Así caracteriza a los diseñadores industriales argentinos el propio Francisco Gómez Paz, especialista nacido en Salta, reconocido internacionalmente por sus obras y productos creados en su estudio de Milán, Italia. En su paso por Córdoba en Ciudad Diseño 2014 organizada por ADEC, el profesional indica que en relación a la visión europeizante atravesada por la postmodernidad como símbolo de generación de riquezas, los propulsores de la actividad en nuestro país aún creen que “el diseño puede dar pequeños pasos para cambiar el mundo”.
Por Laura Pantoja – [email protected]
Si de “diseño” se trata, con seguridad su mente viaja a Italia, Alemania, Holanda o Inglaterra, donde nacieron los modelos más refinados de automóviles, sillones, lámparas y demás productos industriales.
Lejos está de posicionarse en el Top of Mind alguna creación sudamericana, y -mucho menos- Argentina. No obstante, desde Córdoba se están dando los primeros pasos en aras de convertirla en la “Meca del Diseño Sudamericano” y ¿por qué no?, a Córdoba en la “Milán Argentina”. La semana pasada se desarrolló Córdoba Ciudad Diseño, un evento que busca promulgar la importancia que tiene el diseño en todas sus especialidades, como valor agregado para la concepción y percepción de un producto final. Fue un espacio de encuentro e intercambio de visiones y tendencias sobre el diseño, como factor estratégico de competitividad, transversal a todos los sectores económicos.
Aunque todavía hay mucho por recorrer para cumplir el sueño cordobés, los argentinos son dueños de una condición innata que los diferencia de los exitosos europeos y los posiciona en un futuro prometedor.
“Somos en ciertas cosas más naif y más idealistas, menos cínicos en el diseño. Todavía creemos que el diseño puede dar pequeños pasos para cambiar el mundo”, dijo en el marco de evento organizado por la Agencia de Desarrollo Económico de Córdoba (Adec), Francisco Gómez Paz, prestigioso diseñador argentino, nacido en Salta, que triunfa en Milán (Italia) con sus productos.
Y quién mejor para describir los dotes argentinos que un profesional que obtuvo su título en Diseño Industrial en la Universidad Nacional de Córdoba y que luego se trasladó a Milán para cursar la Maestría en Diseño en la Domus Academy; allí se afincó y se empapó de las primeras tendencias mundiales en la materia.
“En Europa no es tan ferviente la convicción del diseño como poder de cambio, como un instrumento fantástico para hacer un mundo mejor. Creo que el posmodernismo tuvo una influencia muy fuerte y fue entonces cuando se comenzó a perder esa cualidad. El diseño es también un canal de generación de riquezas; esa tendencia es más fuerte, y pasa a ser más importante hacer el proyecto para que se venda y no para mejorar las condiciones actuales”, graficó Gómez Paz, merecedor de reconocimientos internacionales como el Good Design Award 2010 y el premio Red Dot 2010.
Consultado sobre si este comportamiento no se desprende de la necesidad de ajustarse a un presupuesto, el profesional señaló: “El presupuesto siempre es una variable del proyecto y siempre está; de hecho en Argentina el presupuesto siempre es bajo; por lo contrario, es una actitud que tiene como principal motor la generación de riquezas, que es importante y necesaria en el diseño industrial, pero no tiene que ser el principal motor”.
Otra condición que suma puntos a los argentinos, es según Gómez Paz, “el hambre y las ganas de hacer”, un rasgo que ha atravesado su carrera y forjado su ímpetu emprendedor, según se autodefinió.
Estas características innatas del perfil argentino encuentran en las filas educativas un campo fértil para sembrar. Córdoba es reconocida por las universidades que despliegan su oferta en materia de diseño, sea industrial, gráfico, de interiores, indumentaria y hasta el posgrado en Diseño del Mueble que dicta la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba.
Con estas cartas sobre la mesa, las oportunidades que se abren para afianzar esta disciplina como aliada de la producción industrial en Argentina, y como uno de los ejes claves para aumentar la competitividad en el exterior, pueden ser altas.
El simple hecho de crear un espacio en el que voces reconocidas expongan sus conceptos y muestren las bibliotecas que se inscriben en el mundo en torno al diseño, ya es un paso adelante. No obstante, para Gómez Paz, en Argentina aún hay mucho por andar con relación a la necesidad del diseño por parte de los procesos industriales.
“Estoy sorprendido por este evento porque parte del empresariado y eso es una revolución. Para que exista diseño debe haber industria, es necesario que exista industria para que se empiece a aplicar diseño y Argentina, vista desde afuera, no tiene grandes cantidades de industrias. Aún no tiene la fuerza leíble desde fuera como la tienen el diseño italiano, holandés o inglés. No hay un operador tal que genere un cuento que sea entendible desde fuera”, opinó.
“Debe crecer la relación industria y diseño para que exista el diseño argentino como tal”, resumió Gómez Paz.
