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La compleja tarea que les espera a las nuevas autoridades

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Por Salvador Treber
Exclusivo para Comercio y Justicia

El flamante equipo económico nacional tiene un enorme desafío, pues el gobierno precedente no pensó ni previó en cómo afrontar el crecido pasivo por él acumulado.
Resulta obvio que, en esta área, el equipo ministerial inevitablemente debe rendir su primer gran y exigente examen, ya que cualquier error que se cometa en este aspecto será muy difícil de corregir con posterioridad. El presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que acaba de anunciar su renuncia a partir del 10 de diciembre, manifestó su escasa voluntad para preparar en forma adecuada la obligada transferencia de la conducción de esa entidad clave en el diseño y conducción económico-financiera del país. Pocos días atrás sostuvo que hay suficientes dólares para “llegar a fin de año”, lo cual prueba su nula predisposición a coadyuvar a que la transición se haga sin sumar nuevos problemas.

El hecho de pensar sólo “hasta fin de año” demuestra un alarmante y peligroso grado de irresponsabilidad puesto en evidencia. Pero lo peor del caso es que lo que sostuvo Guido Sandleris no se ajusta a la verdad. La venta diaria de dólares generó una pérdida acumulada de potenciales reservas por casi US$90 mil millones, sin lograr frenar o siquiera atenuar la suba de la cotización. Como la única fuente de provisión de la moneda estadounidense son las exportaciones, éste será un problema crucial a resolver desde el inicio para el nuevo equipo económico. La reprogramación total de la deuda, por tanto, se convirtió automáticamente en otra de las primeras y más urgentes prioridades; exige definir una guía de acción al respecto.
Dado que el total de la deuda, sólo en jurisdicción federal, es de alrededor de US$310 mil millones, antes de emprender dichas negociaciones se deben elaborar en detalle los objetivos y respectivos planteos que deben formularse. El caso del pasivo contraído con el Fondo Monetario Internacional debe ser motivo de un tratamiento especial, pero en ningún caso los nuevos plazos pueden ser menores a una década.

El monto antes referido es aceptado como real por todos los analistas y, al respecto, la consultora Daniel Marx ha anunciado que -según el resultado de sus evaluaciones- la deuda “sólo” ascendería a US$281.296 millones que equivaldrían a 63% del PBI argentino.
Debe advertirse que en este caso dicha cifra incluye las deudas correspondientes a la Nación, todas las provincias y las del BCRA. De ese total, las transferencias intrasectoriales totalizan un importe equivalente a US$106.000 millones. Teniendo en cuenta las características de exigibilidad, se subraya que debería prestarse muy especial atención a lograr una renovación con ampliación de US$223.000 millones, equivalentes a 51% del PBI.
Luego de determinar con cierto grado de certeza cuál es el verdadero total de acreencias a atender, si se resuelve requerir quitas tanto en capital como en intereses -y no sólo la referida extensión generalizada de los plazos- las negociaciones serán notoriamente más complejas y conflictivas. A modo de amenaza, los voceros de los grandes acreedores privados han hecho circular que si se “osa” realizar quitas se debe “olvidar” el desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta.

Los desafíos más serios
Los más destacados operadores financieros coinciden en que nuestro país puede no apelar a quitas y retornar de inmediato a los mercados, sólo ampliando adecuadamente los plazos de pagos, pues advierten que sería problemático un “reperfilamiento” con cortes y quitas. Sostienen que ello permitiría emprender una importante extensión de la actividad económica en general y, muy especialmente, ponen el acento en asegurar un indispensable proceso de continuo crecimiento en el ritmo de las exportaciones.
Se insiste en analizar muy en detalle la instancia de una virtual cesación de pagos como lo actuado por parte de nuestro pequeño vecino Uruguay y por el más distante Portugal. En ambos casos los respectivos acuerdos han viabilizado una extensión y permitieron dar lugar a una sólida consolidación de dos procesos exitosos con resultados superávitarios, sin tener que apelar a cortes en áreas o actividades sensibles como educación y salud.
Se estima que el mayor desafío en nuestro caso será extender los plazos en varios años y también conseguir acceder a fuentes generadoras de dólares que permitan sin dificultad sostener una expansión creciente de la economía que al par respalde un creciente consumo de la población y que sólo requiera encarar un ajuste del gasto público en rubros de menor relevancia económica-social.

