Determinan la solidaridad en empresas regidas por vínculos familiares

El TSJ cordobés condenó solidariamente a la demandada, al demostrarse que dos de los empleadores continuaron explotando una nueva firma y eludieron las obligaciones contraídas anteriormente La Sala Laboral del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (TSJ) condenó solidariamente por las deudas laborales contraídas por Achad Hnos con su ex dependiente Héctor Aurelio Bracamonte, al advertir que de la prueba producida surgió que dos de los continuadores de la sociedad Tanaka SA fueron los anteriores empleadores del accionante. [privado] En el caso, el recurrente planteó que se habían transgredido las reglas de la sana crítica racional en el rechazo de la acción en contra de Alejandra Achad, Elías Roberto Achad, Jorge Eduardo Achad (hoy sus sucesores), Mario Achad, Martha Achad, Roque Achad y Elías Martín Vilar. Añadió que el tribunal omitió ponderar que la parte demandada no exhibió la documentación laboral correspondiente al actor en la audiencia fijada al efecto y que que tanto a él como a la testigo Loza los despidieron sin indemnizar y que les hicieron firmar un acuerdo de pago que no cumplieron. La recurrente sostuvo que los herederos de los hermanos Achad continuaron con la explotación de la fábrica y crearon Tanaka SA para suceder a la firma Achad Hnos y refirió que esta última se utilizó sólo para eludir obligaciones laborales e impositivas. Frente a este marco, el TSJ integrado por Luis Rubio, Mercedes Blanc de Arabel y Domingo Juan Sesin, al analizar la casación presentada, indicó que “en el libelo inicial, el trabajador expuso que ingresó a laborar para la firma Achad Hermanos (integrada por Fortunato, Jorge y José Achad) en el año 1974, que, frente al fallecimiento de los socios fundadores, se hicieron cargo de la fábrica sus herederos, que, en diciembre del año 1998 -sin comunicarles nada- los recibos comienzan a extenderse a nombre de Tanaka SA, que, la solidaridad que pretende de las personas físicas tiene su razón de ser en que dicha sociedad fue creada con el único propósito de despersonalizar la vinculación, eludir obligaciones laborales, impositivas y previsionales”. Rigorismo formal Luego se consideró que “la juzgadora, al tratar la solidaridad pretendida en relación a los herederos de los socios fundadores de la empresa (...) se escuda en argumentos que se traducen en un rigorismo formal excesivo: ausencia de descripción circunstanciada de los hechos, de identificación de la norma en que se funda y de prueba del carácter de socios, pero, omite que la evidencia colectada, en especial las testimoniales (cuyas impugnaciones desestimó), demuestran que el extenso contrato laboral se desarrolló desde el comienzo hasta la extinción en un mismo predio -sito en calle Tucumán 301 de Río Ceballos- y siempre a cargo de algún integrante del grupo familiar Achad”. El Alto Cuerpo remarcó que los testigos fueron contestes en señalar, que para el año 1998 estaban al frente de la firma Alejandra Achad, Adrián Achad y Elías Martín Vilar, que Alejandra “pagaba sueldos, daba órdenes, hacía firmar recibos” a nombre de Tanaka SA y hablaba con los proveedores; que Elías supervisaba los trabajos, daba directivas, los retaba, les llamaba la atención; que al resto de los Achad no los vieron en la empresa o esporádicamente pero no intervenían en la actividad; que Alejandra y Elías Martín Vilar son esposos; que Alejandra compró la firma Tanaka SA en Buenos Aires y adquirió la parte societaria de Achad Hnos SCC a Roque y Marta Achad”. De lo expuesto, el Máximo Tribunal infirió: “Desde el año 1998, Alejandra Achad, Adrián Achad y Elías Martín Vilar se comportaron como los verdaderos empleadores a cargo de la fábrica, más allá de la figura societaria utilizada (Tanaka SA): impartían las órdenes e instrucciones, ejerciendo funciones directivas y de administración, no obstante, cabe aclarar que el actor desistió del pleito en contra de Adrián Achad”. En consecuencia, el TSJ concluyó que “el principio de primacía de la realidad obligaba a la sentenciante a tener en cuenta las circunstancias relatadas a la hora de analizar la responsabilidad de la Sra. Alejandra Bettina Achad y su esposo”, remarcando que “no resultaba plausible dejar de lado los hechos efectivamente invocados y demostrados con el pretexto de normas jurídicas no alegadas o de falta de acreditación de la calidad de socio de quienes, a la postre, fueron los patrones directos de Bracamonte al final de la relación”, precisando que “la sucesión de empleadores y figuras societarias con continuidad comercial, aunada por lazos familiares, no debe ser perjudicial para los trabajadores”. En definitiva, el Alto Cuerpo resolvió que “el contexto analizado determina sin hesitación la responsabilidad de Alejandra Bettina Achad y Elías Martín Vilar conjuntamente con Tanaka SA por los rubros que prosperaron”. Autos: “Bracamonte Héctor Aurelio c/ Tanaka SA y otros - Ordinario - Despido” [/privado]

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