viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Crisis terminal del liberalismo ante el avance de los pueblos organizados 

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Por Luis Esterlizi (*)

Liberalismo libertario vs. comunidad organizada

Actualmente la Argentina sufre la estrategia que geopolíticamente implementan los imperios que fenecen en el mundo, por medio del accionar del nuevo Gobierno Nacional -que inmerso en una crisis ética y moral- pretende conformar un modelo de gobernanza exclusivamente materialista y convertir a nuestro país en una colonia proveedora de materias primas y recursos estratégicos que serán manejados especulativamente por los sectores de la economía financiera mundial.

Al actual Presidente, entronizado en su ego como si fuese el Estado mismo, con total liviandad y a pocos días de su asunción, envía al Congreso de la Nación, donde debieran legislar los auténticos representantes del pueblo, un mega DNU y la denominada “ley ómnibus”, avanzando indiscriminadamente sobre derechos y representaciones no solo de trabajadores, jubilados y empleados públicos, sino también sobre el funcionamiento institucional de entidades intermedias y organizaciones del trabajo, la producción, las ciencias y tecnologías, etcétera.

Con dichas intervenciones, ajustes impositivos, liberación y aumentos de combustibles y servicios como así también cancelación o disminución de la coparticipación a las provincias, aumentos de sueldos y de jubilaciones por decretos, evidencian su total despreocupación claramente inhumana de quienes son víctimas de dichas políticas.

Ante tal descaro que no nos sorprende, son receptados y aceptados por los “auténticos representantes del pueblo”, cuando tales disposiciones son indiscutiblemente inconstitucionales por el solo hecho de otorgarle al Poder Ejecutivo la totalidad del poder público por uno, dos o cuatro años.

Paro y movilización popular del pasado día 24

El movimiento gremial organizado de todo el país, lanzó dicho paro con el claro propósito de exponer su disconformismo a tales medidas autocráticas y exigir al Congreso de la Nación la asunción definitiva de la representación del pueblo, rechazando dichas disposiciones dictatoriales. 

Sin embargo, al analizar dicha movilización que concentró a multitudes de argentinos que rebasaron ampliamente los cálculos del gobierno como de las mismas organizaciones gremiales, evidenciaron que se sumaron a la marcha, aparte de los trabajadores, miles de asociaciones y empresarios pymes, comerciantes, jubilados, etcétera.

Esto no sólo se concretó en la marcha al Congreso Nacional, sino también en muchas provincias con las multirrepresentaciones del trabajo, la producción, la educación, pymes, etcétera como en ciudades capitales y varias zonas turísticas haciendo sonar sus voces de protesta. 

Como parte del análisis que hacemos sobre la prepotencia de un Gobierno autoritario que impone sus decisiones y amenaza a la sociedad en su conjunto, comprobamos que aunque durante mucho tiempo estas movilizaciones eran realizadas por el Movimiento Obrero organizado, hoy se convirtieron en movilizaciones de gran parte del espectro institucional del pueblo organizado. 

Esto -en el fondo- es una clara señal de que los argentinos, sin una conducción estratégica han dado sus primeros pasos para poner en funcionamiento el verdadero sentido de la unidad e integración de todos los sectores que cumpliendo distintas misiones al servicio del pueblo, al ser amenazados por un poder fáctico o autocrático que cercena derechos y participación institucional, son obligados a demostrar su disconformidad, como lo hicieron ante las dictaduras militares.

Esta reacción, hizo que el gobierno abandonara totalmente su inflexibilidad y aprovechando la venalidad y estupidez que contiene cierta dirigencia enfrascada en su interés personal – salvo raras excepciones – constituye “la casta” y es permisible a cualquier tipo de negociación que salve las diferencias, en el “toma y daca”, un clásico entre los poderes del Estado. 

Por eso y aunque el Presidente sostiene que no admite ningún cambio, de seguro que aceptará sugerencias y concesiones, preservando los “atributos” y cambios estratégicos que le permitan proseguir su objetivo de máxima que es construir una sociedad de ciudadanos encorsetados en sus individualismos, totalmente desunidos y ajenos al destino o futuro del país. 

Dentro de este accionar, se conciben las amenazas a Gobernadores e intendentes, buscando resquebrajar las oposiciones a sus proyectos, que de alguna manera fueron asumidas ante la presión de una comunidad organizada y movilizada para la resistencia y la lucha, sumada a la situación de precariedad política, económica y social que hoy presenta Argentina. 

