Por Diego Dequino *
La salida de Martín Guzmán como ministro ocurrió porque su diagnóstico y sus recetas no convencían a la coalición de gobierno. El hábil ministro Sergio Massa rechazó diagnóstico y recetas, pasando a ocuparse exclusivamente de los síntomas de los problemas macroeconómicos argentinos.
Pero el cambio de política económica en 2022 comenzó poco antes de la salida de Guzmán, cuando se puso el cepo a las divisas del Banco Central para los importadores. Allí el Gobierno reconoció que el tipo de cambio estaba atrasado estructuralmente.
Desde el inicio de la pandemia, el dólar oficial creció 160%. La inflación, dólar blue y CCL crecieron 270% aproximadamente. El tipo de cambio de conversión -equilibrio de corto plazo-, 380%. Los pasivos remunerados del Banco Central (leliq y pases), 600%.
Mientras, las reservas brutas cayeron 15% y nunca se recompusieron, incluso con récord de saldo de balanza comercial y liquidaciones extraordinarias de saldos exportables.
En la gestión de Massa vemos medidas heterodoxas y coyunturales, que logran mover la rueda de la agenda circular de la economía argentina: emisión de pesos muy por encima de la demanda, reservas que no se recuperan con dólar desalineado, inflación descalibrada que acelera.
Subastas
Las medidas económicas de estos cuatro meses parecen escritas en pizarrones de subastas semanales. Canje de deuda en pesos, dos veces en cuatro meses. Gotear créditos del BID y de la CAF. Gotear viejos créditos de infraestructura y cambiar el swap de monedas con China. Precios de oportunidad para el dólar: soja I, soja II, Qatar. Precios, algunos, que se acuerdan por pocos meses. Nuevo proyecto de blanqueo de capitales como consecuencia de un acuerdo de intercambio de información con un país, Estados Unidos.
Las arcas públicas no sufren por los vencimientos porque se obliga al Banco Central a orientar todos los pesos al Tesoro y se sostiene el acuerdo con el FMI a sólo nueve meses de su firma, mientras los privados sin crédito a la vista.
La economía real se enfría desde mayo/junio. Luego, el cepo a las importaciones comenzó a golpear de forma rotativa a los sectores económicos.
La ruleta de la desgracia económica comenzó a girar para ir dañando de manera selectiva, todo indica que su aceleración producirá un daño consolidado mayor.
En los últimos cuatro meses se aceleró la huida del peso por parte de los agentes, la calidad de nuestra moneda se deterioró a un ritmo de uno por ciento cada 10 días.
El año próximo la política económica será subsidiaria del proceso electoral; los sectores de ingresos fijos tendrán una garantía de salvavidas económico mensual porque la política necesita penetrar su adhesión.
Estado
Los sectores económicos del propio Estado -cajas con autonomía diversas, empresas públicas-, los privados -empresas, bancos, fondos, cooperativas- y los corporativos -gremios, cámaras, mutuales- serán los que tensen la cuerda tratando de sufrir el menor daño posible en un contexto de muy alta inflación, en el que rezagarse o adelantarse un mes puede hacer la diferencia económica de todo el año.
(*) Economista.