Por Víctor Moncada (*)
Luego de 40 años de democracia hemos entrado en un gran vacío sociopolítico. Efectivamente, cualquier opinión diferente a la de nuestro Presidente es una opinión que debe ser desacreditada. Nuestra sociedad, construida por hombres como Favaloro, Liotta (para citar sólo dos personalidades ligadas a la medicina) y tantos otros que nos llevaron a ser vidriera mundial en diferentes disciplinas científicas, sin olvidar en lo legal el matrimonio igualitario, y la protección de la mujer en cuanto a su necesidad de igualar los derechos del hombre. A partir del golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, vivimos una larga noche con muchísimos hechos de dolor, detenciones ilegales, desapariciones, secuestros de niños, supresión de identidad.
Con la restauración de la democracia bajo la Presidencia Alfonsín comenzaron a reorganizarse las instituciones democráticas; se sucedieron los gobiernos de Menem, luego el de De la Rúa. Menem nos hizo vivir un verano económico; con el tiempo nos dimos cuenta de que fue ficticio y se desató la crisis de 2002 que nos llevó a estar fuera de la economía de todo el mundo; nuevamente hubo momentos de desasosiego; se alteraron los ánimos sociales y fue la Justicia la que tomó la posta democrática y, en pocos años, nos recuperamos y empezamos nuevamente a caminar.
Se produjeron numerosos errores, pero nuestra vida en democracia permitió superarlos; a pesar de las idas y vueltas, fuimos creciendo en muchos aspectos. Uno de los errores fue el innecesario enfrentamiento con el campo, único sector que nos genera las divisas necesarias para crecer legítimamente y contar con los medios genuinos para comerciar en los mercados mundiales.
Debemos entender que pertenecemos al mundo occidental y -nos guste o no nos guste- debemos generar las herramientas para tener capacidad de lucha en el escenario que demarca la política de los gobiernos y centros de poder donde se tejen los destinos del mundo; esta política hace a la soberanía nacional, entendida ésta por capacidad de proteger la integridad del territorio, conservar la moneda y el estado de bienestar que le permita a todo ciudadano tener un nivel de vida digna.
Pero… ¿qué nos está sucediendo? ¿qué hizo la sociedad? en vez de elegir lo mejor eligió “contra de”. Y no digamos que no tuvimos opción: como ejemplo, dentro de la grilla presidencial estaba como candidato el gobernador Schiaretti y la sociedad no lo avizoró, no lo tuvo en cuenta, sólo tuvo en cuenta votar en “contra de”.
Al votar en “contra de”, el gobierno elegido comenzó a transitar un camino de desaciertos, basados en el principio “si no se piensa como el Presidente, se está en ‘contra de’ los intereses nacionales”. Esto constituye un grave error y no sólo la oposición se ve criticada dura y peyorativamente sino también dentro de las propias filas del partido gobernante quien piensa distinto es echado inmediatamente y con groseras definiciones.
En busca de lograr una etapa de normalidad, la oposición dio las herramientas al Poder Ejecutivo para que éste instrumente las políticas que crea conveniente y aplique su plan de gobierno. A pesar de ello sigue la violencia verbal y la parálisis gubernamental. La población en general vive entre la zozobra y angustia de que no alcanzan los ingresos; no obstante, por estar “en contra de”, un alto porcentaje de la sociedad sigue creyendo y mira sin preocupación que los servicios de inteligencia sean financiados en gastos reservados por más de cien mil millones de pesos y que no se sabe a ciencia cierta si parte de las reservas en oro salieron o no del país y en su caso dónde están, un grave menosprecio a la democracia, ya que el pueblo no conoce que se está haciendo con sus bienes.
Ya lo dije en otro artículo: la casta es el pueblo, principalmente los jubilados, quienes están pagando el ajuste; cada día se hace más difícil para el común de la sociedad llegar a fin de mes, se hace más difícil contar con servicios médicos, se hace más difícil mandar los niños a la escuela; en general, mantener la casa, mantener el hogar dentro de una situación razonable. En otras palabras poder vivir dignamente y no andar mendigando.
