Por Evangelina Belén Mollar * Exclusivo para Comercio y Justicia
En la práctica médica, uno de los principios fundamentales es que los pacientes deben tener el derecho de decidir sobre su salud.
El consentimiento informado es el proceso mediante el cual los profesionales de la salud aseguran que el paciente comprenda los detalles, riesgos y beneficios de un tratamiento o procedimiento antes de proceder.
Aunque parece un concepto sencillo, su análisis desde la bioética revela complejidades que van más allá de la simple firma de un documento.
Más que una firma
El consentimiento informado no es simplemente una formalidad administrativa. Es un proceso activo y continuo que involucra tres elementos clave:
-Capacidad de comprensión: El paciente debe ser capaz de entender la información proporcionada sobre su condición médica, opciones de tratamiento y posibles riesgos.
-Voluntariedad: La decisión debe tomarse libre de presiones o manipulaciones, lo que implica que el paciente tenga autonomía para aceptar o rechazar el tratamiento.
-Información suficiente: El profesional de la salud tiene la responsabilidad de proporcionar toda la información relevante de manera clara, comprensible y adaptada a las necesidades y contexto del paciente.
Clave
Desde una perspectiva bioética, el consentimiento informado toca varios puntos clave sobre la autonomía, la justicia y la beneficencia en la práctica médica. A continuación, abordamos algunos de los principales dilemas éticos relacionados con este proceso.
1. Autonomía y respeto a la voluntad del paciente:
La autonomía es uno de los principios fundamentales de la bioética. Los pacientes tienen derecho a tomar decisiones sobre su salud, siempre y cuando tengan la capacidad para entender la información proporcionada. Sin embargo, este derecho puede verse comprometido por factores como la presión social, la falta de información adecuada o la influencia de familiares y profesionales.
El mayor desafío se presenta cuando debemos definir hasta qué punto los profesionales de la salud deben intervenir para asegurarse de que la decisión del paciente sea realmente autónoma, y cómo pueden evitar la influencia de familiares, prejuicios culturales o incluso la propia autoridad del médico en la decisión del paciente.
2. Desigualdades en el acceso a la información:
No todos los pacientes tienen el mismo nivel de educación o comprensión sobre los procedimientos médicos, lo que plantea preguntas sobre la equidad en la comunicación del consentimiento. A menudo, la complejidad de ciertos tratamientos puede dificultar la comprensión, especialmente en contextos donde el paciente no tiene suficiente formación en temas médicos.
Para ello es importante asegurarnos de que el paciente puede comprender completamente la información proporcionada superando barreras lingüísticas, culturales o educativas.
3. Vulnerabilidad en pacientes con condiciones especiales:
En situaciones donde los pacientes se encuentran en estados de vulnerabilidad, como en situaciones de urgencia, enfermedad grave o incapacidad mental, el consentimiento informado se vuelve más complejo. Estos pacientes pueden no estar en condiciones de tomar decisiones por sí mismos o pueden ser incapaces de procesar toda la información necesaria para tomar una decisión informada.
De todos modos, se debe garantizar que los pacientes vulnerables, como los menores de edad o los que sufren de trastornos mentales, den un consentimiento verdaderamente informado, incluso asistido por sus representantes o tutores.
4. Consentimiento Informado en el contexto de investigación médica:
El consentimiento informado es crucial también en el ámbito de la investigación médica, donde los participantes deben conocer los riesgos y beneficios de los estudios clínicos. Sin embargo, los incentivos para participar en investigaciones (como compensación económica o acceso a tratamientos novedosos) pueden influir en la decisión de los pacientes de una manera que comprometa su verdadera autonomía.
5. El papel de la tecnología:
Con el auge de la tecnología digital en la medicina, se han creado nuevas formas de obtener el consentimiento informado, como a través de plataformas electrónicas o aplicaciones móviles. Si bien pueden facilitar el proceso, también pueden plantear riesgos relacionados con la comprensión adecuada y la protección de la privacidad.
Puntualmente, aquí observamos determinadas cuestiones éticas como por ejemplo ¿Hasta qué punto las plataformas electrónicas garantizan que los pacientes comprendan adecuadamente la información, especialmente en contextos donde no hay interacción directa con un profesional de la salud? Y ¿Cómo proteger la privacidad y la confidencialidad de los datos del paciente en el entorno digital?
Menores: un desafío adicional
Cuando hablamos de consentimiento informado en menores de edad el escenario se complica, ya que, por lo general, los niños y adolescentes no tienen la capacidad legal ni cognitiva para tomar decisiones plenamente informadas sobre su salud. Aquí es donde entra en juego la figura de los representantes legales, generalmente los padres o tutores, quienes son los encargados de otorgar el consentimiento en nombre del menor.