No obstante, para los industriales y empresarios del país, Argentina cuenta con una fortaleza interna: la diversidad industrial, que aunque no se reconozca aún a nivel mundial, existe como tal y como futura consumidora de diseño
Concretamente en Córdoba, la producción automotriz, de calzado, alimenticia, metalmecánica, maderera y de la construcción, entre otras, delinean un campo de diversidad industrial que en forma paulatina deberán adoptar al “diseño” como un factor clave de crecimiento y competitividad.
Oportunidades
Ahora bien, según el profesional, la coyuntura mundial abre un escenario propicio para que el diseño argentino llegue a buen puerto.
“En el mundo se habla de revolución industrial, lo que implica la flexibilidad de la producción a través de nuevos elementos que antes no existían. Hace diez años, para producir algo tenías que fabricar una matriz que costaba miles y miles de euros, hoy se puede fabricar con gran calidad en impresoras 3D y eso cambia la lógica de producción”, comentó Gómez Paz a El Inversor y la Construcción.
Esto cambia la lógica de producción en un país donde la industria no es tan fuerte ya que estas máquinas pueden realizar productos de punta como lo están desarrollando las grandes potencias del mundo”, confió el profesional.
La tercera revolución industrial cambia el modo de producción y las grandes potencias están tratando de entender cómo se van a posicionar. “Pueden dar un salto ya que es posible migrar desde la industrialización fija a proponer nuevos objetos en este marco de oportunidad”, dijo.
La Tercera Revolución Industrial, tercera revolución científico-técnica o revolución de la inteligencia (RCT) es un concepto y una visión esbozada por Jeremy Rifkin y avalada por el Parlamento Europeo, en una declaración formal aprobada en junio de 2006. A lo largo de la historia, las transformaciones económicas ocurren cuando convergen las nuevas tecnologías de la comunicación con los nuevos sistemas de energía. Las nuevas formas de comunicación se convierten en el medio de organización y gestión que las civilizaciones más complejas han hecho posible mediante las nuevas fuentes de energía. La conjunción de la tecnología de comunicación de Internet y las energías renovables en el siglo XXI está dando lugar a la llamada Tercera Revolución Industrial.
“El cambio es histórico desde el punto de vista del producto ya que simples máquinas como las impresoras 3D pueden producir cosas. Se puede hacer un yeso del pie porque antes se lo escanea, se puede hacer un anillo para la mano porque antes se toma la medida.
Este nuevo modo de producir va a cambiar el diseño”, agregó el profesional.
Para Gómez Paz, el diseñador industrial debe mantener un delicado equilibrio entre la mentalidad técnica y sus grandes niveles de creatividad. La creatividad debe ser una condición sine qua non para el diseñador, aunque su peso nunca es mayor que el de la curiosidad genuina, detrás de la cual se encolumnan todas las demás dotes del profesional.
“La curiosidad es innata, Castiglioni (Achille, diseñador industrial y arquitecto italiano, considerado uno de los padres fundadores del diseño de Italia) decía en sus conferencias que si uno no se desespera ante un objeto y toma el destornillador y lo abre para ver cómo está hecho por dentro, mejor que se levante y salga de la habitación”, parafraseó Gómez Paz, para ratificar que la curiosidad es la dimensión más grande que un ser humano tiene para conocer el mundo.
“La curiosidad aporta algo que no lo aporta ninguna otra actitud; de por sí, es un acto creativo; si alguien puso allí su atención para entender algo y lo empezó a desglosar, ya lo hace parte de su cultura, de sus conocimientos, todo lo demás viene por añadidura”, enfatizó.
Un diseñador argentino exportado a Milán
Francisco Gómez Paz nació en Salta, en 1975. Después de graduarse como Diseñador Industrial en la Universidad Nacional de Córdoba se transfiere a Milán, donde obtiene el Master in Design de la Domus Academy.
En 2004 abre su propio estudio en Milán y desde entonces colabora con importantes empresas del sector como Artemide, Driade, Danese, Luceplan, Olivetti y Sector, entre otras.
Gómez Paz es guiado por la propia curiosidad, el conocimiento
de materiales y tecnologías y un proceso creativo decididamente
experimental, manual y eurístico.
Su trabajo ha recibido importantes reconocimientos internacionales,
entre los cuales se destacan el Good Design Award 2010 y
el Red Dot Award 2010; en 2007 recibió junto a Alberto
Meda el primer premio del Index Award por la Solar Bottle, que
en 2008 fue seleccionada por el MOMA para la Study Collection.
Recientemente ha recibido el Premio dei Premi all’Innovazione del Presidente de la República Italiana Giorgio Napolitano por la lámpara Hope y del mismo modo, el prestigioso Compasso d’Oro 2011.
Desarrolla su actividad en los ámbitos de la investigación y la
didáctica, es visiting professor en la Domus Academy y ha dado
conferencias en Italia y en el exterior.
Su trabajo ha sido exhibido en diversos eventos internacionales y
publicado por las editoriales más importantes del sector. Actualmente Vive y trabaja en Milán.
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