<?xml version="1.0"?><nbibliografica> <intro></intro><body><page>El trabajo que se considera en esta oportunidad sin duda refleja un completo y sustancioso análisis de la problemática –nunca tan actual como ahora– que envuelve a los profesionales del arte de curar –incluidos los protagonistas de hechos médicos y paramédicos– frente a la ley penal, esencialmente en cuanto a la responsabilidad derivada de conductas típicas no intencionales, como consecuencia de prácticas curativas que desencadenan daño a la vida o la salud de las personas. Así lo anuncia el propio autor, en el mismo título de su trabajo, a partir del novedoso esquema que significa proyectar, ilustrativamente, seis casos hipotéticos: 1) el del médico dubitativo (ausencia de diagnóstico y de derivación oportuna); 2) cirugía y coma (división del trabajo horizontal); 3) traqueotomía y traqueomalacia (situación imprevista); 4) absceso y esfínter (exceso del médico); 5) el del collar de Filadelfia (omisiones); 6) el del bebe quemado (división del trabajo vertical). Su finalidad consiste –para todos quienes obran en el amplio campo de la Medicina (con la extensión conceptual que Terragni pretende para ese término)– en definir los criterios para: a) formular la imputación objetiva; b) delimitar el deber de cuidado; c) establecer cómo se genera la responsabilidad penal para omisión; d) circunscribir el concepto de autor del delito culposo y e) aplicar los principios de confianza y de división de trabajo, como pautas que permiten reducir el deber de diligencia y así dirigir selectivamente la imputación en los hechos y en los que actúan varios sujetos, por ejemplo, un equipo médico. El autor comienza por explicar con gran acierto –y luego de advertir acerca de los intereses penalmente protegidos– el porqué de la expansión que se verifica en torno de la ‘judicialización’ de los casos en que media actividad curativa vinculada con la salud del ser humano; y para ello, ofrece una interesante cantidad de razones, merecedoras de sensata reflexión, que explicarían el fenómeno. Así, apunta a la realidad de nuestro país; a la modificación del vínculo médico-paciente y la ecuación económica que antaño gobernaba tal relación; la utilización frecuente de pautas de responsabilidad objetiva; los avances tecnológicos en el terreno científico; el mimetismo de lo que ocurre en otros países; la difusión pública de los casos de ‘mala praxis’; la siempre cuestionada preparación de nuestros profesionales y, además, el amplio espectro de derechos y deberes, que resultan –como se dijo– aspectos centrales de una compleja temática que, en este particular, Terragni estudia con profundidad y rigor técnico desde una perspectiva jurídico-penal. Para ello, desmenuza en la segunda parte de la obra lo que podrían denominarse aspectos teóricos respecto del hecho culposo punible y la labor médica. Los comportamiento relevantes, el deber de cuidado, con implicancia directa en lo referido al diagnóstico y tratamiento del paciente; las cuatro conocidas facetas de la culpa: imprudencia, negligencia, impericia e inobservancia de los reglamentos. Los elementos subjetivos, el trabajo en equipo y su vinculación con la autoría, para terminar con el análisis acerca de la conducta del paciente, el consentimiento y el obrar de terceros. La última parte del libro consiste en verificar cada uno de tales extremos teóricos en torno de aquellos seis casos hipotéticos (cómo operan en cada una de esas situaciones), para cerrar con varias propuestas que, sinceramente, el autor advierte no están enderezadas a agregar a la legislación argentina otras disposiciones penales al enorme número que hoy existe, sino sólo introducir racionalidad en el sistema penal. De eso se trata. En buen romance, un trabajo de inobjetable valor jurídico; por ello, de consulta –a nuestro ver– imprescindible para médicos, abogados, jueces y fiscales &#9632;</page></body></nbibliografica>