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«Economía de Francisco»: pacto común para cambiar

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Por Miguel Julio Rodríguez Villafañe (*)

Cuesta hablar de porcentajes cuando ellos representan seres humanos y evidencian discriminaciones económicas. Uno por ciento de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante. En el año 2018 -baste referir-, 26 personas poseían una fortuna superior a todo lo que tienen 3.800 millones personas entre las más pobres del mundo.
Todo ello deja a la vista la alta concentración de riqueza en unos pocos y la gran exclusión global de inmensas mayorías a las que se les hace imposible acceder a espacios de dignidad y a los bienes del progreso moderno.

El mencionado contexto se produce, especialmente, dentro de un sistema neoliberal globalizado. Sistema éste que se basa en pilares como el mercado, que actúa de forma anónima y sin responsabilidades. En él todo es competir, aun si en la competencia hay que destrozar a los otros participantes.
También el lucro opera como el dinamizador central del sistema, no necesariamente con pautas éticas, en especial en el ámbito de lo financiero.
Por otra parte, la dinámica antes señalada desarrolla una cultura del consumo muchas veces exagerada y con inversiones importantes en bienes superfluos o innecesarios.
A su vez, surge la lógica del descarte, en la que aquellos que no producen o no tienen cómo comprar o consumir resultan descartables para el sistema y son tratados como desechos (pobres, inmigrantes, débiles, discapacitados, ancianos, etcétera).

Mientras tanto, se trata de deslegitimar y achicar el Estado como ente equilibrador de las fuerzas del mercado y fundamental en la defensa de los intereses colectivos. Se busca una economía sin reglas y sin supervisión, subordinada a los caprichos financieros, muchos de ellos usurarios.
Asimismo, se desarrolla un individualismo descarnado, en el que se fragmentan las estructuras sociales, las redes de solidaridad y las estructuras de organización y movilización de los pueblos. Por su parte, deudas impagables (muchas de ellas ilegítimas) condicionan a personas, pueblos y naciones respecto de las reales posibilidades de sobrevivir en dignidad y les sustraen sus capitales básicos.

Ante este panorama, el papa Francisco, en mayo de 2018, en el documento “Oeconomicae et pecuniariae quaestiones”, (“Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero”) sostuvo: “Hay que mirar a los demás no principalmente como competidores potenciales sino como posibles aliados en la construcción de un bien, que no es auténtico si no se refiere, al mismo tiempo, a todos y cada uno… Ningún beneficio es legítimo, en efecto, cuando se pierde el horizonte de la promoción integral de la persona humana, el destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres”.
Y agrega que la industria financiera, debido a su omnipresencia y a su inevitable capacidad de condicionar y -en cierto sentido- de dominar la economía real, es un lugar en el que los egoísmos y los abusos tienen “un potencial sin igual para causar daño a la comunidad”.

Esta postura firme del papa en estos temas generó intentos de que renunciara; y que sectores económicos fuertes inviertan importantes fondos para condicionar las ideas de Francisco o desprestigiarlas. Todo lo cual de ninguna manera lo ha hecho cejar en su esfuerzo por un mundo mejor y más justo.
Así, el papa en una carta ha convocado a todos los economistas y emprendedores del mundo a participar en un encuentro denominado «Economia di Francesco», que tendrá lugar entre el 26 y el 28 de marzo de 2020 en Asís, Italia. Ahí, lugar ícono de una cultura de paz, San Francisco de Asís se hizo pobre con los pobres. Allí se busca realizar el “pacto” para cambiar la economía actual.
Se invita particularmente a los jóvenes a estudiar y practicar una “economía diferente, una que da vida y no mata, incluye y no excluye, humaniza y no deshumaniza, cuida la creación y no la despoja”.

En su carta el papa enfatiza que es necesario “corregir los modelos de crecimiento” que son incapaces de garantizar el respeto por el medio ambiente, la aceptación de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras.
En el camino trazado por su santidad, en Córdoba se ha organizado un ciclo de exposiciones en marcha hacia el encuentro que se realizará en Asís. Será entre noviembre de este año y abril de 2020, en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), por la iniciativa del Foro de Jóvenes por una Economía Social y Solidaria (Fojes), con la adhesión de la CGT Regional Córdoba, del resto de casas de altos estudios de Córdoba (universidades Provincial, Católica, de Villa María, de Río Cuarto, Tecnológica Argentina -UTA- y de Tres de Febrero).

Todo ello, con la coordinación académica de José María Las Heras y de Enrique Palmeyro, director global de Scholas Occurrentes. El 21 de noviembre, en la Facultad de Derecho de la UNC, ya se produjo el primer encuentro en la temática.
El próximo jueves 12, a las 12.30, en el Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria se hará un conversatorio con el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, sobre “Una nueva educación para una nueva economía” (videoconferencia desde el Vaticano) y luego habrá un panel de todos los rectores de las universidades participantes.
Estamos llamados a revisar nuestros esquemas mentales y morales para lograr una economía integradora y no degradante.

(*) Abogado constitucionalista

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