Un rol más activo y preventivo en la formación de futuros graduados fue una de las conclusiones del Primer Congreso de Bioquímicos de Córdoba
“Creo que el bioquímico puede explicar a los médicos qué significan los resultados y recomendar tratamientos.
Orientar al médico con actitud de iguales, no de subordinados. Si no, nos desdibujamos para ser simples técnicos”. Con esta definición, Jorge Blanco, presidente de la Coordinadora de Colegios de Bioquímicos de la Argentina, dio inicio al debate sobre el rol y la formación de los futuros profesionales en el marco del Primer Congreso Bioquímico de Córdoba, celebrado recientemente en la ciudad.
Al planteo se sumó Carlos Navarro, titular de la Confederación Unificada Bioquímica de la República Argentina (Cubra), quien también abonó la necesidad de un rol más activo del profesional. En este sentido, sostuvo que el bioquímico debe decir al médico qué práctica debe realizar. “Debemos producir salud” y “podemos incidir en la demanda, aportando a la prevención”, agregó.
Ambos enfoques fueron expresados en un debate coordinado por la vicepresidenta del Colegio de Bioquímicos provincial (CoBiCo), Aljandra Casas, quien subrayó que “repensar el rol es una necesidad que no debe atemorizarnos, más bien es un desafío”.
El debate contó también con la exposición de Claudia Balagué, del Ente Coordinador de Unidades Académicas de Farmacia y Bioquímica (Ecuafyb), quien resaltó que los temas y la práctica profesional bioquímica en la universidad deben tener relevancia social objetiva. En ese sentido, comentó la propuesta de extensión en la facultad de Rosario en la que llevan adelante un polo de salud en el que trabajan todos los actores involucrados. Al respecto, informó que en esa facultad desde el primer año se dicta un taller de problemática profesional y que -por ejemplo- los alumnos son promotores de salud en convenio con la Municipalidad de Rosario realizando tareas de prevención del VIH SIDA.
Por su parte, José Oyhamburu, del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de Capital Federal, señaló que hay que dar a los jóvenes bioquímicos una definición clara sobre su función. “La bioquímica asistencial ha dejado de ser atractiva” y agregó que “hay una baja percepción del aporte del laboratorio a la salud”.
Discusión
La formación de los futuros profesionales también fue evaluado por docentes, alumnos, graduados e instructores cordobeses.
Desde la óptica de los egresados, Sergio Barbero planteó que hay un amesetamiento en las postulaciones para la actualización profesional.
Por su parte, la instructora Mercedes Fernández expresó que la hegemonía médica ya no existe y que es necesario –por ejemplo- que los bioquímicos participen en la revista de sala en los hospitales y centros de salud. “Necesitamos más educación y entrenamiento en el área clínica”, destacó.
A su turno, la docente universitaria Graciela Panzzeta indicó que la carrera es “densa y compleja” y señaló la importancia de enseñar considerando los perfiles regionales.
En ese sentido, Balagué indicó que el Ecuafyb trabaja en una carga horaria flexible que permita orientar contenidos con necesidades regionales y para incorporar la extensión universitaria en la currícula.
A su turno, Paula Rodriguez, estudiante de UNC, expresó que los alumnos demandan saber sobre salud pública, conocer el trabajo en el equipo de salud y articular la teoría con la práctica, y consideró que la carrera está mayormente orientada a la investigación. En este sentido, la instructora Rosana Broilo enfatizó que los bioquímicos no pueden ser “sólo emisores de resultados” sino que deben ocupar otros roles y, fundamentalmente, no olvidar que son parte del equipo de salud.