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Las ferreterías subsisten gracias a la diversificación de sus productos

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Las ventas en el país cayeron entre 5% y 10% interanual. De todos modos, al ser un negocio multirrubro y en su mayoría empresa familiar, así como disminuyó la comercialización de determinados artículos aumentó la de otros, especialmente los vinculados con el ahorro energético

Por Carolina Brenner – [email protected]

Al igual que otros rubros comerciales, las ferreterías -que en la actualidad suman unas 10.000 en el país y 500 en Córdoba- vienen registrando un desenso importante en sus ventas que, según afirman en el sector, ronda entre 5% y 10% anual.
A esta situación se suman los altos costos fijos que deben afrontar los negocios, como las cargas laborales, el alquiler y los impuestos, entre otros.
“Pese a ello, generalmente la rentabilidad de las ferreterías, aunque se redujo en parte, sigue siendo buena. Esto se explica, entre otros aspectos, en que así como disminuyeron determinados artículos -en algunos casos como consecuencia de la caída de la actividad de la mano de obra informal- aumentó la de otros productos, como por ejemplo aquellos vinculados con el ahorro de energía, como leds, termotanques eléctricos y hasta anafes”, explicó a Comercio y Justicia Gabriela Goldaracena,  directiva de la Cámara de Ferreterías y Afines de la República Argentina (Cafara).
“Además, la mayoría de las ferreterías son empresas familiares y sólo cierran en el caso de que se queden sin herederos que asuman el negocio”, agregó la ejecutiva.
Según ella, “la cámara nació en 1905 y atravesó por todas las crisis y ésta es una más, que seguro será superada, por lo que la expectativa es mejorar”.
En cuanto a los precios, Goldaracena explicó que 90% de los productos es importado y que los incrementos están directamente vinculados con las fluctuaciones del dólar.

Más compras femeninas
Si bien históricamente las ferreterías  parecían ser “terreno” exclusivo de los varones, en la última década las mujeres comenzaron a involucrarse con tareas dentro y fuera del hogar y hoy representan 40% de la clientela.
Según informó la Cafara, la brecha entre varones y mujeres que visitan ferreterías se achica cada vez más. La diversificación de aquellas tareas y el crecimiento de la cantidad de mujeres responsables de mantener sus hogares las llevaron a explorar actividades antes desconocidas y negocios que les proveen los materiales necesarios.
“Han resurgido los arreglos de las casas por sus propietarias así como la creación y readaptación de muebles siguiendo diferentes turoriales on line”, graficó Goldaracena.
Por este motivo, ya se observan algunos cambios en los hábitos y costumbres en este tipo de comercios.
La Cafara estima que las amas de casa destinan entre 3 y 4 horas diarias a realizar este tipo de prácticas, mientras que aquellas que trabajan lo hacen durante el fin de semana. Las tareas en las que se involucran son, en su mayoría, arreglos en iluminación, plomería básica, jardinería, reparaciones en maderas y metales, diseño y decoración.
Como consumidoras, las mujeres son consideradas grandes aliadas del rubro ferretero. Por un lado, a diferencia de los varones, suelen llevarse más productos que los que estrictamente fueron a buscar, ya que piensan en otras necesidades que pueden surgir en el hogar o en reparaciones y arreglos que podrían realizar en el mediano y largo plazos. En ese sentido, las ferreterías barriales fomentaron estas prácticas al incluir en su oferta otros productos de bazar o artísticos.
“Las mujeres por lo general comienzan a ir porque están solas y deben hacer arreglos en sus casas o simplemente porque han incursionado en el rubro de la mano del trabajo manual”, destacó Mariana Ribero, ferretera desde hace 12 años.

La ferretería en el hogar
El trabajo manual impulsó la incorporación de nuevos productos

El crecimiento del trabajo manual dentro del hogar  también llevó a  los ferreteros a anexar productos que antes sólo se encontraban en artísticas, tales como pinceles de buena calidad para pintar con óleos o acrílicos, espátulas de pintor, máquinas de reloj, imanes. “Estas incorporaciones no fueron difíciles de hacer aunque sí engorroso para encontrar en los mayoristas,  porque todavía no están estas áreas sumadas a la ferretería tradicional”, destacó Ribero.
Por otro lado, también existe la tendencia del “hágalo usted mismo”, que aumenta en paralelo con los problemas económicos: la necesidad de reparar, mejorar o mantener el hogar por cuenta propia, sin recurrir a un profesional.

Si bien históricamente las ferreterías parecían ser “terreno” de los varones, en la última década las mujeres comenzaron a involucrarse con tareas dentro y fuera del hogar y hoy
representan 40% de la clientela. Finalmente, la consulta al ferretero sigue ocupando un rol muy importante, más allá de lo que se aprenda por la web. Cuando las personas van a comprar los artículos necesarios piden recomendaciones para las tareas que están por realizar y sobre la correcta utilización de los productos.
“La mujer prefiere ir a la ferretería de barrio antes que visitar las grandes cadenas, ya que priorizan el asesoramiento que se les brinda”, concluyó la empresaria.

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