En la tercera jornada del juicio por las muertes de cinco recién nacidos, la médica neonatóloga aseguró que las muertes fueron intencionales y exigió conocer la verdad. Durante su testimonio, reconstruyó los casos y descartó explicaciones médicas iniciales
La tercera jornada del juicio por las muertes de cinco recién nacidos en el Hospital Provincial Materno Neonatal de Córdoba estuvo centrada en el testimonio de la médica Adriana Luisa Moralez, neonatóloga encargada del área de mortalidad materno-infantil del hospital y una de las imputadas en la causa.
Moralez, quien está acusada de omisión de deberes de funcionario público y encubrimiento agravado, realizó una extensa declaración en la que repasó la línea de tiempo de los casos, los síntomas presentados por los bebés y las medidas tomadas por el hospital.
La médica expresó su convicción de que las muertes no fueron accidentales: “No tengo dudas de que acá hubo una mano asesina. Necesito que se sepa quién mató a esos niños. Si la que está acusada como principal sospechosa es o no es, ¿quién fue?”. Además, relató que tuvo la sensación de que los casos eran de causa intencional, especialmente tras escuchar comentarios de colegas sobre una enfermera que se mostraba “muy atenta y cuidadosa” al alertar sobre descompensaciones de bebés antes de que se manifestaran los síntomas.
“A la luz de los hechos con autopsias que arrojan causas no naturales de muerte, es inevitable no asociar y llegar a la conclusión de que Gino, Isabela, Francisco, Benjamín y los que siguieron fueron víctimas. Estoy consternada, pensando si pude hacer algo diferente a lo que hice”, remarcó.
La reconstrucción de los casos
En su declaración, Moralez describió los síntomas coincidentes en los bebés afectados, como arritmias cardíacas y acidosis metabólica, presentes en las muertes de Francisco (18 de marzo) y Benjamín (23 de abril). Explicó que, inicialmente, no había una hipótesis criminal y que las investigaciones se enfocaron en posibles causas médicas, como reacciones adversas a la vacunación contra el COVID-19, a la vitamina K o incluso a picaduras de insectos.
Con el caso de Isabella, quien se descompuso pocos días después de la muerte de Benjamín, se consideró una posible alergia al aceite de ricino, excipiente de la vitamina K. Por ello, se solicitó el reemplazo del lote por otro con diferente composición. Posteriormente, el 1º de mayo, Gino Barrionuevo sufrió una descompensación; en ese caso, una enfermera encontró un insecto en un colchón, lo que llevó a sospechar de una reacción a una picadura. Sin embargo, los síntomas persistentes llevaron a descartar estas hipótesis.
Colapso
Moralez narró que, al regresar de sus vacaciones el 6 de junio, se encontró con la noticia de que Angeline, hija de Yoselín Rojas, había fallecido tras presentar síntomas similares a los casos anteriores. También se enteró del deceso de Ibrahim Guardia el 23 de mayo, cuyo fallecimiento se había descrito como “muerte súbita”. Fue entonces cuando, junto a otras colegas, solicitó una autopsia forense para esclarecer las causas.
“Ante el cuarto caso de un bebé a término que súbitamente se deteriora, sentí frío por la espalda. Tuve la sensación de que era de causa intencional”, declaró. Además, relató que esa fue la primera vez que habló con Brenda Agüero, la enfermera que actualmente está imputada como principal sospechosa.
Según la médica, el 10 de junio, autoridades del Ministerio de Salud comenzaron una investigación ministerial, lo que inicialmente le dio tranquilidad. Sin embargo, manifestó su sorpresa al ser imputada el 19 de agosto de ese año. También criticó la falta de apoyo del ministerio, afirmando que esta situación le causó un shock emocional que la llevó a necesitar medicación y a jubilarse anticipadamente.
“Fue una bomba la que estalló en el hospital, y el ministerio no se preocupó por mi salud mental ni por mi situación económica”, reprochó. Además, expresó su indignación ante los allanamientos en su domicilio: “Entraron buscando potasio y se llevaron mi celular”.
En su declaración final, Moralez reiteró su convicción de que las muertes fueron intencionales: “Necesito saber quién mató a esos niños y si alguien lo va a volver a hacer”. También destacó que los bebés afectados eran niños a término y bien controlados, lo que refuerza la hipótesis de una intervención externa.