Inaugurada semanas atrás, Casa Naranja es un ícono para la ciudad de Córdoba, tanto para la comunidad en general como para los colaboradores de la firma. Por medio de sus materiales, espacios, colores, innovación y tecnología, pudo materializar los valores de la compañía en torno a la accesibilidad y amigabilidad. “El sueño que tiene todos los condimentos de la casa propia”, según David Ruda. Por Laura Pantoja – [email protected]
La casa de los sueños tarda mucho en construirse. Primero se alquila un dormitorio, luego se trabaja mucho, si se puede se ahorra y quizás, con más suerte y muchos años, se consigue un crédito o algo de plata prestada. De a poco, de abajo. Se elige el terreno y se compran día a día los ladrillos. En los hechos, ese camino es lento, pero en el imaginario de esa familia pujante y segura, todos los días se cuelga un cuadro, se planta un árbol, se pinta de un color diferente cada pared o se teje un mantel. Mientras conviven, hallan sus mejores espacios, diseñan sus ambientes para encontrarse y compartir, trabajar y crecer.
Con el mismo espíritu, Tarjeta Naranja diseñó su “Casa Naranja”, la morada que le llevó más de 30 años obtener, período más que suficiente para diseñar y concretar sus más altas aspiraciones y “sueños”, que se fueron construyendo al calor de la convivencia, de sus valores, de sus prioridades y de sus necesidades de bienestar.
Los expertos dicen que una morada es el fiel reflejo del interior de las personas que la habitan. Con esta mirada, Tarjeta Naranja, definió las “columnas” que debían sostener su “hogar”.
Color, sustentabilidad, eficiencia, colaboración, comunicación, alegría, sociabilidad, confortabilidad, naturaleza, innovación y tecnología, fueron algunas de las consignas que formaron parte del plan arquitectónico y que el estudio Atelman / Fourcade / Tapia (AFT) pudo materializar en los 13 pisos, 60 metros de altura y 14.500 m2 cubiertos de la Casa Naranja que fue inaugurada los primeros días del mes de agosto.
El Inversor y la Construcción recorrió las instalaciones e hizo un recorte fotográfico de las muestras más representativas de algunos espacios o intervenciones que, a simple vista, son capaces de reproducir los “valores” que se respiran en la compañía. “Buscamos crear un espacio de trabajo accesible y amigable para estimular el desarrollo personal y profesional de su gente”, dijo David Ruda, el fundador de la empresa, el día de su inauguración.
– Color y alegría: Casa Naranja se distingue por su color, logrado por medio de un sistema de doble fachada conformado por una piel de lamas coloridas que lo envuelven y expresan la identidad de la empresa, de ahí la vibración cromática elegida, basada en el tono naranja.
Comodidad, confort y colaboración: Hay numerosos servicios de uso común, como estacionamiento en subsuelo para autos y bicis, vestuarios completos con ducha, vestidores y lockers. En planta baja cuenta con asadores y en la terraza existe un quincho para reuniones informales.
El comedor se erige en un volumen anexo de tres niveles y tiene capacidad para 460 personas, donde se destaca el diseño y color en la ambientación, con un estilo informal y alegre. En los pisos de oficina se encuentran los “Espacios Naranja”, lugares de reunión alternativo e informales, que interpretan el espíritu de trabajo que se estimula en Tarjeta Naranja, donde se prioriza lo humano. Son espacios de doble o triple altura dispuestos como livings con sillones de diferente tipos y colores, y mesas que permiten distintas configuraciones de grupos de trabajo o charlas.
Naturaleza, sustentabilidad, eficiencia, comunicación y colaboración: el edificio además cuenta con dos grandes espacios al aire libre para sus colaboradores. El patio central funciona a manera de galería de conexión integrando los distintos edificios de la manzana, y cuenta con bancos y equipamiento para comer al aire libre, además de un jardín vertical de imponente dimensión.
El patio principal llamado Pulmón Naranja, de 1.500 m2, tiene bancos que forman la palabra NARANJA a gran escala, resultando legible desde un avión. En esta plaza hay mesas de ping pong y pronto habrá hamacas para que todos disfruten del tiempo libre. Hay espacios parquizados con césped y canteros con plantas autóctonas.
Se puso énfasis en la racionalización y reducción del consumo de agua, reciclando el agua de uso corriente, que se almacena, filtra y se vuelve a utilizar en las descargas de inodoro. Se recolecta el agua de lluvia y se reutiliza en todo el sistema de riego n