El titular de la cartera de Finanzas de la Provincia de Córdoba consideró que tanto las “medidas de supervivencia” que dispuso el ministro Sergio Massa como un “plan Rubinstein” de estabilización son caminos “inciertos” porque la situación es “muy difícil”.
Alertó por la falta de cohesión política y advirtió de la “bomba monetaria” de las leliqs. La situación de las cuentas públicas de Córdoba, la Caja de Jubilaciones y su libro fueron algunos de los temas abordados con Comercio y Justicia
Por Alfredo Flury – [email protected]
El ministro de Finanzas de la Provincia de Córdoba, Osvaldo Giordano, consideró que hoy el Gobierno nacional “no tiene un plan económico” y que “los escenarios por delante son inciertos y de difícil ejecución” para llegar de la mejor manera a las elecciones y el recambio de administración, en poco más de un año.
El funcionario aseguró que las medidas actuales del equipo económico son “improvisadas” y de “supervivencia”.
En ese marco, opinó que no están dadas las condiciones de base para aplicar un plan de estabilización al estilo Convertibilidad o Austral porque hay premisas claves que no se cumplen y pronosticó un escenario de incertidumbre para 2023.
Giordano habló con Comercio y Justicia sobre la situación macro, las perspectivas, las proyecciones de las cuentas públicas de Córdoba, la Caja de Jubilaciones y de las posibilidades de aplicar los conceptos vertidos en su último libro, Una vacuna contra la decadencia en la actual coyuntura.
¿Cómo analiza el escenario nacional y su impacto en las cuentas públicas de la Provincia?
Si uno mira el panorama en todo el país, porque yo creo que el contexto hoy condiciona no sólo las finanzas públicas sino a todos, lo que uno encuentra es que las provincias, prácticamente todas tienen superávit y la Nación, déficit.
En realidad, la inflación genera un efecto en el cual los ingresos tienden a seguir los precios, y los gastos lo hacen con cierto rezago, o sea, eso tiene un efecto positivo en cuanto a que mejora las cuentas públicas, por eso no es casualidad que casi todas las provincias tengan superávit y de hecho la Nación tendría superávit de no ser porque tiene que afrontar los subsidios a las tarifas y las moratorias previsionales que tampoco las tienen las provincias.
¿Y en Córdoba?
Hemos sido cuidadosos en algunas cosas; por ejemplo hay provincias que tienen superávit pero en el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), aplicando Ingresos Brutos a las leliqs. Es un montón de plata pero con un impacto muy distorsivo. Otras aplican los pagos a cuenta del impuesto a los IIBB. Le adelantan impuestos a las empresas. Hay provincias que tienen casi un año de impuesto adelantado, lo que obviamente perjudica a las empresas.
Córdoba ha tratado de evitar ese tipo de cosas; hay que ser cuidadosos de no complicarle más la vida a los habitantes y, por otro lado, compensar con el cuidado en materia de gastos, el gasto operativo.
Objetivamente, no hay problemas en términos de déficit o cosas por el estilo. Por el contrario, el año va a terminar con un muy buen nivel de ahorro, que nos va a permitir financiar la inversión que se financia mayoritariamente con ahorro porque está acotado el acceso al crédito; es más lo que se paga de amortización de lo que se recibe por un crédito…
Entonces, el vaso medio lleno es que, aun en un contexto tremendamente complicado, la Provincia tiene un buen nivel de inversión, sigue funcionando, no generamos más perjuicios al sector privado con impuestos que le complican la vida, y el vaso medio vacío bueno, es que estamos en la Argentina…
¿Las proyecciones para el cierre del año sostienen esa dinámica, aún con la espiral inflacionaria y una economía que desacelera?
Seguramente los últimos meses no van a ser iguales que los primeros, van a ser peores debido a que la recaudación ya llegó a un punto de inflexión. Llevamos dos meses en los que ya no puede subir más que los precios, así que están ahí, emparejados.
