viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La violencia en los Juegos Olímpicos

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Por Luis Carranza Torres (*) y Carlos Krauth (**)

Los Juegos Olímpicos (JJOO) de París 2024, oficialmente conocidos como los Juegos de la XXXIII Olimpiada, comenzaron la semana pasada. No ha podido escapar a las generales de este mundo tan convulsionado, llevándose a cabo bajo la amenaza de sufrir atentados terroristas. Ante esto, el gobierno francés decidió extremar las medidas para asegurar la vida de asistentes y deportistas.

No es nuevo que se use la trascendencia que tienen los JJOO para que distintos grupos políticos usen su popularidad y difusión para expresar sus creencias, las que, en no pocos casos llegan al uso de la violencia. Tal vez el acontecimiento más trágico se vivió en Munich (Alemania), en 1972, cuando el grupo terrorista “Septiembre negro” segó la vida de nueve atletas israelíes y de un policía alemán. No fue el único. Recordamos, también, lo ocurrido en los JJOO de Atlanta 1996, cuando Eric Robert Rudolph decidió poner una bomba en un parque céntrico lleno de concurrentes, con el resultado de dos víctimas fatales y más de 100 heridos.

El escenario para que se ejecuten actos de violencia en Paris es ideal; pensemos que se espera que concurran más de 600.000 personas en el periodo de tres semanas que duran los JJOO. Francia ha sido el país de la Unión Europea que más atentados yihadistas ha sufrido en los últimos tiempos, por lo que un golpe terrorista en las olimpiadas tendría un impacto global y una conmoción de proporciones difíciles de calcular.

Pero la amenaza viene no sólo del terrorismo islámico. Presuntamente grupos prorrusos también se han expresado en esa dirección. Justamente un ciudadano ruso de 40 años días antes de comenzar las JJOO, fue detenido en París, por ser considerado sospechoso de preparar acciones de desestabilización política a gran escala. La acusación se justificó en que estaba realizando acciones de “inteligencia para una potencia extranjera”.

Al momento de iniciarse los JJOO las autoridades habían desactivado cuatro intentos de atentado. Vale mencionar que el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, ha declarado que dos de estos altercados han sido calificados como atentados terroristas por la fiscalía nacional antiterrorista. En tanto que los restantes han sido considerados “proyectos de actos violentos”. Lamentablemente, horas antes de inaugurarse los JJOO, Francia se vio sacudida por una serie de incendios causados en su red ferroviaria. Actos que fueron calificados por las autoridades francesas de “criminales”. “Caos en los viajes en Francia horas antes de los Juegos Olímpicos”, fue el título, en inglés, del Global News Podcast de la BBC sobre el asunto que afectó a unos 800.000 pasajeros. “Reporte desde la París olímpica: un comienzo agitado”, editorializó por su parte The New York Times.

Marc Bassets, en la sección especial olímpica del diario El País, bajo el título de “Los ridículos y los arrogantes”, habla de una Francia, “exhausta por años de atentados y fracturas”, que con los JJOO “envía un mensaje al mundo de universalismo, tolerancia y algo de modestia”. No todos están de acuerdo con eso. La iglesia Católica de Francia deploró “las escenas de escarnio y burla al cristianismo” de la ceremonia de apertura, al igual que varios atletas católicos. A la amenaza de violencia terrorista, de un modo impensado se sumó la polémica respecto de la violencia simbólica.

Respecto de la primera, según comunicó la Policía francesa, se van a desplegar entre 30.000 y 45.000 policías, gendarmes y soldados para garantizar la seguridad durante los JJOO. Habrá controles y cacheos permanentes a los espectadores. Pese a ello, las autoridades sostienen que la amenaza terrorista sigue siendo muy elevada.

Por suerte, la ceremonia inaugural, uno de los acontecimientos que por su vulnerabilidad más preocupaba a la organización, se realizó sin inconvenientes, más allá de varias polémicas por confundir a Corea del Sur con Corea del Norte o el tono de algunos cuadros artísticos. 

Los riesgos clásicos de seguridad no deben invisibilizar otras cuestiones violentas. A más de cierta mofa de una religión en la apertura, en el partido de fútbol inicial de Argentina contra Marruecos se silbó terriblemente a nuestro himno y se agredió desde las gradas a los jugadores. Son alarmas de una sociedad que está tornando a la intolerancia y la agresión en distintos sectores. 

Ojalá prevalezca el sentido común y sólo se trate de cuestiones aisladas y que la tranquilidad y concordia presida la competencia, algo en consonancia con el pensamiento del padre de los JJOO modernos, el Barón Pierre de Coubertin, un francés universal quien entendía que “el deporte podía ayudar a unir a las comunidades, detener las guerras y promover competiciones saludables libres de trampas y discriminación”, además de “servir para hacer que el mundo sea un lugar mejor alentando la amistad, el compañerismo y el juego limpio”. Esperemos sea de tal forma. 

 (*) Abogado. Doctor en ciencias jurídicas

(**) Abogado. Doctor en derecho y ciencias sociales

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