El presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Santiago Bausili, y el secretario de Finanzas del Ministerio de Economía, Pablo Quirno, viajarán este viernes a China con el objetivo de continuar con las negociaciones para refinanciar US$4.900 millones activados del swap de monedas que vence este año.
La resolución de ese pasivo forma parte de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que en junio vencerá una parte de los fondos utilizados por Argentina para pagar importaciones y deudas durante 2023.
Los funcionarios formarán parte de la comitiva de la canciller, Diana Moindino, quIeN fue invitada por el gobierno chino a ese país y que partirá hoy rumbo a Pekín. “Habrá un extenso programa de reuniones oficiales y una agenda que incluirá eventos de promoción comercial y encuentros con inversionistas”, informaron fuentes del equipo económico.
El BCRA renovó en junio del año pasado el intercambio de monedas con el Banco Popular de China (BPCh) por US$18.000 millones que forman parte de las reservas internacionales. El ex ministro de Economía, Sergio Massa, utilizó US$4.900 millones del primer tramo autorizado para afrontar pagos de importaciones, vencimientos con FMI y con bonistas privados.
El vicepresidente de la autoridad monetaria, Vladimir Werning, incluyó la semana pasada el tema en su presentación del “Programa de Estabilización” en diferentes encuentros con inversores internacionales en el marco de las reuniones de primavera del Fondo y el Banco Mundial que se celebró en Washington.
Werning consignó en el documento que de los US$43.000 millones de reservas brutas que había hasta el 12 de octubre pasado, antes de las elecciones generales, se utilizaron casi US$5.000 millones del swap, se vendieron US$18.400 millones y US$19.600 millones respondían a deuda comercial por importaciones. Allí también precisó que las reservas netas se encontraban en US$4.100 millones negativas al pasado día 19.
En junio vencerá una parte del total de los fondos activados con China aunque no hubo precisiones sobre el monto de capital a pagar. Sin embargo, la idea es “refinanciar” los US$4.900 millones para quitarle presión a las reservas.
En el Gobierno argentino no hay intenciones de activar el segundo tramo por el equivalente a US$6.500 millones que había acordado políticamente la gestión de Alberto Fernández y que, finalmente, nunca había sido activado formalmente.
El último Staff Report del FMI correspondiente a la última revisión del caso argentino resumió las conversaciones entre el organismo y el equipo económico que comanda Caputo: “El swap activado (US$4.900 millones) se refinanciará en 2024, en consonancia con los esfuerzos en curso para asegurarlo”.
En junio se usaron US$900 millones para pagos a bonistas privados y US$1.000 millones para honrar compromisos con el FMI, una herramienta inaugurada por Massa ante las tensiones por los incumplimientos del país en las metas pactadas en el acuerdo y el retraso en los desembolsos.
El segundo tramo del swap, originalmente de US$5.000 millones, fue activado temporalmente para pagarle al organismo unos US$1.700 millones de los US$2.700 millones que vencían en julio. Cuando el Fondo giró los US$7.500 millones correspondiente a la quinta y sexta revisión conjunta, luego de la victoria en las PASO de Javier Milei el domingo 13 agosto y la devaluación de 20% que aplicó el BCRA el lunes posterior, esos fondos fueron devueltos al BPCh.
El swap tiene un carácter virtualmente secreto, ya que China nunca informa el contenido del acuerdo y obliga a sus contrapartes a seguir ese camino. Eso es lo que impide saber, por ejemplo, qué tasa de interés paga la Argentina. Mientras el swap no se activa, no genera costo alguno para las partes, es solamente un intercambio.
Cuando Argentina pide usar los yuanes, comienza a pagar intereses estimados en tres puntos porcentuales por encima de la tasa Shibor, un promedio de los bancos chinos. No obstante, nunca se informó oficialmente cuánto le cuesta a la Argentina financiarse con esos yuanes.
La llegada de Javier Milei a la Casa Rosada despertó dudas de cuál sería la relación con el gigante asiático, luego de que durante la campaña afirmara que no quería “hacer negocios con comunistas” al referirse a ese país. En una entrevista con Bloomberg el Presidente afirmó que no tiene la intención de “tocar” el swap de monedas.