ESCUCHAREn una conferencia de prensa, el economista jefe para América Latina y el Caribe, del Banco Mundial (BM), William Maloney, presentó el informe económico regional de esa institución, denominado «Nuevos enfoques para cerrar la brecha fiscal», que examina las perspectivas de crecimiento «en medio de los extraordinarios desafíos derivados de la pandemia y la creciente incertidumbre mundial».
En el caso de Argentina, la proyección de 4,2% para el corriente año representa una leve baja -de sólo tres décimas- respecto a la prevista en junio pasado por el organismo, cuando estimó una mejora de 4,5%.
Aun así, el cálculo de junio representó un fuerte incremento frente a la previsión anterior -informada en abril pasado- cuando estimó que la actividad económica iba a ser, este año de 3,6%.
«Estamos con la esperanza de que el programa de préstamos por US$45.000 millones con el FMI va a seguir en los rieles, lo estamos apoyando» con la estrategia plurianual del BM, que implica un desembolso anual de US$2.000 millones, afirmó Maloney sobre Argentina.
«Dentro de este plan (con el FMI), la idea es bajar la inflación y mantener el presupuesto fiscal sano, con lo cual es temprano aún para hablar de hiperinflación», consideró, al ser consultado por la prensa sobre esa posibilidad.
Este año, el BM lleva aprobados US$1.100 millones en nuevos proyectos y reconfirmó otros US$900 millones para los próximos seis meses, luego del apoyo de la entidad, posencuentro que mantuvieron el ministro de Economía, Sergio Massa, y el director gerente de Operaciones del BM, Axel Van Trosenburg, en septiembre último, durante la gira del funcionario argentino, en Washington.
Respecto de los daños de la inflación en la Argentina y en la región, se refirió asus efectos en los jóvenes y niños y sostuvo que en «la región muchos alumnos perdieron 1,5 año de educación, es muy preocupante, por las razones de eficiencia y productividad pero obviamente por equidad», dijo, y sugirió tomar en cuenta ejemplos de la región con transferencias condicionadas, «como el programa en Brasil en las escuelas». En cuanto al crecimiento proyectado para Argentina este año, consideró que «fue por el impacto en el crecimiento de las materias primas», pero advirtió de que el año próximo se espera una desaceleración del país precisamente por una baja en los precios de las commodities», dijo el funcionario, y que lo mismo sucederá en otros países de la región.
Maloney, quien presentó el informe regional apenas unos días antes de la celebración de la asamblea anual del FMI y del BM, en Washington, que tendrá lugar la semana próxima, enfatizó que las economías de América Latina y el Caribe recuperaron sus niveles prepandemia y la región recobró cierta sensación de normalidad, aunque la economía debe reactivarse para evitar un nuevo ciclo de bajo crecimiento.
«Se calcula que el PIB regional crecerá 3% en 2022, una tasa mayor que la prevista anteriormente debido al alza en los precios de las materias primas», destacó el informe.
No obstante, se advirtió de que «la fuerte incertidumbre que recorre el mundo como resultado de la guerra en Ucrania, la suba de las tasas de interés en los países desarrollados y las persistentes presiones inflacionarias impactarán sobre las economías de la región».
En el mediano plazo se prevén tasas de crecimiento bajas, de 1,6% y 2,3% en 2023 y 2024, respectivamente, similares a las observadas en la década de 2010 e insuficientes para lograr avances significativos en términos de reducción de la pobreza.
«Vamos a seguir en una situación bastante difícil con tasas de interés más altas en Estados Unidos, pero la buena noticia es que la región se ve más resiliente que hace 20 años», consideró.
