En relación con lo producido por la industria, el cociente en el país es de 1,87 dólares; en Brasil es de 1,98; y en China -que lidera la muestra-, desciende a 0,17. Abeceb estima que en los próximos tres meses la competitividad del sector empeorará debido a la inflación, las paritarias y una posible baja del dólar.
Una mayor especialización, una ampliación de la oferta de servicios exportables y una mayor capacitación de los recursos humanos son algunos de los factores que pueden impulsar la competitividad manufacturera de Argentina, que actualmente está en baja debido a los mayores costos salariales y a la inflación, entre otros factores, de acuerdo con un análisis de Abeceb.
Según el Reporte de Competitividad de Costos Laborales Unitarios (CLU) de Manufactura elaborado por la consultora que dirige el economista Dante Sica, Argentina ocupa el puesto 25 (penúltimo) en el Ranking Abeceb de CLU, mientras que Brasil cierra el monitoreo y China es el más competitivo con el primer puesto.
El CLU -cociente entre el costo laboral total por hora trabajada para las manufacturas y el nivel de productividad de la mano de obra- es una medida usada internacionalmente para determinar la “competitividad de costos” o “competitividad precio” entre los países y representa el costo del trabajo para producir una unidad de producto en una industria o en la economía. El CLU de Abeceb, que excluye agroindustria, minería y servicios, reveló que mientras el costo por producto de la industria en Argentina es de 1,87 dólares, en Brasil es de 1,98 y en China desciende a 0,17.
Otros países que pueden tomarse como referencia son Estados Unidos con 0,41 dólares; Japón con 0,44; e Indonesia y México con 0,48 dólares.
En un futuro cercano
La perspectiva de Abeceb es que en los próximos tres meses la competitividad manufacturera de Argentina empeore debido a la presión inflacionaria, el avance de las paritarias y una posible caída del dólar hacia fin de año.
“El tema de la competitividad es un asunto que Argentina tiene que encarar”, afirmó ayer el director de la Unidad de Competitividad de Abeceb, Alberto Schuster, al presentar el informe.
Schuster indicó que “Argentina tiene un problema a nivel de su costo laboral unitario, dado que tiene un salario de país de ingresos medios y tiene que competir con países de costo laboral bajo, especialmente en sectores como el textil, electrodomésticos y productos electrónicos”.
E indicó: “El estudio expone los enormes desafíos que nos esperan a mediano plazo dado que, por nuestras características estructurales y conceptuales, no es socialmente viable plantear en el sector de manufacturas una estrategia de incremento de competitividad de costos mediante la reducción de los costos salariales, sino que debe lograrse mediante un incremento significativo de la productividad laboral”.
Explicó que “por similitud entre las estructuras productivas manufactureras, Argentina tendrá que disputar el futuro de su industria en el mundo con los países emergentes, y la preocupación actual no es tanto que Argentina tenga altos costos laborales sino que tiene una productividad demasiado baja como para sostenerlos”.
Y agregó: “A mayor diversidad y valor agregado industrial, mayores salarios y poder adquisitivo. Por lo tanto, el camino de Argentina no pasa por competir por costos, sino por elevar el capital humano y físico para obtener ganancias de productividad”.
El analista planteó que “tenemos tanto un bajo nivel de competitividad estructural como un bajo nivel de competitividad de costos en el sector industrial y ello nos tiene que llevar a un replanteo respecto de en qué sectores o en qué nichos sectoriales podemos ser competitivos y de qué manera el país se compromete en una política de mediano y largo plazos para mejorar significativamente su capital humano y su productividad”.
Con más proyección
Según Abeceb, los sectores con mayor proyección respecto de su competitividad son el petroquímico, el siderúrgico, alimentario, farmacéutico y de servicios exportables -como la industria cinematográfica-. “Aquí entran en juego los recursos humanos y su nivel de especialización”, indicó.
“La franja de argentinos de hasta 25 años es la que está peor que el promedio en materia de formación, por lo que se está trabajando en un observatorio de necesidades técnicas de las empresas, con el objetivo de diagnosticar las necesidades de las industrias y orientarlas a la formación de personal”, agregó.