viernes 24, enero 2025
viernes 24, enero 2025
Comercio y Justicia 85 años

El sentido organizativo del pueblo y la perennidad del movimiento nacional

ESCUCHAR
Por Luis Esterlizi (*)

“Siempre pensé que para que los movimientos del tipo como el nuestro adquieran -dentro del panorama nacional- la relativa perennidad que ellos necesitan para ser útiles debe seguir a las etapas de aglutinación de las masas “un sentido organizativo”; es decir, pasando de la primera etapa -que generalmente es gregaria en todos estos movimientos- a la etapa de la organización y de ésta a la etapa de consolidación, porque -si no- estos movimientos suelen resultar fragmentarios y no cumplen, tanto en el tiempo como en el espacio, con la misión que les está encomendada. Por eso también he dicho muchas veces que este movimiento que nosotros representamos, que ahora está detrás de un hombre, ha de transformarse paulatinamente colocándose detrás de una bandera y detrás de un ideal. De esta manera le habremos dado el sentido de perennidad a que me he referido. Nuestra misión no la podemos cumplir en la corta vida de un hombre.Los hombres pasan y las naciones suelen ser eternas. En consecuencia, buscando esa eternidad para nuestra patria y la perennidad para nuestro movimiento, es necesario que lo organicemos con declaraciones de principios, con cartas orgánicas que le den a este movimiento la materialización organizada que necesita. Busquemos la perennidad que nos prolongue a través de nuestros hijos, nietos y de las demás generaciones”. J. D. PERÓN – Ayer, hoy y siempre – Perón en doctrina Pág. 28 – 1997 by Ideas y Color SA

La realidad nacional e internacional

El mundo y Argentina viven -convulsionadamente- un cambio de época frente a la crisis de los modelos de gobernanza que atosigan a los pueblos, interfiriendo el despliegue de una conciencia más humanista e integradora de pueblos y Estados que procure la armonía entre la humanidad y la naturaleza, como la creación de un nuevo orden mundial de integración multipolar.

Estos cambios resultan imprescindibles para la paz, el entendimiento y la solidaridad entre los países y sus comunidades, así como la de evolucionar democráticamente con mayor participación de los pueblos y sus organizaciones sectoriales, en la toma de decisiones esenciales y en la ejecución de las mismas.

De esta forma, los pueblos organizados participarían en las definiciones fundamentales y sus países se convertirían en naciones libres, independientes y soberanas, bajo la responsabilidad de asegurar los esfuerzos que demande el nuevo orden mundial multipolar.

Ahora bien, si sabemos de dónde venimos, sabremos hacia dónde marchamos. 

Recordemos que con el último gobierno de facto, el 24 de marzo de 1976, se instaló la más atroz y sangrienta dictadura bajo el predominio de la economía ultraliberal de Martínez de Hoz hasta que -por la derrota en Malvinas- deciden llamar a elecciones, instalando el ejercicio de una “democracia claramente condicionada” por un sistema financiero extranjerizado, incentivación privilegiada de la exportación de productos primarios, privatización de empresas del estado, etcétera.

Si sabemos que la lucha por el poder siempre es determinada por intereses y no por ideas, comprobamos que este proceso terminó consolidando la influencia neoliberal que siempre los partidos políticos despliegan, instalando la decadencia y la confrontación que se enquistan y perduran hasta el presente.

La muerte de Perón -el 1 de julio de 1974-, siendo presidente de Argentina y conductor del Justicialismo, que -en conjunción con otras fuerzas partidarias- lo había elegido presidente con 62% de los votos, despertó el interés y constituyó la primera señal en el ámbito del Partido Justicialista de la lucha por el poder, porque sabían que quien se quedara con la conducción del partido tendría asegurada la posibilidad de alcanzar el poder del Estado.

La segunda señal de esta lucha por el poder la ejemplifica el Dr. Raul Alfonsín, quien -en su campaña política rumbo al 10 de diciembre de 1983- encaró con mucha picardía una movida electoral, incorporando varios atributos que históricamente habían sido distintivos de los actos peronistas, como clara intención de atraer votos de ese sector.

