Con casi 1,5 millón de asociados, están presentes en más de 100 pueblos y ciudades.
Son fundamentales en localidades pequeñas, poco atractivas para los grandes supermercados comerciales.
El cooperativismo de consumo es exitoso en Argentina porque compite con grandes cadenas de supermercados en ciudades mayores de 25 mil habitantes, al tiempo que es capaz de satisfacer necesidades en pequeñas poblaciones no consideradas por aquéllos. Sin embargo, la elevada inversión inicial que requiere la formación de una cooperativa de consumo con las exigencias actuales del sector -altamente concentrado y cada vez más globalizado- constituye una alta barrera de entrada.
Tales conclusiones se desprenden del informe “Cooperativismo de consumo en Argentina: situación actual y perspectivas de desarrollo”, realizado por el Gabinete Universitario de Investigación, Docencia y Extensión sobre Cooperativas y Otras Entidades de la Economía Social (Gidecoop) de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca), en colaboración con la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo y financiado por el Programa de Educación en Cooperativismo y Economía Social en la Universidad, de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación.
Radiografía del sector
“La elevada antigüedad de las entidades relevadas demuestra las altas barreras de entrada que existen para establecer nuevas cooperativas de consumo. Es necesario fortalecer y desarrollar las cooperativas de consumo o con sección consumo existentes o incorporar la sección consumo en cooperativas de otros sectores ya en funcionamiento”, agregan los investigadores en sus consideraciones finales.
El trabajo coordinado por el director del Gabinete, licenciado Mariano Glas, del que participaron otros ocho investigadores, tuvo como objetivos principales conocer la situación actual del sector en el país, detectar casos de éxito para replicar, relevar necesidades de capacitación, conocer su aporte en temas sociales, culturales y medioambientales, así como proponer acciones concretas para su fortalecimiento.
Para llevarlo a cabo se realizaron encuestas virtuales y presenciales, aplicaciones de bases de datos, observaciones directas, relevamientos estadísticos y documentales, estudio de balances e informaciones contables, entre otros. Se recorrieron más de 14 mil kilómetros y se analizaron más de cuarenta cooperativas.
Los datos demuestran que las cooperativas de consumo en Argentina tienen 1.443.185 asociados y están presentes en 101 localidades. De éstas, 71% tiene menos de 25 mil habitantes. Las entidades relevadas tienen en promedio 72 años de antigüedad y configuran 4,07% de la participación de mercado de supermercados.
Según detallaron los especialistas, “se dificultó la obtención de datos estadísticos por parte de las cooperativas. Por ello, es necesario un trabajo de sensibilización para que los directivos y funcionarios comprendan la importancia de brindar información para generar indicadores precisos que permitan visibilizar en forma adecuada el sector cooperativo de consumo y conocer sus necesidades para poder darles respuesta”, por lo cual se considera el trabajo realizado como un punto de partida para futuras investigaciones.
A la vez, concluyeron que en el ámbito internacional existen importantes antecedentes de negocios cooperativos exitosos mediante la integración, como el caso de la Coop Italia, que se considera necesario estudiar en profundidad para tomar los aspectos pertinentes como modelo a seguir. En forma paralela, descubrieron que si bien la mayoría de las cooperativas realiza actividades en cumplimiento de los Principios Cooperativos, éstos no siempre se consolidan en una herramienta de gestión específica. Por ello, agregan que existe una enorme oportunidad de visibilizar las acciones de las cooperativas mediante la realización del Balance Social Cooperativo.
Vale aclarar que los Principios Cooperativos consisten en una serie de lineamientos por la que se rigen las cooperativas y constituye la base filosófica del movimiento cooperativo. Algunos de ellos residen en la libre adhesión y el libre retiro; el control democrático por los asociados y el interés por la comunidad, entre otros.