Contar con un capital para invertir en una época de marcada inestabilidad económica puede ser motivo para perder el sueño. A diario, las crónicas periodísticas, los comentarios entre amigos y compañeros de trabajo y la directa constatación de la realidad arrojan datos preocupantes: alta inflación y dólar impredecible. Sin embargo, hay una alternativa viable y se llama capitalización en inmuebles. Entonces, sin importar lo difícil del contexto, o precisamente para brindar una solución valedera en ese mismo contexto, es que existe el sistema de Pilay.
Desde siempre, y en la actualidad esa situación no ha cambiado, invertir en inmuebles ha demostrado ser una manera segura y confiable de resguardar el capital, incluso en momentos complicados, porque, en última instancia, el ahorro está respaldado con una propiedad. En este marco, un fondo de capitalización en inmuebles a través de una empresa de comprobada trayectoria como Pilay muestra ventajas evidentes. ¿Y cómo funciona?
Primero, se realiza un aporte mensual que se une al de todos los demás asociados de la empresa. Esos fondos, según queda estipulado en un contrato, le permiten a Pilay comenzar con las obras. En concreto, con ese dinero se compran terrenos y se inicia la construcción de los edificios. Con este sistema no se está aportando para comprar un departamento específico, sino que el dinero se capitaliza en un fondo que está en constante movimiento y que se sostiene con los aportes de todos los clientes de la empresa. Los departamentos se adjudican dentro de la cartera del fondo de capitalización.
Para que se revalorice el capital invertido, los aportes a este fondo se actualizan permanentemente. De este modo, el ahorro gana valor a medida que pasa el tiempo, generando, a la vez, construcción en la región, mano de obra e impulso para la economía.
Al momento de recibir el departamento, el cliente puede alquilarlo para tener una renta fija, quedárselo para vivir él o sus hijos o venderlo a valores de mercado. A diferencia de otros productos financieros, este sistema está respaldado en activos reales: los ladrillos. Asimismo, al ser un fideicomiso financiero, está supervisado por la Comisión Nacional de Valores.
La clave es buscar una empresa sólida como Pilay, con trayectoria y comprobada eficiencia en cuestiones esenciales, como contar con un alto índice de cumplimiento y productos de buena calidad. Que un inversor pueda conciliar un sueño tranquilo y reparador en situaciones volátiles es posible. Pilay es el mejor aliado para lograr ese objetivo.