Mientras, los gastos ya están creciendo más cerca de la inflación, con lo cual el ahorro va a ser menor para el promedio del año, ese es el panorama.
Incluso los gastos corrientes van a ir subiendo respecto a los ingresos. Lo importante es no tener que apelar a estas cosas que hacen otras provincias, por ejemplo gravar las leliqs o usar los saldos a favor contra las empresas para hacer caja.
Córdoba ha venido desactivando esos artilugios. Sin embargo, ahora el Consenso Fiscal suspendió la baja de IIBB y libera incluso alguna suba. ¿Ustedes están pensando en algún retoque específico a algunos sectores?
Primero hay una mala lectura del Consenso Fiscal. Lo que se firmó es que no se mantuvo la baja de IIBB pero tampoco se aumentó; se mantuvieron los mismos topes que se habían fijado en el consenso original, de manera que hay cierto límite a la baja. Córdoba ha venido bajando ciertas alícuotas; de hecho es la provincia que más bajó luego de la firma del consenso a la fecha. Se bajó casi un cuarto la alícuota promedio de IIBB, por lejos la que más respetó el consenso.
Lo que pasa es que hay provincias que aprovecharon que eran topes y todo lo que tenían por debajo lo subieron. Entonces aparece esta confusión de que autorizaron aumentos… Se congelaron los límites, no siguieron bajando.
Pero más allá de eso la política de la Provincia fue bajarlo independientemente de los límites. Este año se bajó a la industria… y seguramente para el año que viene habrá otras medidas en esa línea. No grandes cosas porque la situación no da para grandes cambios.
Estamos muy acotados por distintos lugares, pero siempre tratamos de ir viendo cosas, en este mundo tan complicado que es IIBB, con tantos daños que hace el impuesto, tratar de, a diferencia de lo que hacen otros, ser cuidadosos en el impacto al sector privado.
Seguramente cuando presentemos el Presupuesto vamos a anunciar algunos cambios pero no son grandes cambios. cosas que profundicen esto, no tener saldos a favor por pagos a cuenta.
¿Habrá subas específicas?
Aumentos no hay ninguno. En todo caso reducciones específicas. Es tan enmarañado que siempre hay cosas para hacer, simplificar algo más, lo mismo con las tasas retributivas de servicios, bajando más, dentro de los límites que tenemos.
Este año, por ejemplo, se deterioraron mucho los impuestos patrimoniales, porque la inflación terminó siendo mucho más alta de lo previsto, un limitante mayor.
Justamente, respecto a la baja de los patrimoniales (Inmobiliario y Automotor), fueron perdiendo peso en la recaudación tributaria porque no han subido ni por lejos en línea con la inflación. ¿Hay que esperar que para 2023 se recupere el terreno perdido o el contexto no ayuda para aplicar un alza contundente?
El parámetro está en lo que usted dice. Este año terminó con un fuerte deterioro porque nadie sabía que la inflación iba a ser de 100%, cuando los pronósticos previos eran muy inferiores a eso.
El año que viene acumulas eso más la proyección nacional de una inflación de 60% que pocos creen, pero son parámetros para elaborar el Presupuesto. Habrá que ver, estamos trabajando en eso.
En un escenario de tanta inflación, juega en contra de esos impuestos que son lo que deberían fortalecerse para avanzar en una baja de IIBB.
En el caso del Automotor, las subas deberían ser del 100% o más.
Si termina resultando un aumento de impuestos muy grande… a la luz de una inflación del 100%, todo lo que no llegue al 100 es caída pero es grande, pero a la luz de la situación que vive la gente… bueno, ahí se verá.
Usted y el propio Gobernador siempre han sido muy cautos a la hora de diseñar el presupuesto. Con esta incertidumbre que marca, ¿habrá que esperar un proyecto “amarrete”?
