El investigador del Área Académica Comportamiento Humano en la organización de la Escuela de Negocios IAE de la Universidad Austral advierte de que existen vacíos en este campo en los países en desarrollo.
“En el futuro, el que va a mandar sobre las prácticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es el consumidor. Él decidirá si compra o no un producto dependiendo del proceso de su fabricación”. Ésta es una de las conclusiones a las que arribó el profesor Alberto Willi (foto), del Área Académica Comportamiento Humano en la organización de la Escuela de Negocios IAE de la Universidad Austral.
Recientemente, Willi presentó los resultados de su tesis doctoral “Determinantes institucionales de la RSE en países en desarrollo”, en los cuales entrevistó a más de 60 directores de Sustentabilidad y RSE de diversas compañías. Los temas prioritarios que surgieron del relevamiento son educación, salud y medioambiente.
Según este investigador, existen tres factores determinantes para actuar en materia de RSE.
El primero son las “fuerzas coercitivas”, lo que impone el Estado.
“En Argentina no actúa como tal, está para convalidar las prácticas pero no para imponerlas, solo actúa para legitimar lo que una empresa hace”, afirmó. Y agregó: “Por ejemplo, las multinacionales tienen un rol coercitivo con mecanismos blandos. No tienen poder de ley pero me imponen ciertas prácticas para ser su proveedor”.
Legitimadores
El segundo factor que influye en las empresas son las “fuerzas normativas”. Aquí aparecen los institutos, organizaciones que se constituyen en un centro referencial en la materia.
“Legitiman prácticas de RSE, informan, diseminan y son lugares de intercambio para las compañías. Los institutos dictan lo que se debe hacer sin obligar”.
Por último, señala como factor las “fuerzas culturales”, que se refieren a cómo entendemos el pasado y cómo pensamos el futuro. Para el investigador, será el consumidor quien tendrá el protagonismo con su decisión de compra sobre productos que cuiden y respeten determinados procesos en su cadena de fabricación.
En cuanto a lo cultural, en las pymes y empresas familiares, advirtió de que los valores religiosos predisponen hacia un comportamiento filantrópico. Este tipo de compañías tienen una fuerte tradición de ayuda a la comunidad cercana. “La solidaridad, refiriéndose a la urgencia, parecería ser una nota de la cultura de Argentina. Las pequeñas empresas ven estas prácticas como algo común”, aseguró Willi.
A la hora de analizar globalmente los mercados internacionales, son éstos los grandes reguladores mediante estándares, especialmente en temas ambientales y de derechos humanos, que funcionan como barreras de entrada.
Futuro
Como conclusiones generales, la tesis doctoral sostiene que “las prácticas normativas marcan el camino, no hace tanta falta lo regulativo. Luego distintos actores van configurando el camino”. Además, advierte de que “existen vacíos institucionales en los países emergentes, no hay leyes que legislen”.