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La mirada sistémica de la violencia familiar

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Por Laila Judith Córdoba (*)

Sabido es que en toda familia nacen y maduran los sentimientos más intensos y es de donde emergen los primeros aprendizajes sociales básicos. Empero, si estos aprendizajes de mención no se llevan a cabo, aparece la violencia como un modo habitual de resolver los conflictos familiares, requiriendo en muchos casos la intervención de la justicia para neutralizar la tensión vincular con diferentes medidas de naturaleza cautelar, a saber: restricción de acercamiento, prohibición de comunicación, exclusión del hogar, inserción en espacios terapéuticos especializados, otorgamiento de botón antipánico o colocación de dispositivo dual (tobillera), entre otros.

Ahora bien, la manera de resolver e intervenir en los sistemas familiares con interacción violenta continúa siendo un desafío para los profesionales del campo de la justicia, de lo social y de la salud mental. Es que la búsqueda de herramientas que nos permitan entender el fenómeno de la violencia y su resolución ha sido y sigue siendo un objetivo de todas las ramas del saber.

Perteneciendo quien escribe estas líneas a la rama del derecho, entiendo necesario resaltar la importancia de percibir al derecho no sólo como un sistema de normas sino como un sistema de comportamientos y discursivo, presentando la concepción de la justicia a través de la óptica del pensamiento complejo con el planteo puntual de cómo pensar la paz desde la construcción social. 

Así las cosas, entiendo que la mirada sistémica de la violencia familiar nos facilitará comprender la dinámica familiar en su conjunto puesto que desde una perspectiva sistémica, la violencia es concebida como un fenómeno relacional, en otras palabras como una forma de interacción que se puede modificar mediante intervenciones acertadas.

El modelo sistémico puede facilitar una visión holística del funcionamiento de la pareja y la familia, permitiendo profundizar aspectos cognitivos, emotivos y conductuales. Para ello es importante identificar correctamente el escenario familiar, siendo interesante ilustrar que en sistémica se considera como personajes de los contextos de la violencia no solo al agresor, sino también al agredido, los hijos, las familias de ambos, los sistemas sociales, el sistema judicial, etcétera.

Cada miembro de la familia está presente en el escenario de la violencia (maltratador, víctima, espectador) que inician, mantienen o aumentan el nivel de violencia y se lo sufre de manera diferenciada. Esta mirada permite comprender cómo las dinámicas y patrones de interacción dentro de la familia contribuyen a la violencia, así como visualizar la influencia de factores culturales y sociales, las dinámicas de poder y control, los roles y expectativas de género, los patrones de comunicación y modos de resolución del conflicto, entre otros.

Lo importante de la mirada sistémica es poder identificar los patrones y dinámicas que perpetúan la violencia en aras de poder modificarlos. 

Para bajarlo a una situación concreta, en muchas ocasiones se observa que las mujeres están atravesadas por la creencia de ser incondicionales con su marido, lo que dificulta la salida del circuito de la violencia. Ello es parte de la estructura social “reificada” o, en otras palabras, parte de los patrones de la sociedad que parecen tener una existencia propia, independiente de las personas que lo componen y trae como consecuencia la naturalización de desigualdades y jerarquías, la limitación de la capacidad de las personas para imaginar y trabajar hacia cambios sociales resistiendo las reformas o innovaciones.

Así, en el contexto de la violencia familiar, la reificación de las estructuras sociales puede contribuir a perpetuar patrones de poder y control que no sólo permiten la violencia sino que la fomentan. Concretamente, muchas mujeres suelen manifestar que hubo una discusión normal y que quiere a su marido de vuelta en su casa porque le brinda protección y seguridad (mujer atrapada en un proceso ambivalente de alejamiento-acercamiento de un marido violento).

En esa misma línea muchos hombres suelen expresar que lo único que han tenido son discusiones fuertes como en todo matrimonio y que, a lo mejor, le ha dado un empujón pero para callarla (justificación de actos y evasión de responsabilidad). En dicho ejemplo, la mirada sistémica se centrará en entender el contexto en que se produce la situación de tensión, a fin de estudiar los recursos y evaluar los riesgos para decidir adecuadamente y tener en cuenta a todos los familiares implicados, la red social y por supuesto a todos los operadores sociales como partes del sistema y así lograr las modificaciones de patrones necesarias para evitar la reedición de situaciones de tensión.

Para concluir estas líneas, resta destacar la importancia de comprender cabalmente la realidad familiar y sus atravesamientos culturales, todo ello en aras de que las personas encuentren un camino nuevo de comprensión verdadera y libre de violencia. 

“Que las almas vuelen libres sin miedo ni dolor”.

(*) Jueza de Niñez, Adolescencia, Violencia Familiar y Género de 3ª Nominación de la ciudad de Córdoba

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