Va a ser con base en las pautas macro que fija la Nación: inflación 60%, leve suba de la actividad económica, y con base en eso lo que siempre hemos hecho, tratar de ser muy cuidadosos en los gastos operativos para que la Provincia tenga margen de sostenimiento a la inversión porque yo creo que es clave para que, más allá al efecto inmediato que genera en el empleo, es super importante para el desarrollo de la provincia.
Es bajo esa lógica que se va a armar el proyecto (debe presentarse a más tardar el 15 de noviembre). No romper esa tendencia. Ahora si me pregunta en la práctica como se dará, es muy arriesgado el pronóstico. Después se verá. Pero partiendo de esa lógica la idea es que se mantenga esa política, este resultado de tratar de mantener la obra pública.
Las alternativas del Gobierno nacional para afrontar el último año de gestión
El plan “supervivencia” y el “Rubinstein”, condicionados por la difícil situación, según Giordano.
En cuanto a 2023, ¿qué escenario macro observan y, en ese contexto, cómo podrían evolucionar el gasto, los ingresos..?
Es muy incierto lo que va a hacer el Gobierno nacional; hay quienes opinan que están preparando todo para un plan de estabilización, el plan Rubinstein (por Gabriel Rubinstein, viceministro de Economía). Otros dicen que seguirán así… yo creo que la incertidumbre es grande. En el presupuesto, por Ley de Responsabilidad Fiscal, las provincias tenemos que elaborarlo con base en los presupuestos macrofiscales que fija la Nación, ahora que va a pasar en la realidad, es muy difícil…
¿Cómo evalúa las medidas implementadas por Sergio Massa respecto a las que venía aplicando Martín Guzmán. ¿Le parece que están en el rumbo correcto?
Yo hasta ahora no veo un plan. Lo que se vio fueron medidas más de sobrevivencia, por ejemplo lo del dólar, múltiples tipos de cambio para ver si consiguen que liquiden y tapar los huecos por donde se les va, por ejemplo el dólar “Coldplay”, “Qatar”, o apretar aún más las restricciones a las importaciones, pero eso no es un plan…
Está subyacente eso de que podría haber un plan, pero mientras tanto lo que uno ve son medidas improvisadas. El indicador que más mira la gente es la inflación que destruye el ingreso, con todos los problemas sociales… pero hay uno que no ve la gente y me parece que es más ilustrativo de lo que tiene Argentina que son las leliqs. El Banco Central emite pesos para financiar al Tesoro y como esos pesos la gente no los quiere, el Central los retira con leliqs.
Hoy las leliqs son más que todos los depósitos a plazo fijo, en el sistema bancario, más algo de las cajas de ahorro. Eso es una cosa preocupante porque además esas leliqs generan intereses. Ya los intereses de las leliqs equivalen a 80% de las jubilaciones que paga Anses.
Entonces hay una bola monetaria muy riesgosa que es difícil pensar cómo desactivarla en este contexto. Es un problema económico que no se ve. Pero también la debilidad política. No está clara la conducción, hay mucha incertidumbre.
Es evidente que en el Gobierno hay una situación en la que cuesta tomar decisiones que no vayan más allá de superar la coyuntura y llegar de la mejor manera a las elecciones. Hay riesgo de hiperinflación, devaluación… ¿Cree que este Gobierno, más allá de pensar en aplicar medidas de fondo, está en condiciones de hacerlo?
Técnicamente ya estamos en híper. En el resto del mundo es más del 100% pero en Argentina ya estamos acostumbrados a que sea alta por lo que para nosotros el umbral podría ser aún más alto… En cualquier caso, estamos ya con una inflación altísima.
Es como que hay dos caminos: el de decir “bueno, sigo con estos parches, dólares, cepo… sigo improvisando cosas, y el escenario más probable en esa línea es un panorama incierto con chances de que se profundice la escalada. Ya se percibe una caída de la actividad económica luego de que hasta mitad de año creciera tras la recuperación de la pandemia.
