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Eli Gómez Alcorta: gestión y dimisión con doble vara y esquirlas del “caso Yáñez”

ENREDOS IDEOLÓGICOS. La ex funcionaria protagonizó varias polémicas.
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En octubre de 2022, Elizabeth Gómez Alcorta renunció a su cargo como titular del ahora extinto Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Cerró su deslucida gestión con un berrinche ideológico, denunciando violaciones de derechos humanos en un operativo de desalojo de la comunidad Lafken Winkul Mapu, en Villa Mascardi, Río Negro, motorizado por fuerzas federales, en el que 12 personas fueron detenidas.

En la misiva que le cursó al ex presidente Alberto Fernández alegó que lo sucedido era incompatible con los valores que defendía “como proyecto político”.

La ex abogada del dirigente mapuche -y, en ese entonces, prófugo- Facundo Jones Huala,  fustigó el encarcelamiento de siete mujeres y pidió una respuesta “contundente” del Ejecutivo.

Gómez Alcorta dimitió luego de varias semanas de bajo perfil, que solo levantó para elogiar en su cuenta de Twitter la legislación del matrimonio igualitario en Cuba.

El gesto no pasó inadvertido y recibió críticas; en especial, porque no se pronunció sobre los escandalosos audios del ex ministro de Seguridad de Santa Fe y asesor del ex ministro Aníbal Fernández en la cartera nacional, Marcelo Sain, hablando, entre otras cosas, sobre una mujer detenida en plena cuarentena.

El desempeño de Gómez Alcorta quedó bajo tela de juicio a inicios de 2021. El 8 de marzo de ese año, mientras los feroces hechos de represión en Formosa motivaban titulares en diarios del país y del mundo y generaban pedidos de interpelaciones y denuncias de la oposición y de organismos de derechos humanos, incurrió en una de sus tantas contradicciones.

Se acumulaban informes y advertencias sobre violaciones de garantías en suelo formoseño -incluidas las de embarazadas que, por las duras medidas dictadas por la cuarentena, huían de las autoridades por temor a ser separadas de sus hijos- pero ella respaldó la presencia del gobernador Gildo Insfrán en la Rosada, en el marco de los actos por el Día de la Mujer. Allí, junto a Fernández y al grueso de sus pares, el peronista del noreste firmó el acta compromiso “Acuerdo Federal para una Argentina Unida contra la violencia de género”.

Desentendida del cuadro de situación de Formosa, Gómez Alcorta desempolvó sus credenciales de feminista y militante de los derechos humanos, esquivó las consultas de la prensa y calificó como “histórico” el anuncio de aquel pacto.

Juan Manzur
Gómez Alcorta viajó a Tucumán en ese contexto para estampar su firma en más acuerdos. Se reunió con el por entonces gobernador Juan Manzur, a quien denunció en marzo de 2019, antes de asumir como ministra, por obstaculizar el aborto a una niña violada por el novio de su abuela y avalar que le practicaran una cesárea, una acción que promocionó en sus redes personales y ante los medios.

Apenas aterrizó, familiares y amigos de Paola Tacacho, la joven asesinada tras denunciar reiteradamente a quien le quitó la vida ante la Justicia local, emitieron un duro comunicado.

Expusieron que Manzur habilitó la jubilación del juez Francisco Pisa, a quien sindicaron como responsable del crimen, al aceptar su renuncia antes de que se discutiera su pedido de juicio político en la Legislatura.

Pisa sobreseyó al femicida, quien se quitó la vida cuando logró su cometido, en una de las más de 20 causas que Paola promovió.

“El acuerdo entre Justicia y poder político para que continúe la impunidad es obsceno”, consignaron los deudos de Paola, y añadieron que la reunión entre la abogada y Manzur fue “cinismo gubernamental”.

Gómez Alcorta no recibió a la familia aunque la madre de la joven hizo un pedido de audiencia formal y, sin resultado, le exigió que se comprometiera a colaborar para depurar las áreas provinciales que tuvieron en sus manos las denuncias de su hija.

Doble moral
Desde que se conoció que Manzur tendría un rol protagónico en el nuevo esquema ministerial, organizaciones feministas -incluso las alineadas con el Gobierno de Fernández, como Actrices Argentinas– manifestaron reparos.

