Luis Roberto Barroso aseguró ayer que esos hechos -ocurridos una semana después de la asunción del presidente Lula- contra las instituciones democráticas estuvieron motivados por una “animosidad artificialmente cultivada”
“En una especie de alucinación colectiva, miles de personas, aparentemente comunes y corrientes, inflamadas por falsedades, teorías de la conspiración, sentimientos antidemocráticos y resentimientos, se transformaron en criminales, aprendices de terroristas”, afirmó Luis Roberto Barroso, presidente del Tribunal Supremo de la República Federativa de Brasil.
En su discurso durante el acto “Democracia inquebrantable”, desarrollado en el Congreso de Brasil para conmemorar el primer aniversario del intento de golpe ocurrido a solo ocho días de la asunción del actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el 1 de enero de 2023, Barroso tildó de “falsos patriotas” y de “falsos religiosos” a los ejecutores de aquel ataque a las instituciones.
Según informó Europa Press, el titular del Tribunal Supremo Federal llamó, entonces, a “mantener viva la memoria de este episodio” de violencia en el que miles de simpatizantes del ex presidente Jair Bolsonaro irrumpieron violentamente en la plaza de los Tres Poderes.
Afirmó que Brasil todavía “está lleno de intolerancia, del poco respeto al resultado electoral, de violencia destructiva contra las instituciones” democráticas, en un escenario que, opinó, configura “un Brasil que no se parece a Brasil”.
Por ese motivo, defendió la necesidad de “una verdadera pacificación de la sociedad en la que personas que piensan diferente puedan sentarse en una misma mesa y conversar, con respeto y consideración, sin ofensas ni descalificaciones”.
Además, Barroso recordó que la “crítica a las instituciones debe existir para el buen funcionamiento de la vida democrática, si bien no se puede confundir con la agresión o la violencia física que ocurrió aquellos días”.
Lula pidió un castigo ejemplar
El presidente Lula reclamó ayer un “castigo ejemplar” para quienes “financiaron, planearon y ejecutaron el intento de golpe” expresado en los ataques a las sedes de los poderes públicos del 8 de enero de 2023, perpetrados por seguidores del ex mandatario Jair Bolsonaro. “No hay perdón para quien ataca la democracia”, manifestó y prosiguió: “No hay perdón para quienes atacan la democracia, su país y su propio pueblo; el perdón sonaría como impunidad, y la impunidad, como conducto salvado para nuevos actos terroristas”, enfatizó Lula durante el mencionado acto, que se desarrolló en el Congreso nacional, que conmemoró el primer aniversario del asalto a la sede de los poderes en Brasilia y reunió a Lula con Barroso y el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco.
Lula también reconoció la “valentía” de parlamentarios, gobernadores, ministros del STF y “militares legalistas” durante aquellos ataques a las instituciones democráticas de Brasil que permiten celebrar “la victoria de la democracia sobre el autoritarismo”.
El acto en el Congreso estuvo marcado por la ausencia de los principales aliados de Bolsonaro, sobre todo porque el ex presidente es uno de los investigados por la Fiscalía General como uno de los instigadores del asalto, considerado una réplica de la invasión al Capitolio realizada por seguidores de Donald Trump en Estados Unidos dos años antes.
No estuvieron los gobernadores Tarcísio de Freitas (San Pablo), Cláudio Castro (Río de Janeiro), Romeu Zema (Minas Gerais) e Ibaneis Rocha (Distrito Federal), aliados de Bolsonaro.
De la ceremonia participaron, además de todos los ministros del gobierno, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, y el fiscal General de la República, Paulo Gonet Branco, entre otros.
También estaba prevista la presencia del presidente de la Cámara de Diputados, Arturo Lira, del conservador Partido Progresistas (PP), pero éste alegó tener un familiar con un problema de salud y no acudió al encuentro.
