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Avizoran la convivencia de los bots y los robots con los profesionales

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La revolución tecnológica impacta de lleno sobre las perspectivas del trabajo humano. La inteligencia artificial y la automatización, en pleno debate. Los abogados, una de las profesiones más resistentes al cambio tecnológico, obligados a receptar las nuevas olas digitales

Por Carolina Klepp – @carolinaklepp

La revolución tecnológica y los cambios políticos y sociales que ésta produce en el ámbito internacional es hoy tema de debate en el mundo y América Latina no escapa a la discusión. ¿Qué impactos visibles -y otros que no lo son tanto- se están generando? Sobre esto se explayó Mario Castillo, jefe de la Unidad de Innovación y Nuevas Tecnologías de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su paso por Córdoba en el marco de la III Cumbre Académica que concluyó el viernes en la Universidad Nacional de Córdoba con profesionales y catedráticos de América Latina, el Caribe y Europa.
En diálogo con Comercio y Justicia aseguró: “Estamos en una coyuntura de alta incertidumbre, de cambios acelerados asociados a distintas convergencias políticas, sociales y tecnológicas, y también frente a desafíos. Uno de los retos principales es el futuro del trabajo asociado a la revolución tecnológica, cuál va a ser el espacio en el que va a tener sentido formar a profesionales y técnicos y que tengan una participación activa en los procesos de crecimiento y desarrollo en un país”.

– ¿Y qué futuro avizoran?
– Durante el último siglo todo el proceso de prosperidad económica se realizó bajo el proceso de industrialización que todos conocimos, en el cual el mecanismo fundamental del progreso y movilidad social fue el trabajo, asociado a la contratación de trabajadores, a los sistemas de formación y capacitación, pero hoy día eso está cambiando. No hay industria, hay nuevas plataformas tecnológicas, se habla de una hiperconectividad, se habla inclusive de inteligencia artificial, de robótica, y por lo tanto hoy se vuelven obsoletos las formaciones y competencias en estos jóvenes que se están preparando para el mercado laboral.

-¿Cuál es la reforma que debe hacer hoy la universidad en este contexto de automatización, de inteligencia artificial?
-En primer lugar creo que es imposible predecir qué va a pasar los próximos cinco o diez años, pero sí hay ciertas tendencias que hoy son prácticamente inevitables y que tienen que ver con cómo el proceso de convergencias de tecnologías y el desarrollo de nuevas capacidades se están acelerando. El proceso de cambio tecnológico no es nuevo, se acelera después de la revolución industrial, pero la diferencia que hay es que en ese momento por lo menos había una generación de tiempo para preparar a los nuevos trabajadores y, hoy día, las olas tecnológicas se están sucediendo cada tres o cuatro años. Entonces, el tema fundamental de los profesionales es que se tienen que reconvertir hasta cuatro veces en su vida laboral.
En generaciones anteriores, las formaciones duraban para prácticamente toda la vida. Hoy, dada la velocidad, los conocimientos quedan obsoletos. El desafío de los organismos educacionales es generar las competencias básicas que permitan manejar las nuevas plataformas tecnológicas y de esa forma ir aprendiendo y actualizándose en los cambios que se van sucediendo.

– ¿Y los profesionales que ya están ejerciendo desde hace años deben volver a la universidad para ello? ¿Están las universidades preparadas?
– Hoy hay una tensión sobre cuál es la institución que pueda reconvertir las competencias de los profesionales. Creo que son múltiples actores los que deben intervenir. Son las universidades, pero -también- los centros de investigación, las empresas, las instituciones, que tienen que determinar políticas públicas y crear un ecosistema de actualización.

– En su conferencia dio como ejemplo lo que les espera a los abogados en un contexto de inteligencia artificial y el protagonismo de los algoritmos.
– Hay dos elementos que se han acelerado y que requieren de un cambio radical en la organización de las tareas. En primer lugar está el desarrollo de los algoritmos, el desarrollo de la computación, que hoy día permite sistematizar cualquier sistema, por muy complejo que sea. Esto significa que con estos algoritmos, asociados a la analítica de grandes datos, es posible modelar y sistematizar cualquier actividad no solamente rutinaria sino también actividades cognitivas. Estamos llegando a que estos sistemas hoy día están desarrollando procesos de aprendizajes.
Ése es el cambio radical que hay desde el punto de vista del trabajo humano porque, hasta los albores de la revolución industrial, el conocimiento cognitivo era de la labor humana de profesionales; por lo tanto, la automatización era de tareas repetitivas.
El mensaje que hoy estamos enviando es que no creemos que haya una sustitución completa de máquinas o de bots o robots asociado al desempeño profesional humano, sino que lo que va a ocurrir va a ser una convivencia, entonces ahí se habla de los co-robots o co-bots.
Un ejemplo extremo, una de las profesiones más adversas al cambio tecnológico es la profesión de abogados, pero hoy en Europa y Estados Unidos hay empresas de inteligencia artificial que están desarrollando modelos analíticos, con alta eficiencia, que pueden compilar, evaluar, simular situaciones de juicio, analizar expedientes y fallos a alta velocidad, en cantidades muy altas y en un nivel de sistematización mucho mayor que lo que pude hacer un profesional y con menor tasa de falla.
Eso no significa que los abogados vayan a ser co-bots, pero sí su profesión va a tener que convivir y por lo tanto desarrollar aplicaciones que permitan que esa tarea cognitiva y de mucha analítica puede ser mejorada con la utilización de algoritmo, de inteligencia artificial y de procesos de aprendizajes.

Sobre la cumbre académica

Sobre la Cumbre Académica, Castillo afirmó: “En este espacio podemos identificar los marcos analíticos y las políticas que deben asumir nuestros países”.

Catedráticos y profesionales discutieron sobre el presente de las universidades, para avanzar con propuestas hacia el futuro de la educación superior.

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