Aquí es donde se instala el segundo momento de esta clara confrontación, ya que este gobierno no usa ni el discernimiento, ni el consenso ni siquiera el diálogo o sugerencia alguna y solo se apoya en su absolutismo para la toma de decisiones, respaldándose en los votos que le dieron el mandato del pueblo, en las últimas elecciones presidenciales.

Segunda etapa en defensa del interés nacional

El armado de un proyecto político, económico y social, que sea coparticipado tanto en su concepción como en su implementación por la amplia mayoría del pueblo organizado, no es tarea sencilla ni fácilmente realizable, aunque muchas veces pone luz sobre las sombras, el claro accionar de una fuerza ajena que agrede, amenaza y les impone trabas a los sectores y entidades intermedias en su rol institucional de discernir y participar públicamente.

Esto instala el primer momento de la reacción popular ante la posibilidad de perder derechos y atribuciones conseguidas durante años de luchas. Pero cuando la acontecimientos se suceden por causas derivadas de una crisis terminal instalada por la decadencia de más de 40 años de gobiernos demoliberales, es imprescindible definir claramente cuál es el cambio que se persigue, ya que lo que existía anteriormente y lo que hoy se pretende imponer, no estuvieron ni están a favor del pueblo en su conjunto.

De allí que la propuesta del pueblo debe ser clara y precisa donde las falencias, corrupciones y privilegios que salpican a la dirigencia en general, deben desterrarse definitivamente y “separar la paja del trigo”, como primera instancia del cambio que se pretende. Y esto debe producirse tanto en el sector público como en el privado.

Esto forma parte de la revolución ética y moral que es imprescindible realizar en salvaguarda no solo de dirigentes sino de instituciones – tanto públicas como privadas – que ennoblecidas nuevamente deben superar los indignantes episodios de corrupción y clara desintonía con que muchos obraron anteriormente.

Por eso es fundamental recuperar las entidades intermedias por medio de dirigentes y conducciones que respondan primero a la Patria, luego al movimiento y por último a los hombres.

En segundo lugar, el objetivo es que estas organizaciones libres del pueblo, legalmente constituidas participen en la definición y ejecución de las políticas de estado, por ser partes fundantes de una Comunidad Organizada, donde sus actuaciones no deben estar sujetas a intereses o influencias partidarias, ya que deben responder a sus misiones específicas y permanentes al servicio de toda la sociedad. 

Por último, saber que un dirigente o una organización sectorial o social, trasciende en la medida que su esfuerzo confluye con las del conjunto social ya que nadie ni ningún sector puede realizarse en una sociedad que no se realice. 

Conclusiones

Nadie sabe cómo se desplegará este modelo de gobernanza cavernario y obsoleto que retrotrae al pueblo argentino a la época “esplendorosa” de las elites aristocráticas, bajo el predominio, las decisiones y el voto concentrado de minorías selectas, consolidando la injusticia social y el poder de las corporaciones liberales en el manejo de los recursos y riquezas del país.

Hoy la sociedad argentina defiende y proyecta un proceso de clara evolución social como el despertar de la conciencia nacional para la defensa de los recursos estratégicos, de la soberanía de sus mares, ríos y territorios como de su apreciado desarrollo tecnológico e industrial, por ser factores esenciales de un Proyecto Nacional.

Ello le permite sumarse con el total acompañamiento de su potencialidad material y capacidades humanas a la constitución de un universalismo que como nuevo orden mundial multilateral, integre y armonice la participación de las comunidades y Estados del mundo. 

(*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba

“En este marco de impotencia, el liberalismo solo atina a huir hacia adelante insistiendo y profundizando las causas de su propia crisis. Así en la adopción de un cortoplacismo extremo, se reemplazan las formas de acumulación económica basadas en un capitalismo productivo, por un capitalismo especulativo, vaciado de valores, que ha terminado por transformarse en parasitario de los pueblos y destructor de la naturaleza.

Por este mismo cortoplacismo, se busca garantizar una voraz concentración del poder en el presente, con el propósito de estar en mejores condiciones de resolver a su favor cuando se manifiesten los efectos negativos de las decisiones absurdas e irracionales de hoy”. 

(Extracto del documento final del Congreso de Filosofía y Metapolítica, sobre Comunidad Organizada – Agosto de 1999)

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