La legislación argentina maduró durante nuestros dos siglos de vida, madurez que es resultado del trabajo de miles de juristas -muchos de ellos reconocidos internacionalmente-, quienes con dedicación, esfuerzo y capacidad crearon un sistema integral, en el que están protegidos los derechos del consumidor, los derechos de los trabajadores y de los empresarios, la protección del medio ambiente y la inmunidad de la persona junto a su patrimonio.
Hoy, un grupo de “iluminados” pretende echar por tierra todo el sistema jurídico social. La película que estamos viendo sólo la vimos en el cine o la televisión, estamos retrocediendo cientos de años, estamos volviendo a la época del despotismo, estamos volviendo a la época de los emperadores, en la que una persona o un pequeño grupo se convertían en los “iluminados” que guiaban a la sociedad, según su criterio individual, a la senda del triunfo, a la senda del bienestar.
El resultado de ello es que día a día caen cientos de puestos de trabajo, tomando cuerpo la figura de la recesión, que lleva ínsito el peligro de la desintegración social.
Se ataca a todo pensamiento socio-colectivo; olvida el señor presidente que el desarrollo de Europa, desarrollo de la sociedad actual, está basado en los principios de socialdemocracia; en Argentina el desarrollo está basado en los principios que se han generado dentro del peronismo y del radicalismo, dos partidos adversarios que con gran esfuerzo han sabido construir las bases democráticas. Estos partidos son criticados, pero los esfuerzos de los dirigentes de ambos partidos nos han llevado a la construcción del tejido social que nos da como resultado el Estado de Derecho. Sí nos falta madurar el proceso socio-económico para lograr el bienestar de todos los sectores, pero eso no lo vamos a lograr con violencia verbal, lo vamos a lograr con esfuerzo, con la integración de las fuerzas políticas que se deben reconvertir -y en algunas provincias lo están haciendo, tal el caso de Córdoba-. Ahora, como pueblo, no debemos votar “en contra de”; debemos aprender a votar en favor del crecimiento y respeto.
Los líderes políticos deben aprender a escuchar a todos los sectores, fundamentalmente a los que piensan diferente, para poder integrarnos en el desarrollo general. También los comunicadores sociales deben hacer su mea culpa y deben aprender a no posicionarse en un punto extremo; no puede ser que un grupo de comunicadores esté hablando únicamente de las virtudes del movimiento liderado por Milei y otro grupo únicamente encuentre los defectos.
Debemos de una vez por todas aprender a aceptar las virtudes “aunque en este gobierno son pocas muy pocas” y criticar los defectos. La crítica debe buscar la mejora del debate, no debe ser una crítica dedicada únicamente a destruir o desvalorizar la propuesta. Argentina necesita transformaciones, éstas deben ser producto del consenso.
Recientemente se firmó el llamado “pacto de mayo”; no fue un pacto sino una imposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), aceptada por los gobernadores para tratar de salir de la situación de inacción que el PEN ha creado. Eso no sirve; tenemos a mano el Pacto de la Moncloa, ejemplo cercano que nos demuestra cómo las bases de la democracia se hacen entre políticos y pensadores que parece imposible puedan tener un resumen común. La democracia está constituida por el resumen de todos los participantes, de todas las ideas que nazcan tanto de dirigentes como del pueblo.
(*) Abogado. Presidente de la Fundación Consumo y Ambiente y de Cooperativa Churqui Cañada, socia fundadora de la Cooperativa Alimentos para la Nueva Argentina
Gran esfuerzo del colega y amigo Dr Víctor Moncada para describir la situación actual de nuestro País en llamas y en vía de desintegración. Solo le recuerdo la frase de mi Maestro:”…los pueblos tienen los gobiernos que se merecen…”. Será pues que “esto” es lo que nos merecemos ? y en especial el pueblo de Córdoba que masivamente votó “esto”…Ahora a aguantar tres años más. “Y sálvese quien pueda”
Como siempre clarito y al pié!! Gracias DOC. Por expresar con educación y altura un pensamiento (creo) generalizado con miedo a exponer!!!
Muy claro, real y didáctico, amplitud de pensamiento, integrador y honesto, Felicitaciones.
Excelente nota del Dr Moncads