y Washington.
“Sabemos que esta recesión no es el resultado de un fracaso, sino de muchos, y muchos de los difíciles desafíos que afrontamos son producto de una cascada de errores y oportunidades perdidas durante el curso de varias décadas”, dijo el jefe de Estado norteamericano.
Recordó que en los últimos años se multiplicaron los instrumentos financieros complejos, cuyo objetivo era distribuir el riesgo, pero que en realidad no hicieron más que concentrarlo.
“No elegimos la forma en que comenzaría esta crisis, pero tenemos opciones sobre el legado que esta crisis nos deja”, reflexionó el mandatario, en declaraciones hechas públicas por la Casa Blanca.
Los detalles del proyecto
La reforma financiera propuesta por la administración de Barack Obama contempla paquetes de medidas para objetivos específicos.
En primer término, con la pretensión de tener un mayor control del “riesgo sistémico”, Obama propuso la creación de un Consejo de Supervisión de los Servicios Financieros presidido por el secretario del Tesoro, y encargado de identificar los nuevos peligros que amenacen el sistema y coordinar la acción de los reguladores.
También planteó colocar bajo control de un solo regulador la Reserva Federal, todas las instituciones financieras (bancos, fondos de inversión y empresas de seguros) y endurecer las normas que rigen los recursos propios de todas las firmas. También propuso que los fondos de inversión que administren activos superiores a un “tope módico” estén obligados a registrarse ante el regulador bursátil y a transmitirle “informaciones suficientes” sobre su actividad.
En segundo término, con el objetivo de reforzar la protección al consumidor, Barack Obama propuso la creación de una Agencia específica para su protección financiera, encargada de supervisar la oferta de ahorro, crédito y servicios financieros a particulares.
En tercer lugar, con la finalidad de dotar al Ejecutivo de los medios necesarios para enfrentar eficazmente las crisis financieras, el presidente estadounidense propuso otorgar la potestad al gobierno para colocar bajo tutela del organismo federal de seguros de depósitos bancarios (FDIC) a toda institución financiera importante en riesgo de quebrar, con el objetivo de desarticularla ordenadamente.
Por último, con el propósito de reforzar la regulación y la cooperación internacional, el mandatario norteamericano propuso l