“La realidad exige una nueva definición de la función del abogado”

El coaching ontológico en el ámbito jurídico llegó para quedarse. Bárbara Filgueira explica cuáles son las habilidades blandas que hoy se requieren de un profesional del derecho que pretende diferenciarse de sus colegas

El sector legal está inmerso en un sinfín de cambios y retos importantes. El abogado necesita ahora adquirir nuevas competencias para convertirse en líder, ser un buen comunicador y gestionar sus equipos con empatía y excelencia. De acuerdo con esta idea, el coaching ha venido creciendo en los últimos años entre los profesionales del derecho. Los abogados desean ampliar en sus competencias, poner en marcha nuevas herramientas en su práctica y así convertirse en mejores profesionales para su cliente.

Bárbara Filgueira es abogada y executive coach en materia de liderazgo y desarrollo organizacional en el ámbito jurídico. Experta en bienestar, desarrollo profesional y personal branding, acompaña a abogados, equipos legales, jueces y fiscales para transformar su vida profesional y personal. Ejerció como fiscal subrogante por más de diez años y hoy es CEO de la Consultora Internacional inLaw, en la cual desarrolla capacitaciones, consultorías y coachings para abogados de toda Latinoamérica.

En una charla con Comercio y Justicia, Filgueira reflexionó sobre el momento que atraviesa la abogacía y cuáles son las aptitudes que todo letrado debe tener para ser un profesional exitoso. 

– La sociedad está atravesando cambios profundos y la abogacía no ha quedado ajena. ¿Qué aspectos debería tener hoy en cuenta un/a abogado/a que quiere potenciar su carrera?

– El primer aspecto que, a mi criterio, debe tener en cuenta cualquier abogado es que hoy en día no alcanza con saber sólo de leyes y procesos. La realidad exige una nueva definición de la función del abogado y eso requiere de nuevas habilidades. Habilidades que deben partir del análisis del entorno y de la auto observación. No todos los abogados necesitan lo mismo. Según algunos estudios, 75% de nuestro éxito profesional lo definen nuestras habilidades personales y sólo 25%, nuestras habilidades técnicas. Si bien cada vez son más, pocos son los abogados que invierten su tiempo en conocer y explotar ese costado más soft ¿Eso quiere decir que no debemos saber leyes? No. Significa que, además del conocimiento técnico de las fuentes del derecho, de los procesos, de la naturaleza jurídica de los institutos normativos, el abogado debe definirse ante una nueva realidad que exige mucho más.

Un abogado exitoso tiene en cuenta su bienestar, sabe gestionar su tiempo, reconoce estresores, sabe manejar equipos, sabe liderar y llevar adelante conversaciones expansivas, tiene noción de su propia felicidad.

– ¿Qué herramientas y habilidades son fundamentales para que un abogado pueda diferenciarse de sus colegas, además de sus conocimientos técnicos?

No debemos subestimar el avance de las nuevas tecnologías y de cómo ellas vienen a reemplazar el trabajo más operativo y técnico de los abogados. Éste es un tren que ya partió. La pregunta es si nos queremos subir o no. Por eso, las habilidades más fundamentales son aquellas que son irremplazables por la inteligencia artificial o las nuevas tecnologías y son aquellas que se reducen a la experiencia humana: el liderazgo, el compromiso, la escucha, la empatía, la gestión emocional. Tomar consciencia de la experiencia humana -propia y ajena- es lo que nos diferencia de las máquinas. Los abogados acompañamos a personas a atravesar momentos de dolor. Ya sea dentro o fuera del poder judicial. Ya sea en una empresa o en un estudio jurídico. Detrás de cada interés jurídico hay historias de vida, hay dolores, hay anhelos, hay dudas. El abogado debe conocer todo eso para desplegar excepcionalmente su trabajo. Requiere conectar con esa parte humana de su cliente, requiere comprenderlo, escucharlo y actuar conforme a ese interés ontológico.

¿Fallan las universidades cuando sólo ofrecen a sus estudiantes de abogacía una formación exclusivamente técnica?

No sé si diría “fallar”. Creo que sería bueno aggiornar algunas currículas a las exigencias actuales. No obstante, creo que cada uno debe hacerse responsable de su propia vida e invertir en su propio recorrido. Hay cientos de capacitaciones e infinidad de caminos posibles. Siempre he sido muy responsable a la hora de invertir en mi formación y he tratado de acudir a capacitaciones de excelencia -tanto desde lo hard como desde lo soft– y gracias a eso he tenido la oportunidad de capacitarme con maestros de diversas nacionalidades y modelos (España, Chile, Estados Unidos) y eso es lo que hoy les recomiendo a aquellos abogados que quieren invertir en su formación.

“Un abogado exitoso tiene en cuenta su bienestar, sabe gestionar su tiempo, reconoce estresores, sabe manejar equipos y llevar adelante conversaciones expansivas”.

– ¿Es posible repensar el modelo del Poder Judicial sobre otras bases que permitan mejorar la gestión de su tarea diaria?

Por supuesto. De hecho son muchos los poderes judiciales que se han atrevido a innovar en ese aspecto. Yo creo que todavía falta invertir más en capacitación. Una capacitación que salga de los circuitos cerrados del Poder Judicial. Hay que acudir a expertos en la materia y eso a veces es costoso, pero el valor transformacional de una capacitación de primera línea, junto con un plan sostenido puede marcar una verdadera diferencia a la hora de generar una transformación cultural. No siempre es fácil pero, sí, es posible. Soy muy optimista en lo que a la experiencia humana se refiere. He sido testigo de cambios y transformaciones maravillosas. Pero no me refiero sólo a las decisiones organizacionales, también hay mucho interés a nivel individual. Actualmente en inLaw trabajamos con muchísimos jueces, fiscales, secretarios y empleados quienes por motus proprio se acercan a tratar de mejorar su gestión. Ya no están esperando que las autoridades les vengan a solucionar su malestar. Muchos se hacen responsables de su propia felicidad y encaran procesos individuales y grupales para salir de la zona de malestar.

– ¿Cuáles son las claves que debería tener en cuenta un profesional del derecho para aggionarse a la época que vivimos?

La agilidad. La capacidad de desenvolverse en un mundo que cambia constantemente, que requiere una nueva disposición emocional y corporal. La adaptación a la realidad desde una plataforma de autoconocimiento y libertad personal y profesional volviendo constantemente a la pregunta ¿para qué? como norte.

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