Sin embargo, en algunas circunstancias, el consentimiento del menor también juega un papel crucial, especialmente cuando el joven tiene suficiente madurez y comprensión para comprender los riesgos y beneficios de un tratamiento. Este concepto se conoce como “autonomía progresiva” y puede variar según la edad y el contexto legal del país.
El rol de los padres o tutores
Los padres o tutores tienen la responsabilidad de otorgar el consentimiento en nombre del menor, pero esto plantea una cuestión ética: ¿hasta qué punto deben los padres imponer sus propios valores y deseos sobre los del niño? En algunos casos, los padres pueden negarse a permitir ciertos tratamientos, incluso cuando son necesarios para la salud del menor, por motivos religiosos, personales o culturales. En estos casos, los profesionales de la salud deben equilibrar el derecho de los padres a tomar decisiones por sus hijos con el principio de beneficencia, que aboga por lo mejor para el paciente.
Emergencias
En situaciones de urgencia médica donde no se puede obtener el consentimiento de los padres, el médico puede proceder a realizar el tratamiento necesario para salvar la vida del menor. En estos casos, el principio de beneficencia prevalece, ya que se asume que el tratamiento será en beneficio del niño y se considera una excepción a la necesidad de obtener el consentimiento previo.
Excepciones
Aunque el consentimiento informado es una práctica esencial en la medicina, existen situaciones excepcionales en las que puede no ser necesario o en las que el proceso puede ser modificado. Estas excepciones están basadas en principios éticos y legales específicos que permiten la acción médica sin el consentimiento explícito del paciente en determinados contextos. A continuación, se exploran algunas de estas situaciones:
-Emergencias: En situaciones de emergencia, como accidentes graves, infartos, traumas o condiciones que ponen en riesgo la vida del paciente, el consentimiento informado puede ser omitido si el paciente no está en condiciones de otorgarlo (por ejemplo, en estado de inconsciencia). En estos casos, el médico puede proceder a realizar el tratamiento necesario para salvar la vida del paciente, basándose en el principio de beneficencia y la necesidad urgente de intervención.
El profesional de la salud debe tomar decisiones rápidas y decisivas, a menudo sin poder consultar con el paciente o su familia. Aquí el desafío ético se hace presente en cuanto a poder garantizar que la intervención se realice de acuerdo con los mejores intereses del paciente, especialmente si sus deseos previos sobre ciertos tratamientos no son conocidos.
-Pacientes incapacitados o con capacidad limitada: En algunos casos, los pacientes pueden no ser capaces de comprender completamente el tratamiento propuesto debido a condiciones mentales o cognitivas. En estos casos, se puede recurrir a tutores legales o familiares para otorgar el consentimiento. Sin embargo, si el paciente está parcialmente capacitado para tomar decisiones, se puede buscar su consentimiento en lo que respecta a decisiones que pueda comprender, mientras que el resto del tratamiento sería decidido por el tutor.
Si bien se procura proteger los derechos del paciente, debemos garantizar que los tutores actúen en pos de su mejor interés y, además, manejar situaciones en las que muestra disconformidad con las decisiones tomadas por el tutor.
Flexibilidad
El consentimiento informado es una piedra angular de la bioética, promoviendo la autonomía y el respeto hacia los pacientes. Sin embargo, en situaciones específicas, la necesidad de actuar rápidamente, la vulnerabilidad del paciente o consideraciones de salud pública pueden justificar excepciones o modificaciones en este proceso. Es fundamental que los profesionales de la salud comprendan cuándo y cómo estas excepciones son apropiadas, y que actúen siempre con el mayor respeto hacia los derechos y el bienestar del paciente. La bioética sigue siendo un marco crucial para evaluar y regular estas situaciones complejas, con el objetivo de proteger a los individuos y promover la justicia en la atención médica.
Conclusión
El consentimiento informado es más que una formalidad legal: es un componente esencial de la ética médica y un derecho fundamental de los pacientes. Aunque la práctica ha evolucionado significativamente, siguen existiendo desafíos éticos que requieren atención. Los profesionales de la salud deben ser conscientes de la importancia de proporcionar información clara y completa, y asegurarse de que el paciente tenga la capacidad de tomar decisiones informadas sin presiones indebidas.
A medida que las tecnologías avanzan y las complejidades de la atención médica aumentan, la bioética seguirá siendo un referente clave para garantizar que continúe respetando la autonomía y los derechos de los pacientes.
La reflexión constante sobre este proceso no solo fortalece la relación entre el paciente y el profesional, sino que también protege los principios fundamentales de la ética médica.
(*) Abogada. Especialista en Bioética. Integrante del comité de Bioética del Incucai (antes, de la SAU y del Hospital Vélez Sarsfield). Directora Regional para Latinoamérica, división Bioethx, Aquas.inc. (Washington DC). Consultora.