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Campo: magras proyecciones impulsan cambios en contratos

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Analistas aseguran que sólo quedan pactos de alquiler en zonas núcleo de producción o en lugares próximos a los puertos. La medianería se suma así a las opciones. Por Cecilia Pozzobon – [email protected]

Los extremos climáticos que se vivieron en las últimas campañas agrícolas en Argentina afectarán el ciclo del negocio que comienza ahora y termina a mediados de 2014, es lo que augura un informe publicado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, del que se desprende que, una vez más, el éxito de la cosecha próxima a iniciar no está garantizado.
Después de la sequía que afectó con fuerza la campaña de 2012, el ciclo pasado parecía más prometedor al principio, pero el saldo final de cosecha 2013 dio una producción de entre 100 millones y 105 millones de toneladas, según a quien pertenezca el cálculo. Como fuere, la producción fue menor que la esperada, afectada por las inundaciones a principio de año y, posteriormente, por la falta de agua.

A la cuestión climática -determinante para la producción agrícola- hay que sumarle la suba constante de los costos de los insumos y la no baja o quita, por parte del Gobierno, de los porcentajes de retenciones (derechos de exportación), lo que determina un combo que, según los productores, “hace que se sepa de antemano que casi todas las producciones van a dar pérdidas”. Así lo aseguró a Comercio y Justicia el titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere.
Por ello, las malas proyecciones climáticas, productivas y de presión impositiva impulsaron un cambio en las condiciones contractuales respecto de la tierra, entre propietarios de campos y arrendatarios, hoy más socios que en cualquier otro momento.
En efecto y según lo que detallaba a este medio Orlando Ferreres, economista y titular de la consultora que lleva su nombre, “ya casi no se alquila; nadie quiere pagar un alquiler en dólares como tal y correr el riesgo de perderlo todo. Se trata de ir a una proporción de lo que se coseche y que ése se considere como pago del alquiler”, dijo, y agregó: “Eso se llama medianería, o sea, trabajan a medias con el dueño de la tierra, uno pone el campo y el otro el trabajo y después se cobra en proporción al resultado”.

Etchevehere confirma que es una alternativa que apareció con el inicio de esta campaña. “Lo que determinó el cambio es la incertidumbre que hay, los costos crecientes y la pérdida de competitividad que hace que se sepa de antemano que casi todas las producciones van a dar mal y los productores van a perder plata”, indicó.
“Por temor a no alquilar o perderse la renta, algunos dueños de las tierras incluso están pensando en arriesgar ellos, comprar las semillas y contratar a los productores para que trabajen la tierra y alquilarles las sembradoras, fumigadoras y cosechadoras, porque ya saben que los rindes no van a ser buenos y no pueden aceptar porcentajes tan bajos como los que se negocian para los contratos de aparcería”, agregó.
En el mismo sentido, confirmó que sólo quedan contratos de alquileres en las zonas núcleo o en tierras cercanas a los puertos. “Todas las economías regionales, los que somos periféricos, Entre Ríos, norte y oeste de Córdoba, norte de Santa Fe y otros, ya no tienen más contratos de alquileres”, dijo.

El economista Juan Manuel Garzón,  Investigador Jefe del Ieral de Fundación Mediterránea, confirmó los dichos de Etchevehere. “En zonas alejadas de los puertos o con climas muy volátiles, ya no deben quedar contratos de alquiler. Ahora se plantea un acuerdo distinto, en el que el riesgo es compartido entre el dueño de la tierra y el productor. Ellos arreglan por un porcentaje determinado de lo que va a significar la cosecha. Es decir, ya no se establecen montos fijos con los que el riego total lo corre el que trabaja la tierra”, explicó.
De este modo, Garzón indicó que a alguien que alquila tierras para producir se le reduce mucho el riesgo.
Etchevehere también dijo que, con este nuevo acuerdo, como se fija porcentaje según la cosecha, “si la producción fue cero, cualquier porcentaje de cero, es cero, por lo tanto el dueño de la tierra no cobrará nada de una mala cosecha”.

Alcances de lo previsto
Más allá de los acuerdos a los que llegan los productores y los dueños de las parcelas productivas, las proyecciones no tan promisorias de lo que será la campaña 2013-2014 determinan otras modificaciones.
Según Ferreres, “los pooles de siembra están desapareciendo”. Explicó: “Es que ya no se encuentra quien quiera trabajarlos y los que quieren hacerlo reconocen que no están dispuestos a pagar alquiler sino que las condiciones que ofrecen son justamente las de medianería”, y agregó: “En principio eso va a significar que haya una menor producción final. Como el precio bajó, el volumen de cosecha también va a bajar y lo que es peor es que ambos van a bajar al mismo tiempo, lo que será una combinación mala. Hay que reconocer que antes tuvimos aumento del volumen y del precio, lo que fue una combinación buena. Ahora viene la negativa”, finalizó.

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