A ese efecto se saluda con entusiasmo la creciente relación con China que puede llegar a convertirse en un factor esencial de crecimiento durante la década que recién comienza. También se menciona al mismo efecto la posible incentivación del comercio con Rusia, que puede llegar a ser otro buen cliente, aunque en un grado notoriamente inferior al del precitado gigante asiático. No debe perderse ni por un momento de vista que 80% del referido pasivo externo argentino, nada menos que 89,4%, ha sido contraído en en dólares.
Como las experiencias del período 2016/19 han sido muy poco elogiables debido a la falta de habilidad y experiencia de dichos funcionarios, quienes en ningún momento lograron mantener posiciones y actitudes que en dichos medios se consideran esenciales, ello explica de por sí que haya persistido en los diversos ámbitos un clima adverso a la concesión de nuevos créditos y extensión de plazos para atender las obligaciones preexistentes. Las dificultades se multiplicaron y algunos países que siempre fueron destinos seguros para la colocación de mercaderías producidas en empresas nacionales optaron por cancelar dichas relaciones.
El problema de la deuda externa se agudizó por la mencionada total falta de confianza en el equipo gubernamental que cesa en sus funciones. También está gravitando negativamente la falta de planes coherentes, por todo ello los analistas y altos funcionarios de los principales países no vacilan en sostener que Argentina necesitará “hacer buena letra” durante el transcurso del período 2020/23 y actuar con suma prudencia; empeñándose en cumplir rigurosamente los plazos e importes que se acuerden con sus acreedores.

En el mejor de los casos se estima que durante el curso del año próximo, se necesitará disponer de no menos de US$27 mil millones; de los cuales sólo el equivalente a US$12 mil millones podrán ser en pesos argentinos; mientras alrededor de US$15 mil millones deberán disponerse en dólares. Ello hace suponer que sería muy posible cumplimentar dichas obligaciones si se mantienen y consolidan las más recientes relaciones externas logradas con la República Popular China.

Los primeros desafíos y logros
Los flamantes funcionarios que operarán en el área estiman que se logrará concretar una renegociación de los pasivos que faciliten la adecuada atención y anuncian que están programando un cuadro completo que fija montos y fechas en que será viable afrontarlos puntualmente por parte del BCRA. La atención de las clásicas obligaciones de fin de año no han creado nuevos problemas pues son consideradas “de rutina” y objeto de evaluación dentro de la gestión habitual.
El propósito más relevante es la decisión de “poner plata en el bolsillo de la gente”; lo cual -se ha estimado- requiere apelar a una emisión especial aunque implique el riesgo de que se torna inevitable asumir para distender las tensiones y ganar confianza en el seno de la población. El “sendero peso/dólar”, intencionalmente impulsado por la gestión que culmina en funciones, se ha constituido en primera meta. Ello obliga empezar a lograr destensar la relación que todavía está muy limitada y no garantiza evitar una próxima interrupción del agudo proceso inflacionario de vieja data.

Quien ejerza la función como presidente del BCRA deberá lograr un amplio apoyo del sector empresario y con una adecuada cuan prudente modalidad operativa permitirá dar un feliz comienzo a la gestión; procurando armonizar las necesidades habituales con los requerimientos y exigencias que caracterizan al mercado. Ciertos analistas consideran que el BCRA tendrá que emitir una muy importante suma pues la gestión precedente no vaciló en agotar los recursos todavía disponibles antes de formalizar la transferencia; lo que ha creado problemas nada fáciles de resolver.
Ha trascendido que se difundió en el ámbito de toda la administración pública que se debe actuar en todas las circunstancias con gran prudencia y evitar por todos los medios generar sorpresas en áreas sensibles.
Por ello ha sido muy apreciada la decisión de cumplir de inmediato el inesperado reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia en el sentido de reintegrar a las provincias lo ingresado en concepto de IVA sobre alimentos y otros producto considerados de “primera necesidad”. Esto se ha venido cumplimentando exhibiendo también ciertos cambios en cuanto a la cotización de bonos y acciones que ha sorprendido a los respectivos tenedores por tratarse de decisiones novedosas en el escenario nacional.
La tendencia es a mantener el máximo nivel de prudencia en cuanto a la relación con las autoridades de las 23 provincias y la ciudad de Buenos Aires, para que se comience a desarrollar en un ámbito de máximo respeto de los derechos que tienen esas jurisdicciones.

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