A abril, las transferencias de capital acumularon una baja de 29,4% interanual, por lo que la caída en términos reales fue contundente. En tanto, las transferencias corrientes subieron 51,8% aunque
desaceleraron mucho en aquel mes. En ese contexto, el Gobierno provincial debe cubrir inversiones con fondos propios o bien con préstamos
Las transferencias de capital de la Nación a las provincias acumularon, al 30 de abril pasado, 11.168,9 millones de pesos, 29,4 por ciento por debajo de las registradas en el mismo período del año pasado. En tanto, si se coteja la inflación en ese período -que alcanzó 55,8 por ciento según el Indec-, la caída en términos reales es aún más contundente.
El contexto obliga así a las provincias, entre ellas Córdoba, a redoblar esfuerzos para poder sostener la obra pública con fondos propios aunque, vale aclarar, se trata de proyectos diferentes. Sin embargo, son obras en el territorio provincial más allá de quién las financie. Es emblemático el caso de la autovía a Río Cuarto. Esa obra, sobre la ruta nacional 36, debía realizarla oportunamente la Nación ya durante la gestión de Cristina Fernández. No obstante, si bien siempre apareció nominada en los sucesivos presupuestos anuales, nunca se ejecutó. El entonces gobernador José Manuel de la Sota pidió en aquel momento a la Nación que le transfiriera la ruta para poder ejecutar el proyecto con recursos propios, situación que finalmente se concretó.
Más acá en el tiempo, el presidente Mauricio Macri, a poco de asumir, firmó en Córdoba con el gobernador Juan Schiaretti un acuerdo para fondear una serie de obras que ejecutaría la Provincia incluso en rutas nacionales. En ese convenio también figuraba el aporte para la autovía a Río Cuarto. Sin embargo, luego de enviar recursos con cuentagotas, los fondos dejaron de llegar y de hecho el Gobierno provincial estima que la Nación ya adeuda más de 7.000 millones de pesos en obras que se había comprometido a financiar, al menos en parte.
Otro ejemplo es la autovía a San Francisco. Comenzó a ejecutarla la Provincia durante la gestión Cristina Fernández, que también la incluyó cada año en el Presupuesto pero nunca la inició. Ya con Macri en el Gobierno, la Nación comenzó a materializarla. Sin embargo, se frenó su ritmo y ahora sólo se terminará en 2020.
En rigor, el Gobierno nacional “ha puesto buena parte de las fichas” en los programas de Participación Público Privada (PPP) para avanzar con rutas nacionales claves. No obstante, la inestabilidad económica y la fortísima devaluación del peso complicaron el financiamiento de las empresas que ganaron las licitaciones de los distintos corredores.
En ese marco, el Gobierno provincial deberá sumar esfuerzos para avanzar en los planes de obra pública que, sin embargo, son de su órbita.
De todas formas, ya los números de la ejecución presupuestaria a marzo muestran que también la Provincia comenzó a desacelerar el gasto de capital. Seguramente el resultado del segundo trimestre mostrará una baja aún mayor, particularmente luego de las elecciones del 12 de mayo que le dieron el triunfo a Schiaretti para gobernar por un nuevo período.
Nada hace suponer que esa dinámica vaya a cambiar en lo que queda del año. La estrategia del Gobernador es preservar el ahorro corriente para atender a la suba del gasto, que en buena medida ajusta por inflación, como los salarios de los agentes. Mientras, la recaudación sigue en baja en términos reales -aunque parece haber tocado ya su piso-.
En todo caso, la obra pública se ejecutará con parte de ese ahorro corriente pero también con fondeo externo. De hecho, luego de que quedó vedada la emisión de deuda en los últimos 15 meses producto de la volatilidad del mercado, la Provincia buscó como alternativa la toma de crédito de organismos multilaterales o bien de fondos de inversión estatales.
Por lo demás, el Gobierno nacional tampoco mostró una evolución positiva de los gastos de capital en general.
Según datos oficiales al 30 de abril, aquéllos alcanzaron 66.454 millones de pesos, 21,8 por ciento más que un año atrás pero muy por debajo de la inflación. Es más, en abril apenas subieron 8 por ciento.
En cuanto a las transferencias corrientes a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), llegaron en los primeros cuatro meses del año a 32.373 millones de pesos, 51,8 por ciento por encima de 2018. Con todo, al igual que los gastos de capital, en el caso de las transferencias también hubo una fortísima desaceleración de esos giros, que apenas crecieron 7,6 por ciento.
Déficit financiero
En otro orden, las cuentas nacionales volvieron a mostrar un fuerte deterioro en el resultado financiero, esto es luego del pago de intereses de deuda.
Concretamente, el Índice de Equilibrio Fiscal (IEF) registró en abril una declinación de 3,8 por ciento respecto de lo registrado en marzo, y de 1,1 por ciento con relación al alcanzado en igual mes del año pasado.
El ÍEF que mide el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano se calcula como el cociente entre los gastos y los ingresos totales. El valor 100 indica una situación equilibrada; por encima de ese valor denota superávit y por debajo, déficit, explica la entidad.
“El deterioro registrado es atribuible principalmente a la incidencia del pago de intereses de la deuda, que en abril casi duplicaron los realizados en marzo”, analizó Víctor Beker, director del CENE.
“Pese al equilibrio en el balance primario, es decir de gastos e ingresos antes del pago de intereses, el déficit financiero alcanzó 66.063 millones de pesos, que es el importe de los pagos realizados en materia de intereses. Se confirma, de este modo, la tendencia a que este rubro se constituya en el principal causante del desequilibrio fiscal”, completó Beker.