La provincia de Córdoba se encuentra en emergencia carcelaria. Tras los episodios por todos conocidos, el Gobierno anunció una batería de medidas, entre ellas el cierre de la penitenciaría de San Martín y la UCA. La reconocida socióloga Alcira Daroqui habló con Comercio y Justicia sobre la situación y responsabilizó a los tres poderes del Estado por las circunstancias que afrontan los detenidos en la Argentina.
– ¿Qué opinión le merece los últimos hechos acaecidos en materia carcelaria en Córdoba?
-Tenemos una cárcel muy quieta, los funcionarios no deberían quejarse, porque si nosotros pisamos las cárceles de nuestro país y observamos las condiciones en las que se encuentran detenidas esas personas, nos debería llamar la atención sobre lo quieta que está la cárcel. Y el problema no es sólo el hacinamiento, sino una manera perversa de relucir un problema que es mucho más estructural, la cárcel nació como una institución de violencia dentro del sistema capitalista. Ya en la década del 60 los fines resocializadores de la cárcel eran una verdadero fracaso y lo eran en aquellas sociedades de inclusión. ¿Qué podemos esperar entonces en las sociedades del siglo XXI? La cárcel es el símbolo de la desigualdad.
– ¿Cree que los anuncios realizados en materia penitenciaria son acertados?
– Pienso que no se puede establecer una política que responda exclusivamente a las demandas sociales; hoy se piden cárceles. Pero la construcción de nuevas cárceles no resuelve el fondo de la cuestión, de hecho en Bouwer hubo una huelga de hambre. El problema es más serio y va más allá de la situación penitenciaria Si queremos hacer reformas de verdad, tenemos que empezar por el Poder Judicial. Y estoy hablando, por ejemplo, del uso indiscriminado que se le está dando a la prisión preventiva. Tenemos que exigir que los presos salgan cuando corresponda. Aquí en Córdoba como en el resto del país, es alarmante la cantidad de gente que está procesada y detenida.
– Sobre la necesidad de limitar las prisiones preventivas ya se ha referido la Corte.
– Estoy cansada de las cuestiones declarativas. Los recursos existen, están. Todo el mundo habla del famoso fallo Verbistsky, pero nadie dice que ese fallo es el resultado de mucha gente que lograba las excarcelaciones a través de los hábeas corpus, no es que tuvo que salir un fallo; ya antes había herramientas. Ahora esto se suma, bienvenido sea. Lo que tiene que haber es una voluntad política; me refiero a la política judicial, porque los jueces producen política judicial en sus fallos. Si las reformas legislativas vienen y favorecen a una mayor flexibilidad del sistema penal, mejor; pero dentro de ciertas rigideces se pueden plantear instancias menos punitivas, aun con legislaciones muy punitivas. Un juez que tiene procesada a una persona y detenida tres años debería ser separado de su cargo y si dice que no puede porque está abrumado de trabajo, bueno que haga los reclamos correspondientes. Los jueces se deben poner al frente de una pelea por una mayor calidad de justicia.
“La tolerancia cero está funcionando hace años y la sensación de inseguridad no bajó. La gente se tiene que dar cuenta que les están vendiendo pescado podrido, que la sociedad se haga cargo de lo que crea y de lo que reproduce& Leé tambiénMás popularesNewsletterFormá parte de nuestra comunidad de Empresarios y Profesionales y recibí la información especializada más relevante para que puedas anticiparte en tus decisiones estratégicas.
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