De hecho el mismo Presupuesto lo reconoce: en el segundo semestre la actividad es mucho más modesta. El tema es que eso se profundice en ese escenario de llegar como se pueda y de la mejor manera al final del mandato.
El otro escenario es esto del plan Rubinstein. Bueno, digo, están pensado algo para largar un plan de estabilización tipo la convertibilidad, el plan Austral, el plan Primavera, hago una devaluación, y tomo una serie de medidas, congelo precios, congelo el tipo de cambio, actualizo tarifas…
Los dos caminos se ven difíciles porque para ir con parches, uno ve que cada vez se deteriora más, yo hablaba del tema de las Leliqs, bueno llegan o no llegan hasta las elecciones…. no sé hasta dónde van a llegar.
Esa es una. El plan de estabilización también tiene sus riesgos porque requiere idoneidad, capacidad para hacerlo. Un Cavallo, un Sourrouille (por los ministros de Economía de Carlos Menem y de Raúl Alfonsín, respectivamente) que sean capaces de trazar la estrategia, apoyo político y además algo de reservas porque además tampoco te podés tirar a la pileta sin nada y yo creo que las tres cosas les faltan.
Es decir, tampoco están dadas las condiciones para un plan de estabilización de ese tipo.
Me parece a mí. La veo difícil. Como que los dos escenarios, trato de imaginarme digamos cómo serían, y ninguno de los dos parece fácil, básicamente porque la situación es complicada.
Y falta quizá la confianza necesaria de la gente…
Es que la confianza también depende del factor político. Usted dirá, “bueno, se ve un Gobierno encolumnado, bueno si tenemos que devaluar….”.
Uno no ve los elementos necesarios, la confianza, la cohesión política para aplicar un plan de esta naturaleza.
En realidad veo dificultades por todos lados. Decir “sigamos como estamos que llegamos o armamos un plan”, en ambos caminos, por eso digo la enorme incertidumbre, porque ambos caminos requieren un conjunto de prerrequisitos que no se dan.
Un plan de estabilización requiere confianza, un gobierno encolumnado detrás de ese objetivo. Vamos para allá. Eso requiere devaluar, aumentar tarifas… soportar presiones de distinto tipo. Si el Presidente dice una cosa, el ministro dice otra y la vice otra, obviamente es difícil que eso sea viable.
¿A cuál le asigna más probabilidades?
No tengo idea. Veo complicado los dos escenarios. El plan de estabilización es duro al principio, pero podría después mostrarte un alivio… Muestra un resultado rápido.
Pero también tiene el riesgo de que se vaya todo por las nubes, como en el caso del Rodrigazo (por el ex ministro de Economía en el gobierno de Isabel Perón).
Solidez técnica, solidez política y las condiciones con las que se arranca… de eso va a depender el resultado.
La situación de la Caja y el “diferimiento” previsional, que llegó para quedarse
¿Cuáles son las perspectivas para la Caja de Jubilaciones a partir del texto del Presupuesto 2023?
La expectativa es que el proyecto de Presupuesto nacional se sancione, tal como está redactado y si fuera así, tendríamos tranquilidad por la situación de la Caja, porque si Anses envía lo que corresponde, no la cuota desactualizada como este año, con valores de 2019, sino actualizada, prácticamente la caja queda equilibrada, no necesitaría aportes del Tesoro.
Si eso ocurriese, ¿se podría volver al pago sin diferimiento?
Primero no hay diferimiento, lo que hay es que la Caja paga en el momento en que tiene la plata. Yo creo que esto de pagar los aumentos en el mismo momento que los salarios de los activos implicaba que la Caja adelantaba los pagos.
Lo que se hizo ahora como medida de emergencia es que, dado que la inflación es tan alta, para los sectores de menores ingresos se acortó ese plazo a un mes. Pero no veo razones por las cuales poner en duda eso, o sea que la Caja pague una vez que tiene la plata.