Cabe recordar que, junto con su predecesor, José Alperovich (condenado por abuso sexual), Manzur es responsable del escaso presupuesto que Tucumán destina a paliar la violencia de género y de que la educación sexual sea deficiente.

Con la designación de Manzur en el gabinete de Fernández ya formalizada, Gómez Alcorta optó por acatar; incluso, fue a su juramento, una decisión que le valió el repudio de diversos sectores.

Nuevamente, repitió el libreto de sus líderes políticos. Casi sola en un gabinete dominado por los machos alfa del peronismo, afirmó que la política de género y diversidad era “prioridad del presidente y de la vicepresidenta”.

Pedro Castillo
A esa altura, sus inconsistencias no eran nuevas. Poco antes de las PASO y de la derrota que desencadenó la crisis interna del Frente de Todos, que derivó en la cristalización de una grilla ministerial casi sin mujeres, María Eugenia Vidal la fustigó por su afinidad con el ex presidente de Perú, Pedro Castillo, conocido por sus posturas homofóbicas, y la acusó de tener doble moral.

La diputada habló en plena polémica por las visitas de modelos, actrices y entrenadores caninos a Olivos, en la fase más crítica de la pandemia, y antes de que trascendiera la foto del festejo de cumpleaños de Fabiola Yáñez.

Vidal remarcó la incoherencia de la mujer, quien difundió una foto en la que se la veía, exultante, junto a Castillo, detractor del aborto, del matrimonio homosexual y de la agenda progresista, como la eutanasia y el principio de reserva penal en materia de consumo de drogas.

El respaldo de Gómez Alcorta a Castillo se dio en sintonía con sus enredos ideológicos y su baja estima por la ecuanimidad.

En su cuenta oficial de X, persistió en homenajear a los impulsores de la Revolución Cubana, que encerró a homosexuales en campos de trabajo.

Sus posteos le valieron reproches de integrantes del colectivo LGTB, pero siguió dedicándole elogios al “Che” Guevara, quien cargó contra los homosexuales al considerarlos contrarios a su ideal de “hombre nuevo”. El guerrillero también los tildó de “gente enferma” y -con la ayuda del también homófobo Fidel Castro- los persiguió y concentró en centros de detención en los que se leía, en el ingreso: “El trabajo los hará hombres”.

Según la lectura caprichosa de Gómez Alcorta, Guevara y Castro, cultores del heterosexismo, lucharon por un mundo “más justo e igualitario”.

Ayuda
La denuncia de Yáñez en contra de Fernández por violencia de género salpicó a Gómez Alcorta: según afirmó la ex primera dama ante el Judicial, se comunicó con las autoridades de la cartera que dirigía para pedir ayuda. “No se puede hacer nada”, le habrían respondido, según la versión que difundió en TN la periodista Sandra Borghi.

“Como militante feminista siempre estuve del lado de las mujeres y las niñas y siempre creí en sus palabras, sin importar si quien está en frente es Manzur, Alperovich o Fernández, ni si estoy ocupando un rol de funcionaria o no. Jamás me encontrarán en otro lugar”, escribió la ex ministra. “Fabiola nunca me comentó esta situación. Nadie puede dudar de lo que habría hecho en ese caso, como cuando se violaron derechos de mujeres indígenas y presenté mi renuncia”, declamó.

Ante la Justicia, Yañez confirmó los hechos de violencia física que figuran en los chats entre el presunto agresor y María Cantero, su histórica secretaria privada. En el marco de la audiencia virtual, también habló de “terrorismo psicológico”. 

Mensaje
El presidente Javier Milei se pronunció hace horas en sus redes sobre el “caso Yáñez”: tituló su mensaje como “La hipocresía progresista”, condenó el hecho y reiteró su idea de que las políticas de género son una estafa.

Dijo que el anterior gobierno usó la problemática para hacer negocios y política y manifestó que desde su espacio siempre tuvieron “el coraje de decir la verdad” pese a sufrir “ataques y difamaciones”.

“La solución para la violencia que ejercen los psicópatas contra las mujeres no es crear un Ministerio de la Mujer, no es contratar miles de empleados públicos innecesarios, no son los cursos de género y definitivamente tampoco es adjudicarle a todos los hombres una responsabilidad solo por el hecho de ser hombres”, postuló. “La única solución para bajar el delito es ser duros contra quienes los cometen”, planteó el libertario.

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