Por Federico Zárate*
Hablar de Responsabilidad Social y de Sustentabilidad ya no es algo tan novedoso como lo era hace tan sólo algunos años. El tema va dejando de ser ficción, para ir convirtiéndose en una realidad que está a la vista de quien quiera -verdaderamente- prestar atención.
Podemos afirmar que hay una mayor demanda y oferta de Responsabilidad Social y Sustentabilidad (RSyS), y en buena hora que así sea. Cada vez más, el tema está presente en escuelas, en universidades, en empresas y en organizaciones de diferentes tipos, tamaños y sectores.
Cabe destacar que el mayor interés de las instituciones educativas es fundamental para poder promover una Ética del Cuidado, que esté orientada a formar personas que puedan pensar, decidir y actuar con criterios de Responsabilidad Social.
Algo que nos sorprende gratamente es la cantidad de emprendimientos que están surgiendo; impulsados, en su gran mayoría, por las generaciones más jóvenes. Son pensados desde su origen con criterios de sustentabilidad para marcar una diferencia competitiva que está fundamentada en la creación de múltiples formas de valor (ético-cultural, económico, social y ambiental), alcanzando altos niveles de reconocimiento; y que son priorizados por clientes/usuarios que valoran una gestión más responsable y sustentable.
Estamos comenzando a ser conscientes de que la realidad de la sociedad y del planeta exige un cambio de paradigmas; y definitivamente las generaciones más jóvenes cumplen un rol fundamental como líderes de una revolución conceptual que contribuye a ese cambio, y que afecta no sólo al mundo -y a los modelos- de los negocios sino también los hábitos de conducta de la sociedad en general.
En el mundo empresarial, cada vez son menos los que creen que la RSyS es pura filantropía. La teoría y la práctica avanzan para ir superando esa limitación conceptual, siendo también influenciada positivamente por el ingreso de los recambios generacionales al ámbito laboral, con renovadas expectativas, a las que hay que saber adaptarse. A su vez, del otro lado, también son, principalmente, estas generaciones las que han comenzado a ejercer presión a las empresas con nuevos hábitos de consumo, demandas de cuidado del medio ambiente, mayores niveles de seguridad y cuidado de la salud, aumento de la calidad de vida, diversidad e inclusión social, entre muchas otras.
Ya no se discute que la RSyS es una forma de gestión que afecta directamente la competitividad de los negocios involucrando a todos los públicos de interés con los que ésta se relaciona. La manera en la que se toman las decisiones en una organización se debe enfocar en la creación de más valor a los fines de contribuir al Desarrollo Sustentable.
Actualmente, esa filosofía se resume en el concepto de Gestión Responsable Orientada a la Sustentabilidad (GROS) y tiene cada vez más importancia.
Por un lado, están las presiones de empresas líderes en la temática para con otras empresas integrantes de sus cadenas de valor; que se suman a las expectativas de los diferentes grupos de interés con los que éstas se relacionan. Va a resultar cada vez más difícil hacer caso omiso a estas nuevas demandas que se convierten en variables de elección y de relacionamiento a largo plazo.
Por otro lado, es necesario vislumbrar que la temática también se comienza a entender como una oportunidad para el desarrollo de una ventaja competitiva enfocada en hacer las cosas de una determinada manera, que potencia la creación de múltiples formas de valor y que aporta más a la sociedad y al planeta, pero fundamentalmente que enorgullece y dignifica.
En el ámbito público, aunque con más atraso, también se puede observar que actualmente el tema comienza a tener un mayor nivel de permeabilidad. En los últimos años, han surgido distintos organismos gubernamentales que pretenden promover la RSyS; y algunos de ellos con iniciativas valiosas.
Hay otros que demuestran un mayor nivel de interés por el tema; y también aquellos que van adquiriendo niveles superiores de madurez que los lleva a comprender las implicancias que tiene una gestión seria en relación con el tema; entendiendo que es necesario reconocer y relevar los impactos en sus distintas dimensiones, gestionarlos, y aumentar la rendición de cuentas. Estamos ante un proceso de afianzamiento y, al mismo tiempo, de superación de la etapa de sensibilización y de introducción de la temática en la sociedad.
Si bien todavía queda mucho trabajo por hacer, también es cierto que se ha iniciado una nueva etapa que está enfocada en aprender a incorporar a la gestión de las empresas y organizaciones criterios de RSyS, para poder hacerlo de una manera seria y comprometida.
Para ello, se hace imprescindible poder reflexionar seriamente sobre los ¿por qué? y los ¿para qué?, a los fines de comprender la verdadera importancia del ¿cómo? La cuestión es si todavía hay quienes prefieren no prestarle atención a la realidad y seguir viviendo en la ficción.
* Director de Formación del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (Iarse).