Es decir, el pago a los 30 días llegó para quedarse…
No, la Caja paga después que recibe la plata, son 60 días, uno devenga, recibe el 10 y al mes siguiente paga.
La medida de emergencia es una medida excepcional.
Además, las medidas tomadas en la ley 10694 fueron reformas a partir de las cuales podemos decir que, si Anses cumple, la Caja quedará equilibrada
Mientras tanto, continuaremos exigiendo que nos abonen los fondos adeudados por la falta de actualización de la cuota de este año y del anterior.
Habrá gestión de nuevo crédito externo, aunque descartan emitir un bono
¿Seguirán buscando fondeo externo para obras?
Sí, en la medida en que haya ese tipo de alternativa, con una tasa y plazos razonables, se verá. Obviamente, son a niveles modestos respecto a lo que es la inversión pública, pero siempre ayudan. Mantenemos una buena relación con todos los que nos puedan dar un crédito pero hoy digamos que las condiciones son bastante limitadas.
Es probable que el ahorro corriente se vaya acotando, que es la principal fuente de financiamiento de la obra pública por lo que en algún momento va a desacelerar
El Presupuesto apunta a mantener un buen nivel de ahorro, consistente con la inversión. No supone grandes endeudamientos porque no creemos que el año que viene haya posibilidades de conseguir un fondeo razonable. Tampoco vemos condiciones para salir al mercado con un bono, ni siquiera en el mercado doméstico.
Una vacuna contra la decadencia: ¿quién mejor puede interpretarla?
En su libro Una vacuna contra la decadencia (cuya autoría compartió con Jorge Colina y Carlos Seggiaro) plantea escenarios y posibles soluciones de fondo para el país. ¿Observa que este Gobierno está en condiciones de aplicarlas?
El libro está pensado más para el próximo gobierno. No creo que éste y más aún a esta altura, con un año de gestión por delante, vaya a plantear transformaciones de peso.
Creo que en ese escenario que significa el año próximo con un nuevo gobierno, hicimos un aporte para un cambio. Es el cambio que se necesita, la audacia, el replanteo en la organización del Estado para que no sigamos hablando siempre de lo mismo, la recesión, la inflación, la crisis…
Lo que hemos percibido, hemos tenido muchas presentaciones, es que en el sistema político hay conciencia de que hemos llegado a una situación límite. Ya con cambios menores, gradualismo y demás no va a resolverse.
Argentina perdió toda credibilidad en el mundo, nadie le va a prestar un peso para financiar el gradualismo, con lo cual ahí hay una oportunidad. Habrá que ver si se entiende. Son cambios profundos, innovadores, complejos, que merecen estudiarlos, pero lo hicimos con esa vocación, de aportar algo concreto desde cómo repensar la organización del Estado, fundamentalmente la relación Nación provincias, a los fines de tener un Estado mejor organizado, con más incentivos, con un sistema federal en serio, con un sistema tributario que no sea tan negativo para la producción y el empleo, y el gasto público más eficiente.
¿El gobernador Schiaretti es quien mejor puede interpretar esa necesidad de cambio?
No hay que pensar en un mesías que venga y nos resuelva todo, algo muy típico de los argentinos. El problema es cuál es el proyecto, después quién lo instrumenta es un paso posterior. Claro que tiene que haber un liderazgo. Creo que lo más importante es quién toma las ideas. Creo que Schiaretti tiene esa convicción pero también hay otros.
Lo importante es que haya una masa crítica de convencidos de que con este Estado nunca vamos a salir de la decadencia que tiene más de medio siglo. Y no es que sea a favor o en contra del Estado, muy típico de la grieta. Hay que hacer un Estado más grande, más chico… hay que hacer un Estado que funcione mejor que es algo distinto.
En ese marco percibo que hay más convencimiento… Me parece que sería bueno en estos meses que faltan para las elecciones, convencer a la gente del cambio y, luego, el que agarre, gobierne con ese mandato de cambio.