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Santiago Kovadloff: “Debemos generar un saber sinfónico ante la complejidad”

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El filósofo, ensayista y poeta afirmó que el conocimiento en universidades y academias está muy fragmentado y que su porvenir está ligado “a la denuncia que se haga sobre la instrumentación que
el poder hace del saber”

Por Carolina Klepp – [email protected]

La ciencia se vistió ayer de fiesta en Córdoba, la Academia Nacional de Ciencias celebró sus 150 años y lo hizo rodeada de destacados referentes nacionales que están haciendo historia en Argentina y en el mundo. Uno de ellos fue Santiago Kovadloff quien cautivó al público con su conferencia magistral en la que se preguntó, reflexionó y respondió sobre el significado de la ciencia. Luego, dialogó con Comercio y Justicia.

– En su conferencia sostuvo que hoy no tenemos “espíritus universitarios” sino “espíritus facultativos” y mencionó que “debemos generar un saber sinfónico ante la complejidad”. ¿Cómo repensar desde allí la universidad?
– Las academias reproducen en principio la estructura vertical del conocimiento medieval. La universidad se funda sobre la idea de que en su cúspide está la teología, que es la que vertebra la unidad de todas las disciplinas particulares. Hoy en la cúpula ya no hay nada más que una ilusión empalidecida de la ciencia como saber dominante. En verdad, lo que es dominante es la tecnocracia, no la ciencia. Pero las academias reproducen esta idea de la segmentación del saber, tenemos academias de literatura, de ciencias médicas, de matemáticas; todas las disciplinas encuentran espacio académico que convalida su legitimidad social. Las academias, por un lado, posibilitan el reconocimiento de la idoneidad profesional de quienes la integran, pero al mismo tiempo perpetúan ese carácter segmentado del saber que tienen las facultades o las distintas áreas del saber llamado universitario.
El espíritu universitario es un espíritu orquestal, implica la posibilidad de entender la interdependencia que puede haber por ejemplo entre un físico y un poeta, porque la hay, no se trata de una ensoñación romántica. Si el universo es un infinito en expansión, como la física lo ha anunciado a través de fórmulas muy difíciles de traducir a palabras, estamos delante de una vivencia poética. Es impensable lo que estoy diciendo, ¿cómo se concilian esos dos conceptos? Parece contradictorio. Pero en la poesía, la dimensión de lo metafórico también tiende a conciliar opuestos.
Yo creo que el porvenir del conocimiento está muy unido a la denuncia que se haga de la instrumentación que el poder hace del saber. Si bien, a mi modo de ver, esto no tiene solución, nosotros podemos atenuar la desigualdad, podemos denunciar.

-¿Es pesimista?
– No soy pesimista. Puedo combatir la instrumentación que el poder hace del saber, pero me parece que es muy difícil derrotarlo, la experiencia histórica lo demuestra. Tanto en el mundo comunista como en el capitalista los laboratorios están al servicio del poder. Tenemos que vivir combatiendo esa realidad pero sin la ilusión de que podemos terminar derrotándolo.

– En la conferencia hizo mención a que la fragmentación también nos ha llevado a donde estamos hoy en política, lo que hace referencia a “la grieta”. ¿Qué análisis hace de ello?
– La política incluye un término franco que es “partido”, partido quiere decir que está partido. Los partidos han ido perdiendo representación social porque perdieron credibilidad doctrinaria y, como consecuencia de esto, tenemos más bien dos realidades que son contradictorias entre sí. Una es la que concibe la ley sujeta al poder y la otra es la que concibe el poder sujeto a la ley. Este último es el punto de vista del republicanismo que está en crisis, porque el populismo, que propone la tesis inversa que es que la ley quede sujeta al poder, pareciera prosperar en desmedro de la democracia. Democracia que, por otro lado, no ha demostrado demasiada eficiencia en la capacidad de resolver problemas sociales.

– Entonces, ¿cuál sería para usted la evolución alternativa al republicanismo y al populismo?
– Creo que Occidente ingresa en una etapa donde el capitalismo se está autodestruyendo como dice Felipe González, el líder del socialismo español. Estamos en un período en el cual la disfuncionalidad de los sistemas democráticos ha dado lugar a la irrupción de prioridades completamente autoritarias, totalitarias, de extrema derecha, de intolerancia muy profunda, que son respuestas dogmáticas a problemas que exigen flexibilidad e imaginación. Pero, para poder promover la flexibilidad y la imaginación hace falta un espíritu de convivencia entre quienes no coinciden. ¿Qué es una democracia republicana? Es una democracia en la cual usted y yo tenemos puntos de vistas distintos sobre cómo debe procederse en el marco de una república pero los dos coincidimos en que es necesario una república. Pero, cuando ya no coincidimos en eso ya no podemos hacer política, porque la política es negociación, es búsqueda de consenso entre quienes no coinciden, pero en el marco de un repertorio axiomático fundamental como que la Constitución Nacional no debe ser cambiada sino obedecida. Estamos lejos de la racionalidad, estamos embarcados en el fanatismo propio del racionalismo extremo.

– Para ello se requerirán nuevas generaciones que aprendan algo distinto. En el Día del Maestro usted destacó sus valores, ¿qué mensaje para ellos en este contexto?
– Los maestros, por un lado, se han visto reducidos en países como el nuestro a demandantes de mejores salarios, están en manos de un sindicalismo que reivindica primordialmente demandas salariales. La necesidad de reparación salarial afecta fundamentalmente el significado de la enseñanza. Absolutamente es indispensable que un maestro tenga condiciones de vida digna pero es muy difícil establecerlas en países donde la prioridad no es la educación. Insistir en el papel de la educación es un deber de cualquier sensibilidad cívica, y hacerlo con rigor, con intransigencia moral. Por cierto no es una actitud mayoritaria.

“Me hubiera gustado ser músico, actor y astrónomo»

El espacio de la academia de ciencias motivó la indagación a facetas más personales sobre qué otras elecciones profesionales o científicas hubiera tomado Santiago Kovadloff de no ser lo que hoy es. No le hizo falta tiempo para pensar, rápido respondió: “Me hubiera gustado mucho ser músico y actor”. ¿Por qué? “Porque tengo condiciones para ser un buen actor aunque no las he cultivado, me encanta el teatro enormemente. Y si bien soy escritor y, en parte he realizado mi sueño, también me hubiera gustado ser dramaturgo y no sólo ensayista y poeta. Me hubiera gustado mucho escribir teatro y no tengo talento para hacerlo, sólo el deseo.
También admite que hubiera sido muy feliz como astrónomo. La razón: “Porque me parece que la meditación de lo imponderable nos brinda una posibilidad de discernimiento ético sobre la vida humana muy grande. Nunca dejaría de ser filósofo, pero, dentro de este inventario de lo trunco, me gustaría además haber sido un astrónomo”.

Gabriela González ya es parte de la Academia

La física Gabriela González fue incorporada ayer a la Academia Nacional de Ciencias en reconocimiento a sus antecedentes científicos y personales; y por su papel en el desarrollo de su especialidad en la Argentina. Fue también en el marco de las actividades conmemorativas y brindó la conferencia “Einstein, agujeros negros y ondas gravitacionales”.

Comentarios 1

  1. Josefina Baigorria says:

    Una vez más, Santiago Kovadloff iluminando nuestro ser.
    Que sea posible una República para nuestros hijos y nietos.

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