Lula dedicó un párrafo de su discurso para agradecer también a los integrantes de las fuerzas de seguridad, especialmente en el Congreso, “que, incluso siendo minoría, se negaron a sumarse al golpe y arriesgaron sus vidas en el cumplimiento del deber”.
El acto se llevó a cabo en medio de un fuerte operativo de seguridad en los alrededores de la sede de la plaza de los Tres Poderes; el acceso a los edificios estuvo vedado.
Las fuerzas de seguridad locales del Distrito Federal, la policía del Congreso y de la Corte Suprema, así como la Policía Federal y la Policía Federal de Carreteras actuaron en conjunto.
Además de Lula hablaron las principales autoridades de los tres poderes de la República.
En su discurso, el titular del STF llamó a “mantener viva la memoria de este episodio” de violencia en el que miles de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro irrumpieron violentamente en la plaza de los Tres Poderes, según la agencia de noticias Europa Press.
Barroso recordó además que la “crítica a las instituciones debe existir para el buen funcionamiento de la vida democrática, si bien no se puede confundir con la agresión o la violencia física que ocurrió aquellos días”.
Moraes, a su turno, afirmó que el STF seguirá investigando y responsabilizando a los responsables de los actos golpistas del 8 de enero del año pasado, porque “no se puede confundir paz y unidad con impunidad” .
También defendió la regulación de las redes sociales y la lucha contra la desinformación, a la que catalogó como un instrumento de “corrosión” de la democracia .
Evaluó que el intento de golpe contra Lula, califica como un “día de la infamia”, que, analizó, estuvo precedido de años de ataques a las instituciones de Brasil y a sus miembros.
Más temprano, Lula había instado a la sociedad civil a “no olvidar” la intentona golpista.
“Un grupo de irresponsables decidió intentar un golpe de estado en este país, y el 8 de enero significa que de ahora en adelante no permitiremos que la sociedad lo olvide para garantizar la democracia”, dijo Lula en un video que publicó esta mañana en las redes sociales.
“Que gritemos alto y claro todos los días: ‘libertad, libertad, extiende tus alas’ y viva la democracia”, añadió el líder progresista, citando un pasaje del himno de la Proclamación de la República, según la agencia ANSA.
Las investigaciones del 8 de enero de 2023 “no deben terminar hasta que se identifique a los financistas del intento de golpe”, amplió Lula.
“No podemos detener la investigación hasta descubrir quién financió (esos actos), porque no fueron gratuitos. Hubo gente que los financió”, afirmó además el mandatario en un documental titulado “8/1: La democracia resiste” producido por GloboNews y estrenado anoche durante el programa de TV Fantástico.
A un año de los hechos, 65 personas permanecen en prisión preventiva sin haber sido juzgadas por el STF, en tanto que otras ocho ya fueron condenadas.
Según el STF, 1.430 personas fueron detenidas por los hechos contra las instituciones del país en 2023.
En tanto, el ministro de Defensa brasileño, José Múcio Monteiro, sostuvo que las Fuerzas Armadas “no querían el golpe” del 8 de enero de 2023, cuando partidarios radicales del expresidente Bolsonaro invadieron y robaron sede institucional en Brasilia.
Pese a algunos soldados “indisciplinados”, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea no quisieron unirse a un movimiento golpista, dijo el ministro a CNN Brasil.
“En ningún momento se mencionó la hipótesis. Hubo un gran sentimiento de cohesión. Todos los comandantes estaban allí esa noche (8 de enero)”, agregó Múcio.
La Justicia consideró el hecho el “más brutal ataque a la democracia” brasileña desde el golpe militar de 1964.
Bolsonaro, a quien la justicia investiga como supuesto “mentor intelectual” de ese movimiento, tampoco reconoció su derrota en las urnas y un día antes de la investidura de Lula viajó a Estados Unidos con el único objetivo de no entregarle el poder al líder progresista, quien asumió con un fuerte apoyo popular.