Ercole Felippa, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL) y titular de la cooperativa láctea Manfrey, opinó del contexto actual de la lechería, y los desafíos inmediatos que enfrenta el sector
Para el reconocido productor y empresario Ercole Felippa, la lechería sigue dando muestra de su potencial, dependiendo para ello de un equilibrio económico que permita al productor realizar las inversiones necesarias en tecnología y conocimiento para mejorar los aspectos generales de la producción.
“Ninguna actividad es viable o tiene chances de ser exitosa con un contexto macroeconómico desquiciado como el que teníamos en Argentina, y ese potencial va a ser posible en medida que hagamos los deberes internamente, y me refiero a un ordenamiento de la macro y de la microeconomía, y una agenda interna como sector. Tenemos una actividad que tiene muchísimas posibilidades de crecer, pero por distintas circunstancias la producción lechera hace más de 20 años que no crece”, sentenció el industrial oriundo de la localidad de Freyre (departamento San Justo). Dando respuesta a este punto, el referente de la cadena lechera nos explica algunos motivos que encuentran los productores para dejar la actividad. “En lugares donde se compite con la agricultura -que obviamente es una actividad más simple, y en la cual se invirtió más en investigación y desarrollo-, la relación era de diez a uno, pero hoy la brecha se achicó enormemente, porque hay un paquete tecnológico que nos pone a la altura de los países más desarrollados en materia lechera”.
Siguiendo con el análisis, Felippa destacó que el desarrollo del potencial no pasa sólo por la oferta disponible de tecnología, ya que no todos los productores pueden acceder en la actualidad a ese recurso. “Si pretendemos que todos los productores coloquen robots en sus tambos, lo más probable es que hagamos fundir a un montón de productores, entonces hay que empezar a trabajar en otros aspectos que tienen que ver con esa tecnología como disponibilidad de información, para en función de eso poder gestionar y mejorar índices de productividad, de preñez, de mortalidad, nutrición, generando condiciones de bienestar animal para que el índice de conversión de materia seca en leche muy superior. Para esto hace falta también que haya un financiamiento adecuado para que el productor pueda pagar esa inversión en función de la mejora de productividad”, explicó el presidente de Manfrey, la cooperativa láctea radicada en la localidad de Freyre, a 30 km de San Francisco.
El asociativismo como estrategia
Para el hombre que lidera una cooperativa láctea que cumplió 80 años, Manfrey es un claro ejemplo que sigue siendo una herramienta válida de gestión empresarial. “Hemos podido superar distintas crisis y hemos salido fortalecidos de ellas, eso tiene que ver con un compromiso, una mirada de gestionar en donde ganar dinero es importante, pero no el único fin”. La empresa cooperativa inauguró en el año 2023 un tambo modelo que funciona por gestión asociativa con productores. “Claramente el tambo nuestro es un tambo asociativo, todos los años había productores que dejaban la actividad y necesitábamos neutralizar ese aspecto. De una encuesta surge que un grupo de productores plantearon la idea de asociativismo, los convocamos para analizar el esquema y ahora forman parte de un proyecto liderado por la cooperativa”.
Dentro de la exposición, un importante grupo de jóvenes participó con visible entusiasmo de las Olimpiadas Lecheras Nacionales, dando muestra del interés que existe en el campo para la generación del futuro. Al respecto, Felippa consideró un deber de los actuales dirigentes del sector generar condiciones para que muchos de ellos se acerquen. “Nosotros, quienes formamos parte de la cadena tenemos el gran desafío de hacer los deberes que tenemos que hacer para que realmente sea atractiva, y cada vez más jóvenes quieran involucrarse”, concluyó.
“Tenemos una actividad que tiene muchísimas posibilidades de crecer pero -por distintas circunstancias- la producción lechera no crece desde hace más de 20 años”