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Dólar de “equilibrio” a $26 complica al sector público y golpea en precios

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Es el valor al que debería ubicarse si hubiese acompañado la inflación de la era Macri. El FMI también sugiere “libre flotación”. Sin embargo, una escalada a ese nivel impactaría de lleno en Los precios en general, incluidos el costo de la obra pública y gastos ineslásticos como es la partida salarial, atada al costo de vida. También en la deuda. Preocupa consecuencias sobre la recaudación

Por Alfredo Flury – [email protected]

El valor del dólar en Argentina debería ubicarse hoy en 26,24 pesos en caso de haber acompañado el Índice de Precios al Consumidor (IPC) desde que asumió el presidente Mauricio Macri a la fecha.
El dato cobra fuerza luego de que trascendió que, entre los condicionamientos que impondría el Fondo Monetario Internacional (FMI) para acordar un préstamo stand by para el país, se incluiría la “libre flotación” de la divisa estadounidense.
Al mismo tiempo, el precio sirve como una eventual referencia en un mercado ávido de dólares y acotado de oferta de divisas, situación que llevó a una devaluación casi sin pausa en los últimos 15 días sin que hasta ahora se avizore un techo para esa evolución.
Obviamente, un dólar a ese nivel tendría generalizadas consecuencias para la economía argentina.
“Un dólar a 26 estaría bien”, dijo en las últimas horas el presidente de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi, al tiempo que consideró que una escalada a ese nivel no debería ir a precios.
El empresario fue el único que se animó a dar una referencia concreta.
“Lo hubiese dejado libre hasta que se estabilice”, completó.

Analistas del mercado consultados por Comercio y Justicia arriesgan que, de soltarle la mano el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la divisa podría llegar a 30 pesos. “Es una posibilidad, para después bajar y estabilizarse en un precio menor”, coincidieron dos fuentes del sector.
Nadie sabe hoy a ciencia cierta cuál es el valor de equilibrio.
En todo caso, habría que definir qué tipo de equilibrio. Si se trata de un precio acorde a la suba de costos en general, a la devaluación de los países con los que Argentina comercia o el nivel que hoy convalidaría el mercado y que pareciera hoy no está necesariamente anclado a esos elementos objetivos mencionados previamente.
La crisis de confianza que se instaló en las últimas horas llegó al sector minorista y golpeará a la economía en general. Además del negocio que hacen fondos de inversión y demás jugadores del mercado, hay una incesante demanda de ahorristas por pequeños montos.
Como fuere, mañana habrá una prueba de fuego con la licitación de Lebac que incluyen fuertes vencimientos (ver aparte).

Consecuencias
Pero más allá que el punto de “equilibrio” del dólar pueda ser 26 pesos -tomando como base la inflación minorista acumulada-, está claro que ya con una divisa rozando 24 pesos, el panorama luce complicado para la economía real.
Es que si bien un dólar a ese nivel recompone la competitividad de determinados sectores exportadores máxime luego de la devaluación de otras monedas de países con los que Argentina comercia, la suba de la divisa y más de la manera brusca y hasta descontrolada que mostró en los últimos días, golpeará de lleno el precio de las importaciones, por caso.
Allí entran no sólo bienes de consumo -el encarecimiento debería generar un aliciente para la producción local- sino principalmente bienes intermedios y de capital.
El alto impacto de los insumos dolarizados en determinados rubros y el efecto contagio de la inestabilidad de la divisa y de las principales variables monetarias en otro, golpearán costos y precios en general.

En ese marco, además del privado que sentirá el impacto, el sector público afronta un desafío importante.
En el caso de la Provincia y la Municipalidad de Córdoba la volatilidad que aún no permiten avizorar un dólar en equilibrio, pegan en distintos frentes.
La primera variable de ajuste será la obra pública. Ya la Nación anticipó días atrás un recorte del gasto en obras en el marco de un nuevo ajuste para reducir el déficit fiscal.
“Será para proyectos nuevos, no para los ya iniciados” aclaró días atrás Marcos Peña, el jefe de Gabinete quien recordó que parte de los recortes quedarán neutralizados por los proyectos de Participación Público Privada (PPP) ya licitados y vinculados a obras viales.
Pero más allá de ese punto, el tema es que la Nación ya hace tiempo dejó de cumplir los compromisos de envío de fondos tanto a la Provincia como a la Municipalidad. En rigor, los fondos nunca llegaron con el ritmo adecuado pero ese goteo es casi un hecho que caerá, o al menos tendrá un ritmo aún más cansino.

Para peor, la inestabilidad de los mercados dejó en suspenso cualquier colocación de deuda para fondear los planes en marcha. La Provincia tiene en carpeta colocar hasta 700 millones de dólares. En tanto, la administración de Ramón Mestre piensa emitir hasta $800 millones en el mercado interno.
Hoy, cualquier salida sería temeraria. Las tasas asoman prohibitivas.
En ese marco, la ralentización del programa de obras hoy es un hecho.
A ese dato hay que sumarle el aumento de los costos por insumos dolarizados que impactarán en una revisión de los contratos vigentes o en los presupuestos de futuras licitaciones.
Por lo demás, la suba del dólar repercute de manera directa en la deuda provincial -la municipal no está tan expuesta- y en los servicios de intereses a pagar en lo inmediato. Es que una escalada del dólar en un porcentaje que la recaudación no acompañe, implica un esfuerzo extra sobre las arcas públicas.

No menos importante -aquí sí tanto para la Provincia como para el municipio- es el impacto del pago de salarios.
Ambas administraciones ataron la evolución, aunque con matices, a la inflación a través de una cláusula gatillo.
Si la inflación no cede -como todo parece indicar- la partida salarial, que explica más de 50% de los ingresos, se actualizará bien por encima de la pauta original. Si ese aumento no es acompañado por una mejora en la recaudación en la misma línea, el panorama será complejo.
“Además del impacto de la baja de actividad y consumo, la preocupación pasa porque, como en toda crisis, el ciudadano ajuste sus gastos por el lado de los impuestos y deje de cumplir”, se sinceró una fuente oficial.
Algún indicio hay ya en esa línea. Por lo pronto, la recaudación provincial de abril, aún sin el impacto de la crisis, se desaceleró de manera contundente respecto a meses anteriores y por primera vez en mucho tiempo, Ingresos Brutos registró una baja en términos reales. Toda una señal de alarma en el contexto actual.

Dólar e inflación

El precio del dólar, que el viernes cerró en $23,79 por unidad, subió 77,14% desde el 31 de diciembre de 2015, cuando se situó en $13,43. Ese valor de comienzos de la era Macri se estima que es la base de referencia para mantener la divisa competitiva, luego de que el Gobierno de Cambiemos devaluó la moneda. El día previo a su asunción, el dólar se ubicaba en $9,82. Suponiendo entonces que el de $13,43 fuera un valor base, si la divisa hubiese ajustado por inflación hoy debería situarse en $26,24, cifra que surge de ajustar el valor inicial por 95,4%, inflación en este caso medida por la Dirección de Estadísticas de la Provincia (Indec discontinúo datos en algunos meses) hasta marzo y sumando un hipotético 3% en abril. En el mismo período, los salarios del sector registrado medidos por Indec subieron 80,55%, que surge del alza del 73,98% hasta febrero inclusive (último dato oficial) y proyectando un 2% mensual para  marzo y abril, respectivamente.

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