Kimberly-Clark, en conjunto con el Instituto Argentino de Responsabilidad Social, presentaron un listado de consejos prácticos para incentivar las pymes a cuidar el medio ambiente.
Kimberly-Clark, compañía que desarrolla productos descartables para la salud, la higiene y el cuidado personal, en asociación con el Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresarial (Iarse), presentaron diez buenas prácticas para desarrollar y gestionar un plan ambiental en pymes.
La información es parte del programa de capacitación Integrity Project, que fortalece e impulsa a los proveedores a desarrollar una gestión orientada a la sustentabilidad.
“Las empresas dependemos de materias primas e insumos del medio ambiente. Independientemente del tamaño de la organización, todos tenemos la responsabilidad social de minimizar el impacto negativo. Éste es un compromiso que queremos compartir con firmeza en el mes del medio ambiente”, asegura Fernando Hofmann, director de Asuntos Legales y Corporativos de la empresa.
Entre las prácticas aconsejadas en materia de medio ambiente en la Guía de Sustentabilidad, se encuentran:
Auditar regularmente el desempeño social y ambiental de la empresa. Calcular consumos de agua, electricidad, combustibles, lubricantes, papel, envases descartables, plásticos, emisión de residuos y desechos, etcétera. “Sólo conociendo esos impactos la empresa se podrá plantear reducciones, cambios y mejoras”, dice el informe.
Comprometerse íntegramente con la legislación vigente. Estructurar el negocio de manera de incluir criterios de sustentabilidad que abarquen desde las instalaciones hasta el diseño de los procesos y el uso racional y bien planeado de los recursos naturales.
Reciclar y reutilizar en la medida de lo posible. Residuo representa todo aquello que no se puede utilizar o vender, por lo cual se debería pagar para buscarle una alternativa. Transmitir ese concepto a empleados, colaboradores y proveedores.
Usar productos de limpieza no tóxicos y otorgar preferencia a los orgánicos. Verificar con la compañía de servicios de limpieza o con el proveedor de insumos las especificaciones de los productos que están siendo utilizados en la empresa y compararlas con los atributos y componentes de opciones alternativas que el mercado de productos sustentables y amigables con el ambiente ya ofrece.
Utilizar iluminación inteligente, priorizando siempre la luz natural. “Hay muchos productos alternativos en el mercado que proporcionan mejor iluminación y significativa economía en el consumo de energía eléctrica”, dice el informe. Algunos ejemplos: censores de ocupación para locales desocupados, reflectores eficientes, instalaciones con modelos fluorescentes y lámparas fluorescentes compactas o del tipo LED.
Brindar la posibilidad de trabajo a distancia cuando sea posible. Cuando sea posible y conveniente, permitir que los empleados trabajen en sus casas. Utilizar correo electrónico, líneas extras de teléfono y otras tecnologías de bajo costo para que ellos se comuniquen desde su casa con la oficina.
Diagramar y controlar el uso racional de vehículos propios y los de proveedores. Esta acción cuida a la gente, disminuye el impacto ambiental, aumenta la duración de los bienes, evita congestionamientos de tránsito, y vigila y protege el contenido de las cargas, entre otras.
Realizar un sistema de reciclaje de los recursos en desuso. Trabajar con los clientes de forma que retornen envases, productos usados y/o viejos provistos por la empresa y/o por otra. Al proyectar nuevos productos o nuevos envases, si es posible, integrar a ellos el concepto de reducción, reutilización, recuperación y reciclaje.
Evitar comprar y/o utilizar productos que generen residuos. Al realizar compras de la empresa, buscar productos que sean más durables, de mejor calidad, reciclables o que puedan ser reutilizados o recuperados.
Motivar a los empleados a cuidar y preservar la naturaleza y todo tipo de recursos. Incentivar a los colaboradores para que busquen maneras alternativas de evitar desperdicios y prácticas contaminantes. Estudiar la posibilidad de premiarlos realizando, por ejemplo, donaciones en sus nombres para una institución de caridad. Nombrar periódicamente un “campeón verde”, que demuestre el compromiso de la empresa con el medio ambiente.