Como siempre, entramos de lleno a un proceso político, económico y social muy complejo que es aprovechado -en el último escenario electoral de 2023- por el candidato anarco libertario que accede al sillón de Rivadavía impulsando la antítesis del peronismo, pero usando la confrontación con el kirchnerismo que -durante más de 20 años, al igual que otros dirigentes que actuaron en nombre del peronismo- jamás hablaron ni impulsaron el “proyecto de la comunidad organizada” ni el “modelo argentino para el proyecto nacional”

Esto pone en claro que, después de la muerte de Perón, ningún “peronista” que ocupara la Presidencia realizó un gobierno doctrinariamente peronista; peor aún: enfrascados en sus ambiciones personales, terminaron tejiendo oportunidades con el sector liberal para crear la alternancia en el poder.

De esta manera, la confrontación es una estrategia que divide a los argentinos pero le sirve a la mediocridad de una clase política que actúa contrariamente a lo que promovió el retorno de Perón, que fue la concertación política denominada “la hora del pueblo”, cuya consigna señalaba que “para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”.

La actuación de esta partidocracia durante más de 40 años generó en la sociedad argentina el desengaño y el hartazgo, sobre todo ante el crecimiento de la pobreza y el desvergonzado reemplazo del trabajo por subsidios y planes sociales, lo que generó un proceso de degradación social a la que todos los gobiernos contribuyeron. Esto fue lo que, en 2023, terminó generando una oposición variopinta que, hastiada de tanta impudicia y corrupción, optó por el libertario, cuando muchos no tuvieron en cuenta su verdadera estrategia política.

Ausencia del proyecto nacional argentino

Lo único que está en claro es el proyecto de La Libertad Avanza (LLA), ya que hoy protestan sectores que no lo votaron y otros que lo votaron, junto a dirigentes partidarios, sin que nadie esboce una estrategia de sentido contrario a la que propone el Presidente autodefinido como anarquista de mercado.

Este escenario político nos muestra a una parte de la dirigencia partidaria que negocia con Milei, quien necesita incrementar su presencia en el Parlamento por la posibilidad de su reelección para un segundo mandato, mientras otros sectores tejen relaciones con quienes han quedado desguarnecidos ante el proyecto económico de la LLA, sin que tampoco muestren un proyecto integral que restituya a Argentina su independencia, libertad y soberanía usurpadas por la trilogía imperial de EEUU, Inglaterra e Israel.

Milei implementó el RIGI para entregarles al empresariado y financistas extranjeros la producción extractivista, industrial, energética, etcétera, junto a la introducción de sus productos para el mercado interno descolocando a las pymes locales y afectando a millones de trabajadores, ingenieros, técnicos e investigadores, de gran prestigio a escala mundial.

Cuando la dirigencia calla, lo hace porque otorga. Tal vez no les preocupa el rumbo del país, al igual que a los gobernadores, a quienes sólo les interesa cuidar sus “quintitas” o las entidades intermedias laborales, empresariales, tecnológicas, industriales y del campo que luchan y protestan separadamente, mostrando desapego a la conciliación de una propuesta integradora para el futuro de una Argentina, con trabajo, cultura y producción nacional.

Este panorama contiene una población desarraigada del bien común, adormecida por las frustraciones y preocupada por el día a día, sin poder imaginar un futuro ya que sólo intenta salvarse de la hecatombe. Esto preocupa sobremanera a muchos dirigentes de pymes, cooperativas, mutuales, profesionales, comercios, etcétera, ya que nadie propone acciones concurrentes, mientras los dirigentes de partidos y coaliciones sólo viven para las próximas elecciones. 

Este escenario solo favorece a los grandes empresarios que son “los únicos héroes” mientras nos desespera la continuidad de “la Casta”, la que Milei no destruyó.

Conclusiones

1) La dirigencia política en general no piensa en la integración de propuestas comunes que promuevan la defensa de nuestra independencia nacional como la definición de los ejes estratégicos del proyecto nacional de los argentinos, rechazando las injerencias de la trilogía de EEUU, Inglaterra e Israel, como de cualquier poder extrajero.

2) Por el contexto decadente que presenta esta democracia, no creemos que las elecciones de este año propongan algo trascendente ya que “la casta” sigue negociando con el Presidente que sólo destruyó sus secuelas, que pagamos millones de argentinos.

3) Por lo tanto, es fundamental que las entidades intermedias se integren en un mismo movimiento y respondan sólo al poder del pueblo organizado, proponiendo un plan de emergencia nacional para recuperar, el trabajo y la producción nacional, poniendo la economía al servicio del bienestar social y no de la especulación financiera.

(*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Leé también

Más populares

Sin contenido disponible

¡Bienvenid@ de nuevo!

Iniciá sesión con tu usuario

Recuperar contraseña

Ingresá tu usuario o email para restablecer tu contraseña.

Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?