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La perspectiva salarial

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Por Carlos Toselli*

Desde 1988, con el restablecimiento de la democracia, se produjeron modificaciones convencionales y se comenzaron a pactar acuerdos salariales que fueron consumidos por la hoguera de la hiperinflación, la consecuente convertibilidad forzada y la decisión de sujetar aumentos salariales a incrementos de productividad.
La salida forzada de la dolarización irreal y la pesificación asimétrica del gobierno de Duhalde generó una nueva y brusca caída del poder adquisitivo de los trabajadores argentinos. Dieciocho años después, nos encontramos otra vez con un escenario complejo, donde las variantes de recomposición salarial pueden establecerse a través de los siguientes modos o modelos:
a) Asignaciones no remunerativas de orden general: así se encaró la salida de la convertibilidad en 2002 y 2003, manteniendo paralizada la negociación colectiva en la discusión salarial, otorgando incrementos generales, de suma fija y de carácter no remunerativo. Este último aspecto fue declarado inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa “González c/ Polymat S.A.”. Dicho sistema genera un claro achatamiento salarial. Puede considerarse idóneo para la reactivación inmediata del consumo de aquellos que no poseen capacidad de ahorro y con necesidades básicas insatisfechas, pero deja afuera a muchos sectores no alcanzados en una mejora porcentual significativa.
b) Aumentos salariales generales: idéntico al anterior. Difiere en que al ser remunerativo el incremento impacta sobre los rubros adicionales vinculados convencionalmente con el salario. Además genera obligaciones de contribuciones y aportes al sistema de Seguridad Social (que en nuestro país orilla entre el 18 y el 20 por ciento de la masa salarial).
c) Negociación por actividad, con cláusulas de reajustes salariales estimadas apriorísticamente y normalmente por tramos: en época de alta inflación pueden ocurrir tres o cuatro al año. Con este método la recuperación salarial o la simple conservación del poder adquisitivo depende del “poder de fuego” negocial del sindicato. Así, se pueden repetir las inequidades de 2019, donde hubo cinco gremios que obtuvieron aumentos salariales por arriba de la inflación, mientras otros, como el textil, perdieron más de 30 puntos de poder adquisitivo.
d) Cláusula gatillo: ideada para preservar el poder adquisitivo de los asalariados, con diversas variantes. Algunas de ellas son pactadas ab initio y con reajuste mensual o trimestral pero, sin aditamentos, corriendo por detrás de la inflación. Existen variantes en la que se pacta un aumento salarial porcentual por tramos y se dispone de una cláusula de garantía, que se activa si la inflación supera al aumento pactado. Últimamente, esta disposición se acordó en algunos sectores del empleo público nacional, provincial o municipal (tales como municipales o docentes) y, si bien refleja un modo equitativo de retribución para el operario, no toma en cuenta dificultades financieras o de recaudación de los entes públicos, que como tales carecen de capacidad de generar ganancias en la prestación de sus servicios y cuyos ingresos exigen sacrificios de los contribuyentes, quienes son, en definitiva, los que solventan dicho emolumento.
Si esto es complejo en el ámbito público, en el sector privado las dificultades se acrecientan y, salvo actividades ligadas esencialmente a la exportación (como podrían ser el sector petrolero, el cerealero o alguno de sus derivados), resulta imposible hacer abstracción de las realidades crediticias, impositivas, de producción y de mercado que impactan sobre los productos que ofrecen y que conforman la masa de donde ha de salir el salario de los dependientes.
Conclusión: Nuevamente nos encontramos en una encrucijada de hierro, donde los sindicalistas comenzaron la tarea de pactar incrementos salariales con sus patronales públicas y privadas, y donde asoman pedidos de activar o desempolvar la cláusula gatillo para garantizar el salario de sus afiliados. Los próximos meses dirán si el punto de equilibrio ha sido alcanzado y todos los actores sociales encuentran una solución al desasosiego actual o si seguimos avanzando hacia el abismo tan temido. 

* Coordinador de la Especialización en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Socia de la Escuela de Graduados (Facultad de Ciencias Económicas UNC). Inscripciones abiertas www.graduados.eco.unc.edu.ar

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