Columna de Opinión
Por Dra. Valeria El Haj
Hacer actividad física en verano, con la temperatura del aire elevada y la humedad, aumentan la temperatura corporal, generando al cuerpo un estrés adicional. Por ello, es importante tomar recaudos, de lo contrario aumenta el riesgo de enfermarse gravemente. Es muy importante remarcar que, si una persona decide hacer actividad física al aire libre, esté atenta a la temperatura corporal para reducir el riesgo de sufrir afecciones graves relacionadas con el calor, incluida la insolación, que se produce cuando la temperatura corporal es superior a 40 grados Celsius.
Durante las altas temperaturas, se pueden producir golpes de calor. Esto sucede cuando el cuerpo pierde agua y sales esenciales para su buen funcionamiento, por ese motivo es fundamental que las personas se mantengan hidratadas, con agua fresca o bebidas isotónicas además del agua, más aún cuando están realizando actividad física. Es necesario recurrir también a un espacio ventilado y fresco para que la temperatura del cuerpo se estabilice.
Si bien los signos y síntomas asociados al golpe de calor son variados, incluye:
- Sed intensa y sequedad en la boca.
- Sudoración excesiva.
- Sensación de calor sofocante (Temperatura mayor a 39º C).
- Piel seca.
- Agotamiento, cansancio o debilidad.
- Mareos, sensación de desmayo o vértigo.
- Calambres musculares.
- Agitación.
- Dolor de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos.
- Dolores de cabeza o sensación de latido u opresión.
- Hipotensión (Presión Baja)
- Alteraciones visuales (visión borrosa).
Recomendaciones a tener en cuenta a la hora de hacer actividad física:
- Informarse sobre las temperaturas: Estar atento a los pronósticos del tiempo y las alertas por calor.
- Aclimatarse: Si la persona acostumbra a hacer actividad física en espacios cerrados o en un clima más fresco, es necesario tomar con calma los primeros entrenamientos en ambientes con altas temperaturas. Adaptarse al calor puede llevar entre una y dos semanas. A medida que con el tiempo el cuerpo se va adaptando al calor, puede aumentar progresivamente la duración e intensidad de los entrenamientos.
- Conocer el estado físico: Si la persona no está en buen estado o si recién empieza a entrenar, es recomendable ser cuidadoso al ejercitarse con temperaturas altas. Es posible que el cuerpo tenga menor tolerancia al calor.
- Ingerir mucho líquido: La deshidratación es un factor clave en las enfermedades por calor. No esperar a tener sed para ingerir bebidas. Se recomienda beber mínimo dos litros de agua diario y evitar bebidas altas en azúcar, cafeína.
- Mejorar la alimentación: Aumentar el consumo de frutas y verduras frescas.
- Usar indumentaria adecuada: Las prendas livianas y holgadas permiten que el sudor se evapore y mantienen el cuerpo fresco. Evitar usar colores oscuros que absorban el calor. En lo posible, Colocarse un sombrero de color claro y ala ancha.
- Evitar el sol del mediodía: Hacer actividad física por la mañana o por la noche, cuando está más fresco en el exterior. De ser posible, entrenar en áreas con sombra.
- Colocarse protector solar: Una quemadura por el sol reduce la habilidad del cuerpo de enfriarse y aumenta el riesgo de contraer cáncer de piel.
- Comprender los riesgos médicos: Determinadas afecciones médicas o medicamentos aumentan el riesgo de contraer enfermedades relacionadas con el calor.
Es importante destacar que los niños y los adultos mayores deben tener un cuidado especial debido a que su capacidad para controlar la temperatura es distinta; a su vez, deben tener cierto recaudo, las personas que no realizan ejercicio físico con frecuencia y que quieren realizarlo durante el verano.
Es necesario que en épocas de elevadas temperaturas se tomen los cuidados necesarios con respecto a la actividad física, teniendo en cuenta que lo más importante es estar hidratados y no exigir el cuerpo. De esta manera, cuidamos nuestra salud y disfrutamos de la actividad sin complicaciones.
- Directora Médica Nacional de la Obra social del Personal de entidades deportivas y civiles (Ospedyc).