ESCUCHAREl Ministerio de Agroindustria no descartó que se envíe al Congreso un proyecto que contemple estímulos fiscales y la creación de un fondo para incentivar la investigación y la innovación en el área
El crecimiento de la producción de alimentos orgánicos -actividad en la que Argentina ocupa el segundo lugar en el mundo- forma parte de la estrategia de agregado de valor en la agroindustria. El ministerio correspondiente no descarta que este año el Congreso sancione una ley de promoción, que contemple estímulos fiscales y la creación de un fondo para alentar la investigación e innovación en el área.
“No se trata de una alternativa sino de un complemento para aprovechar la biodiversidad productiva enorme que tiene el país”, expresó Néstor Roulet, secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria.
El secretario recordó que “Argentina, con sólo 44 millones de habitantes, produce alimentos para 437 millones” de personas, pero vaticinó que “en 2020 serán 600 millones y llegará a 700 millones en 2025, de la mano de la innovación y la tecnología”.
“La política -agregó- es aprovechar la energía solar para impulsar la próxima revolución industrial: vamos a producir muchísima biomasa y pasar de 40 ó 50 toneladas de materia verde por hectárea a 100 ó 120, lo que significa más alimentos, incluídos los orgánicos que quieren los consumidores externos y también los internos”.
Roulet inauguró ayer en un hotel porteño el Seminario Internacional sobre Agricultura Orgánica, y recordó que hay en el país más de tres millones de hectáreas certificadas con esa producción. La actividad abarca todas las provincias del país e incluye principalmente aceites (de oliva, girasol, soja y maní), aromáticas, azúcar, carnes, cereales y oleaginosas, confituras, frutas frescas, harinas, hortalizas, jugos, legumbres, miel, té, vino y yerba mate.
En la apertura del encuentro, el representante en la Argentina del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Gino Buzzetti, destacó las ventajas económicas y ambientales de la producción orgánica, con un mercado mundial que crece a un ritmo de 10% anual.
La secretaria de Mercados Agroindustriales, Marisa Bircher, sostuvo a su vez que Argentina “tiene la necesidad de diversificar clientes y mercados, pero también las empresas”.
Y añadió: “Desde hace muchos años hay una concentración en grandes empresas que exportan agroindustria, mientras la participación de miles de pymes bajó considerablemente en los últimos diez años”.
Para Bircher, el desafío pasa por “reconquistar a las empresas que fueron expulsadas del sistema exportador”.
La subsecretaria de Alimentos y Bebidas, Mercedes Nimo, precisó por su parte que la Argentina concentra siete por ciento de todas las hectáreas certificadas en el mundo, ubicadas principalmente en la Patagonia, mientras la producción pasó de 128.000 toneladas en 2010 a 161.000 el año pasado.
“Somos el segundo país en el ranking, luego de Australia y antes de Estados Unidos, aunque la producción orgánica nacional es apenas 0,5% del total mundial”, precisó.
Nimo se refirió al proyecto de ley que analiza el Congreso y consideró que “serviría mucho para pequeños productores y para incentivar a los que tienen dudas”.
La iniciativa -detalló Nimo- “apunta a todos los actores y creará un fondo pensado para uno de los puntos débiles de la cadena, que es la innovación, la investigación y desarrollo en semillas, insumos y prácticas de cultivo, además de acompañar la certificación y los procesos productivos con beneficios fiscales”.
