El tribunal destacó que el demandado sabía que la niña era suya. Ello -sumado a las evasivas contantes a someterse a una prueba genética y a la privación de la identidad a la menor- le generó a ésta una aflicción que debe ser resarcida El resto del contenido sólo es accesible para usuarios suscriptos al diario. Si estás suscripto, iniciá sesión con tu usuario/e-mail y tu contraseña.
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Claro como el agua
Por Claudia A. Salvay (*) En la sociedad actual se plantea una nueva cultura jurídica por medio de la mediación, que fomenta...