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Textiles buscan acuerdo con Massa que incluya importaciones

VESTIMENTA Y CALZADO. Este segmento registró un alza de 40% interanual en abril.
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Las empresas del sector se debaten entre la denuncia por faltante de insumos críticos, la amenaza de poder enfrentar la demanda del próximo invierno y la firma de lo que busca el Gobierno: cero aumento hasta enero. Hay internas y también operaciones de prensa

Las empresas del sector textil buscan acordar con el Gobierno nacional un congelamiento de precios general de productos hasta el 31 de diciembre que iría en paralelo con un compromiso del Estado en revisar la aplicación del nuevo sistema de gestión del comercio exterior argentino en materia de importaciones, el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), que impacta de modo directo en la actividad frenando el ingreso de insumos críticos para la producción.
Tras advertir que «podría faltar oferta de indumentaria nacional para el próximo invierno de 2023, debido precisamente al cuello de botella que establecerían algunas deficiencias del régimen SIRA, operadores vinculados con las cámaras del sector textil tomaron contacto con diversos funcionarios del Gobierno para adelantar estas preocupaciones. La respuesta que llegó desde el Ministerio de Economía fue la nueva obsesión de Sergio Massa: llegar al próximo mes de marzo con una inflación «controlada» en torno de los 4 puntos, lejos de los índices del 6% y del 7% con los que venimos en los últimos meses y que previsiblemente se repetirían durante noviembre y diciembre.
En esa línea, la respuesta llegó ayer desde uno de los agrupamientos textiles más afines al diálogo con el Gobierno: la Fundación ProTejer, que se manifestó a favor de implementar un congelamiento generalizado de precios hasta el 31 de diciembre en el sector, que incluiría a firmas con peso específico y en eslabones clave, dentro de un universo de entre 4.000 y 5.000 empresas industriales, principalmente hilanderas, tejedoras y tintoreras.
“Le hemos dado nuestro consentimiento al Gobierno para avanzar en la medida porque nos parece importante colaborar y dar una señal al mercado. Estamos esperando que nos llamen para firmar” el entendimiento, dijo en la mañana del jueves el presidente de la entidad, Luciano Galfione, en una rueda de prensa.
Off the record, los referentes de la Fundación anticiparon que un entendimiento en ese sentido se oficializaría la semana que viene. Incluso los ProTejer se animaron a dibujar el escenario 2023: finalizado el congelamiento al último día de diciembre, en los siguientes “tres o cuatro meses” la variación de precios se movería en línea con el dólar oficial, aventuraron a través de la agencia oficial de noticias Télam.
Ambas especies fueron puestas en duda por allegados a las cámaras nacionales textiles. «Si no hay cambios en el SIRA, no habrá disposición a firmar y mucho menos un acuerdo de sendero de precios de corto plazo. Cuando los insumos faltan y la demanda se mantiene, la producción se adapta con nuevos costos. No hay manera de diseñar un sendero razonable de precios, que queremos todos, sin un escenario claro en materia de importaciones de insumos». Son las palabras de un operador cercano a las cámaras textiles nacionales, al ser consultado por este diario.
Es que aun firmando un compromiso de congelamiento de precios, el acuerdo concreto será voluntario y rubricado con cada empresa, aunque la Fundación ProTejer hable de un universo de firmas pasibles de ser alcanzadas que ronda entre las 4.000 y 5.000. Lo cual establece los límites de la movida, que exigirá en cualquier caso que las primeras en firmar sean las empresas con mayor peso específico y con presencia en eslabones claves, lo cual marcaría el paso del resto de las empresas.
«Si bien este entendimiento no está directa y únicamente relacionado con el rubro indumentaria, se espera que ayude a morigerar la suba de precios finales», insistió ayer un cable oficial que demuestra el valor más simbólico que real de la movida armada por el equipo massista junto a sus allegados de la ProTejer.
Los fuertes incrementos en el rubro de Prendas y calzados están bajo la lupa del Gobierno desde hace rato. Los precios del rubro indumentaria marcaron un incremento acumulado interanual en septiembre del 118%, mientras que el índice de precios al consumidor marcó en el mismo período un avance de 83%. En tanto, en el acumulado del año el sector registra subas del 90,1%, unos 24 puntos porcentuales por encima de la inflación general en ese lapso (66,1%).
Las textiles rechazan de plano esos números. Indec sólo mide precios finales de lista, dejando afuera el comercio electrónico y los canales de venta directa, donde rigen promociones y descuentos que son tradición en el sector.
Asimismo, hablan de una inflación de costos internacionales que impacta de modo directo en los insumos importados y en materias primas fundamentales como el algodón. También hablan de una necesaria recomposición de márgenes de ganancias a partir de mediados de 2020, después de cinco años de caídas y recesión en el sector.

¿Sin ropa para el invierno?

La actividad es una de las que más críticas expuso hacia el SIRA, anticipando la potencial paralización de la actividad si no se libera el ingreso de prendas y telas. Aseguran que el rubro está a un paso del freno total por falta de hilados y dan por descontado que faltará ropa para el invierno de 2023.
El pasado 17 de octubre fue el debut del régimen, que llegó acompañado de quejas y reclamos entre los industriales, la logística y el aparato de producción textil. Entidades como la Unión Industrial Argentina (UIA) anticiparon un parate profundo a partir de la imposición de estas nuevas pautas. A tono con este malestar, desde la Asociación de Importadores y Exportadores (Aiera) también dieron muestras de malestar ante la falta de «especificaciones operativas» sobre el régimen, lo cual motivó la actual multiplicación de la exposición pública del titular de Aduana, Guillermo Michel, contestada desde las textiles con la misma campaña.
No son pocos los portales especializados que vienen reflejando que el faltante de telas es un dolor de cabeza para fabricantes y vendedores del rubro indumentaria. Hay serias limitaciones para la confección de prendas, como consecuencia de la escasez de tinturas. Por otra parte, en el sector señalan que hay demoras importantes en la entrega de artículos terminados al comercio, y dificultades para conseguir personal.

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