Los emprendimientos y las operaciones requieren de atención pública articulada con la acción privada. La Licencia Social para Operar (LSO) es un enfoque, entre otros, formulado para que una empresa logre construir una relación continua entre la organización y sus partes interesadas. Se trata de consolidar equilibrios en las relaciones sociales que permitan crear climas que faciliten la convivencia y la mutua creación de valor”, asegura Claudio Moreno, jefe de Responsabilidad Social Empresaria de Transportadora de Gas del Norte (TGN). “Las percepciones que la comunidad se forma acerca del servicio son, en gran medida, consecuencia de las relaciones interpersonales que todos y cada uno de los empleados de TGN contribuye a crear en el día a día.
Los programas de responsabilidad social, el voluntariado Ronda y los procesos de diálogo abordados desde TGN con comunidades, gobiernos locales, organizaciones comunitarias indígenas, de desocupados, etcétera son acciones que intentan crear escenarios que ayuden a la configuración de ese imaginario sintetizado en la Licencia Social para operar de TGN”, dice el especialista al ser consultado sobre las acciones que realiza la firma. “La interacción entre lo público, lo privado y la sociedad para lograr objetivos de desarrollo sustentable es un gran desafío”
Responsabilidad en la cadena de valor
En palabras de Moreno, muy pronto se cumplirán tres décadas desde que Michel Porter acuñó por primera vez el concepto de cadena de valor. La producción, la logística de entrada y la logística de salida conforman un proceso en el que es posible identificar fuentes de creación de valor. “Lo esencial de este planteo radica en la incorporación lisa y llana de la responsabilidad social y la sustentabilidad en los procesos centrales de cualquier negocio”, resalta el directivo al mismo tiempo que completa: “TGN no es ajena a esta tendencia global.
Desarrolla una actividad asociada a los primeros eslabones de la cadena industrial gasífera. Transporta el gas que los productores acuerdan entregar a las empresas distribuidoras de gas o a las termoeléctricas. Su dispersión geográfica, la diversidad de las 14 provincias argentinas en las que opera, los estándares de la industria y la regulación, entre otras características, hacen de TGN un caso muy particular”. Y sobre este tema, el especialista plantea los principales desafíos que tiene actualmente la empresa en particular: el desarrollo de proveedores locales en la cadena de valor, la gestión colectiva con otras empresas para lograr mayor impacto en la comunidad, las diligencias previas con gobiernos y organizaciones sociales en la ejecución de obras y los proyectos sociales que se realizan con la comunidad. “La interacción entre lo público, lo privado y la sociedad civil parar lograr objetivos de desarrollo sustentable para nuestras sociedades es el desafío que más está presente en cada una de las iniciativas.
Por ahora veo mucha acción y poca coordinación”, asegura Moreno. En otro orden, sobre los espacios de formación y capacitación en RSE, el directivo los considera “relevantes en la medida que logran que las variables sociales y ambientales permeen en las técnicas de gestión”. “Entiendo que el aprendizaje pasa por comprender el impacto de todo lo que hacemos y que las decisiones que tomamos no pueden ser el resultado de un mero acto administrativo. Esta visión nos valoriza como ciudadanos. A veces ponemos el peso de nuestras frustraciones en las instituciones sin hacernos totalmente responsables de lo que hicimos. Nos olvidamos de que somos nosotros, las personas de carne y hueso, las que formamos parte de las organizaciones y que nuestra contribución puede ser valiosa para que las cosas cambien”